Entrega de libros escolares: el Gobierno busca reactivar la política tras 10 años sin continuidad

Según un nuevo informe, hubo fuertes vaivenes en la provisión de material en la última década. En 2022 repartirán más de 8 millones de ejemplares

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Los chicos de primarias públicas recibieron libros de matemática y lengua
Los chicos de primarias públicas recibieron libros de matemática y lengua

En los últimos diez años, la entrega de libros escolares por parte del gobierno nacional estuvo signada por la volatilidad. Por sus vaivenes, no se logró consolidar como una política de Estado. Desde 2022, no obstante, el Gobierno se propuso reactivar la distribución de libros en primaria, con un número de ejemplares cercano al mayor registro de la década.

El año pasado, con las escuelas volviéndose a abrir, el Estado nacional repartió 2.5 millones de libros en las escuelas. La cifra supuso un aumento respecto a 2019 y 2020, pero no alcanzó a arrimarse a las cifras más altas que se dieron entre 2011 y 2015.

Los datos surgen de un nuevo informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Javier Curcio (UBA y CONICET), Martín Nistal y Víctor Volman (Observatorio). El documento analiza los recursos asignados a la distribución de libros escolares por parte del Estado nacional en Argentina en los últimos 10 años, utilizando la información disponible en la plataforma de datos abiertos del Ministerio de Economía.

infobae
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La serie histórica muestra una retracción considerable durante los dos últimos años del gobierno de Mauricio Macri. En 2020, a su vez, con las escuelas cerradas, no hubo entrega de libros a los estudiantes. Para 2022, el Gobierno repartirá 8.247.321 ejemplares, lo que lo acerca al récord de 2014 (9.8 millones).

“La mayoría de las jurisdicciones ya completaron la entrega. Quedan algunas escuelas rurales o de difícil acceso por completar los esquemas. El proceso está iniciado y avanzado en todo el territorio nacional”, precisaron a Infobae desde el Ministerio de Educación.

Según lo que muestra el informe, el presupuesto destinado a la provisión de libros escolares fue inestable en los últimos 10 años. Creció de 2011 a 2015, cuando alcanzó un pico de 4.292 millones de pesos. Los años de menor inversión en este rubro fueron 2020 (cuando no se destinaron recursos) y 2019 (con apenas 380 millones de pesos). En 2021 se invirtieron 3.436 millones de pesos: 9 veces más que lo gastado en 2019. Todos los valores están expresados en pesos constantes de 2021.

Al respecto, Javier Curcio, coautor del estudio, destacó: “La pandemia evidenció la necesidad de incrementar las tecnologías y materiales pedagógicos para fortalecer los procesos de enseñanza-aprendizaje en la sociedad del conocimiento en la que transitamos”. En ese marco, según el autor “es imprescindible proteger las partidas presupuestarias y sostener las inversiones en estos rubros, orientando las decisiones especialmente en los contextos de crisis”. “Es muy importante que el gobierno nacional participe en la distribución de materiales pedagógicos a las escuelas para reducir las inequidades territoriales y fortalecer la inclusión educativa de calidad”, consideró.

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Para el ciclo lectivo 2022, el Gobierno prevé una inversión de $6.180.005.656. Entregaron libros de texto en lo que llaman modalidad uno a uno, es decir, que cada estudiante puede llevarse el ejemplar a su casa. Los libros cubren principalmente matemática y prácticas de lenguaje, pero también integra otras materias seleccionadas por cada provincia.

Según las cifras oficiales, en total este año se distribuirán 8.247.321 ejemplares con 156 títulos diferentes, que tendrán como destinatarios 3.577.464 de estudiantes, que asisten a 18.849 escuelas primarias públicas, privadas de cuota cero y privadas de oferta única. Además contempla la entrega de los mismos libros a cada docente.

“El objetivo del programa de distribución de libros en escuelas de todo el país se centra en la reducción de la brecha de acceso a este bien simbólico en niños, niñas y adolescentes. El presente informe muestra con claridad los vaivenes y discontinuidades de su ejecución, tanto financiera como física, según los distintos gobiernos de turno. Frente a esto, es imperioso que la provisión de libros de texto y literatura se institucionalice en una política de Estado, para que su democratización no quede librada a la buena voluntad de un ministro de Educación pasajero”, afirmó Damián Fresolone, editor y diplomado en Políticas Editoriales.

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