El gobierno porteño prohibió el lenguaje inclusivo en las escuelas, puntualmente aquellas expresiones que incluyen la “e”, la “x” o el “@” como “chiques”, “bienvenidxs” o “alumn@s”. Lo hizo a través de una resolución que acaba de llegar a los colegios y que empieza a regir desde hoy mismo, aunque reconocen que será un proceso gradual hasta que se refleje en su totalidad.
Según supo Infobae, la medida alcanza tanto a las escuelas públicas como a las privadas de la Ciudad y a los tres niveles obligatorios (inicial, primaria y secundaria). “Establézcase que en el ejercicio de sus funciones, los/as docentes deberán desarrollar las actividades de enseñanza y realizar las comunicaciones institucionales de conformidad con las reglas del idioma español, sus normas gramaticales y los lineamientos oficiales para su enseñanza”, ordena la norma.
De acuerdo a lo que explicaron, la resolución apunta a eliminar todas las barreras y distorsiones del lenguaje tanto en la enseñanza de parte de los docentes, como en las comunicaciones formales con las familias y en los carteles que se encuentran en el establecimiento. En concreto, todas las expresiones con la “e”, la “x” y el “@” quedan prohibidas más allá de en diálogos informales como en los recreos o en las salas de profesores.
“Sabemos que el lenguaje va mutando y no somos ajenos a eso, pero ese tipo de distorsiones generan dificultad para aprender las reglas gramaticales y básicas de la lengua. Es algo que venimos trabajando con especialistas y si bien no hay evidencia porque aún todo es muy nuevo, coincidimos en que va en contra del aprendizaje. Nosotros tenemos la obligación de enseñar el uso correcto de la lengua. Después los chicos son personas libres y pueden adecuarlo como crean conveniente”, señaló Soledad Acuña, ministra de Educación porteña.
La semana pasada, la cartera educativa presentó los resultados de dos evaluaciones -FEPBA y TESBA- que se tomaron en séptimo grado y tercer año. Los resultados no fueron buenos, en especial en comprensión de textos, área en la que se produjo un retroceso de casi 4 años. La regulación del lenguaje inclusivo, dicen, se enmarca dentro de un paquete de medidas para mejorar la alfabetización y comprensión de los chicos, entre los que destacan la extensión del calendario escolar, el cambio en el método de enseñanza de lengua y un nuevo plan de fluidez lectora.
Para Acuña, la presencia del lenguaje inclusivo en las escuelas no es marginal. Al contrario asegura que está cada vez más presente, en especial en los carteles que se despliegan en los colegios y considera “ambientes alfabetizadores que, en lugar de reforzar la adquisición del lenguaje, generan confusión”.
Dentro de los fundamentos de la resolución, citan a la Academia Argentina de Letras que recomienda que se “preserve la enseñanza de la lengua en todos los niveles educativos si se desea que los alumnos escriban con cierta fluidez y corrección y, sobre todo, comprendan lo que lean y escriban”. Del mismo modo, la Real Academia Española sostiene que las expresiones inclusivas son ajenas a la “morfología del idioma”.
De la mano con la norma, el ministerio distribuyó entre las escuelas una guía destinada a cada nivel para que los docentes y directivos tengan un marco de referencia a la hora de trabajar la inclusión desde el lenguaje. Allí recomiendan, por ejemplo, que en vez de “chiques” se diga “los chicos y las chicas” o referirse a “las familias” en lugar de “los padres”.
Ante la consulta sobre cómo controlarán la aplicación de la medida, la ministra dijo que “no habrá una caza de brujas”, que apostarán al compromiso de supervisores, directivos y docentes para que paulatinamente los grafemas como la “e”, la “x” o el “@” dejen de aparecer en el aula y en las comunicaciones con las familias.
Hasta el momento, ninguna jurisdicción de la Argentina había regulado el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas. A nivel internacional, sí se cuentan dos experiencias. Uruguay, a través de una circular para todas las escuelas del país, dispuso que las expresiones inclusivas siempre se deben ajustar a las reglas del idioma español. Francia, por su parte, desaconsejó el uso de la llamada escritura inclusiva ya que “constituye un obstáculo para la lectura y la comprensión de la palabra escrita”.
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