Es docente de literatura y desde hace un tiempo se dedica a transitar el universo borgiano a través de memes, en lo que ha convertido como una de las lecturas más novedosas de la narrativa de Jorge Luis Borges. Se llama Alfredo de Jorge, y el apellido, en este caso, no parece casual. Lo encuentran en Instagram con el usuario: @memesborgeanos.
Si para Borges todo era material para la narración, para Alfredo todo es memeable. Un libro, una película, una noticia: todo puede ser intervenido y atravesado por un meme que refiera a Tlön, el Aleph, la poesía, la vida de Borges.
Es muy probable —casi seguro— que el propio Borges estaría encantado con esta idea. Seguramente su pudor no le permitiría disfrutarlo, pero reconocería en la inventiva de Alfredo la reescritura, la parodia y el homenaje —sus grandes movimientos característicos— combinados en imágenes que tienen destino viral.
“Más allá de que sea mi autor preferido”, dice Alfredo de Jorge, “lo elegí porque la obra de Borges es evidentemente memética”.
—¿Por qué?
—Lo que él hace es tomar la historia de la literatura y reescribirla, reformularla, tomar pequeñas cosas, transformarlas: eso es la idea del meme. El meme es una porción de información que pasa de un cerebro a otro, por decirlo de alguna manera, y va sufriendo modificaciones en cada uno de esos traspasos. Borges hace eso con la literatura de Homero, con la de Dante, con la de Shakespeare, con el Martín Fierro. A veces a contrapelo de las lecturas que se habían hecho de esas obras. Eso es un meme. Es agarrar algo, transformarlo, modificarlo, transmitirlo. Ponerlo en diálogo nuevamente, reactualizarlo.
—A principios de los 90 se decía que Borges se había anticipado a internet. ¿Hoy podemos decir que se anticipó a los memes?
—Sin dudas. La palabra “meme” ya existía; viene de El gen egoísta, de Richard Dawking. Y cuando empezó a hacerse popular este fenómeno de pasarnos chistes o pequeñas imágenes a través de WhatsApp, de mails, de internet, de las redes sociales, nos dimos cuenta de que eso era meme. Como decía antes, el meme es una unidad de información que se pasa de una persona y va a sufriendo cambios. Y así como el gen sufre mutaciones aleatorias, el meme va sufriendo mutaciones intencionales.
—¿Cómo pensás los memes de Borges?
—No los pienso, me van surgiendo. Muchos aparecen por la relectura constante. Estoy leyendo algo y digo: “Esto es un meme”. A veces se hace viral un template, un meme determinado, y digo: “Esto puede hacerse borgiano”. Que no es simplemente agarrar la carita de Borges y ponérsela al personaje en cuestión: hay un trabajo de refinamiento, de qué decir exactamente, de cómo decirlo.
—La parodia puede ser un género que homenajea mucho más que cualquier otro. Habla de un gran conocimiento de la obra original. Esto en el caso de quien hace el meme, pero ¿el que lo recibe tiene que saber tanto de Borges?
—La parodia es una forma de homenaje: Cervantes parodia los libros de caballería porque los ama y los conoce profundamente. Cuanto más conocés algo, más podés parodiarlo. Pero hay gente que no lo capta. Ven un meme y dicen: “Qué falta de respeto, cómo vas a hacer esto con Borges”. Sí, a veces cuesta decodificarlo. Hay quienes lo captan y lo celebran y se divierten y lo comparten. Y hay quienes no lo llegan a decodificar. En un meme intervienen montones de habilidades digitales y culturales; no solo para la creación, sino para la recepción. Hay que estar alfabetizado en la cultura meme para poder entenderlo. Sobre todo, porque hay categorías muy estancas del pensamiento que dicen que Borges es la alta cultura y si lo mezclás con algo popular que pertenece a otra categoría estética —algo bajo, vulgar, ridículo, feo, kitsch— a alguna gente le explota el cerebro.
—Pero la alta cultura de Borges también es falaz, porque mezclaba a autores eruditos con otros populares.
—Por eso digo que son categorías estancas. Está bien que existan, porque las inventamos para entender. Nos ayudan a decodificarlo. Pero justamente Borges es el que lee el Martín Fierro, que es cultura popular o letrada pero que se sirve de lo popular, y rompe la barrera, mezcla géneros, se mete con autores que en su país de origen nadie leía.
—¿Se puede memear a todos los escritores? En todo caso: ¿qué necesitás tener para convertir a un autor ene meme?
—Yo creo que sí se puede, pero Borges es el que más se presta porque tiene muchas capas de lecturas. Aparte, se pronunció sobre una cantidad de temas. No escribía solamente sobre laberintos y espejos. Se pronunció sobre casi todos los elementos de la cultura. Y su vida, que por momentos es triste y hasta trágica, también tiene un montón de elementos para memear.
—¿Qué te da el meme para contar la literatura de Borges?
—Está bueno el formato meme porque reactualiza el código escrito. Te vincula con las nuevas generaciones, con los nuevos modos de entender la realidad y los textos. No estás bajándolo a Borges. Estás reescribiéndolo, reconectándolo, releyéndolo. Es un fenómeno del cual él estaría orgulloso.
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