En los primeros días de abril, el Gobierno sorprendió al anunciar que todas las primarias públicas del país pasarían a tener una hora extra de clase. La proyección oficial era que desde el inicio de mayo las distintas provincias ya iban a haber al menos comenzado con la implementación de la medida. Sin embargo, ya a fin de mes la realidad es otra. Tan solo hubo un anuncio de extensión de jornada.
Ayer la provincia de Buenos Aires informó que 100 escuelas pasarán a tener jornada completa. Alrededor de 20 mil estudiantes asistirán 8 horas diarias en lugar de 4. Si bien no se emparenta del todo con la hora extra anunciada a nivel nacional, el director general de Cultura y Educación bonaerense, Alberto Sileoni, dijo que se enmarca dentro de la propuesta del ministro Jaime Perczyk.
Según supo Infobae, la medida involucra a primarias de distintos partidos de la provincia, representativas del universo total: urbanas, rurales, del Conurbano y del interior. “Son de doble jornada a partir de la firma de la resolución. Luego el proceso de implementación lleva un tiempo por la organización institucional y la designación de insumos y personal. Eso depende de cada institución. La dirección de primaria va a estar acompañando ese proceso”, aclararon en la cartera.
Por su parte, Sileoni expresó: “Compartimos la alegría de estas comunidades, porque si los chicos están más tiempo en la escuela es mejor para ellos, construyen una mejor infancia. En estos días estamos concretando el pase a jornada completa de 26 escuelas, y tras el receso de invierno serán más de 100 en toda la Provincia”.
El ministro señaló que se trata solo de un primer paso hacia la ampliación del tiempo en la escuela. En la Provincia, aseguró, barajan diferentes opciones: la jornada completa de 8 horas, la jornada extendida de 6 horas y, por último, la hora adicional en escuelas de jornada simple, tal como planteó el gobierno nacional ante la imposibilidad de extender la jornada por falta de infraestructura. “Iremos analizando la medida más adecuada para cada escuela”, precisó.
La propuesta que había anunciado Perczyk en abril buscaba reforzar los aprendizajes en lengua y matemática, y alcanzaba a las 10 mil primarias públicas que no tienen jornada completa ni extendida, lo cual representa al 86% de la matrícula estatal. De todo ese amplio abanico, tan solo 100 escuelas bonaerenses iniciaron el proceso de sumar tiempo de clase.
En la letra chica del anuncio, la cartera nacional se iba a hacer cargo del 80% del plus salarial que percibirían los docentes por la hora extra. Una inversión cercana a los 18 mil millones de pesos para pagar un 25% más en los salarios. La otra parte correría por cuenta de las jurisdicciones.
Sin embargo, el avance de las provincias en la instrumentación de la medida fue más lento de lo previsto. “Por ahora no hubo ningún anuncio oficial más allá del de la provincia de Buenos Aires, pero estamos trabajando en todas las jurisdicciones. Hay varios ministerios que están avanzados y lo más probable es que después de las vacaciones de invierno empiece la mayoría”, aseguraron en el Palacio Sarmiento.
Después de conocerse la noticia, cuando Perczyk planteó el tema en el Consejo Federal de Educación recibió menos apoyo de lo que creía de parte de los ministros provinciales. Muchos de ellos aún hoy dudan de la viabilidad de la medida por diversos motivos: razones de organización escolar y familiar, de legislación laboral y de rechazo de los gremios, que ni bien se anunció la medida se opusieron y luego acordaron integrar una mesa para evaluar su aplicación.
Las tres alternativas que había ofrecido el ministro nacional implicaban, por un lado, sumar una hora al ingreso de cada turno; por otro, sumar una hora a la salida; y -la más difícil- mantener las cuatro horas de clase en la semana pero agregar una jornada los sábados. Pasados dos meses, ninguna de las opciones termina de convencer y la medida se encuentra empantanada.
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