Cristina Pérez y el “milagro” de la lectura: “Los libros me sostuvieron, me hicieron ser quien soy”

La periodista y autora de “La dama oscura” estuvo en el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro y habló de la pasión de la lectura y de cómo la acompañó en las decisiones que tomó a lo largo de la vida

Cristina Pérez no es sólo una apasionada de su oficio como periodista, sino también una lectora voraz. Ese amor por las lecturas se expresa también en su última novela, La dama oscura (Penguin Random House), donde indaga en la vida de Emilia Bassano: la mujer que Shakespeare amó en secreto.

“Ante todo me pone feliz hablar de libros, sobre todo porque una a veces habla de lo que debe, de lo que otros espera que hable, habla de lo que es necesario hablar. Pero a veces no hay tiempo para hablar de lo que uno ama, de lo que uno querría hablar con todos, todo el tiempo. De lo que lo hace feliz”, comenzó celebrando Cristina Perez su paso por la Feria del Libro en el auditorio de Ticmas, y en diálogo con Patricio Zunini.

Y agregó: “A mí los libros me sostuvieron en mi vida, me hicieron ser quien soy. Me hicieron, sin importar donde me había tocado nacer, que pudiera escalar hacia los lugares de mis sueños”. Además, aseguró que los libros funcionan como un espacio de esperanza y de reflexión en su hogar, y que fueron clave cuando estuvo recuperándose de un accidente.

Cristina Pérez compartió sus lecturas y pasiones en el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro

Los libros y las decisiones que “nos escriben”

Cristina Peréz aseguró que los autores que la atraviesan son Jorge Luis Borges y William Shakespeare, a quienes descubrió en la adolescencia, después de una crisis personal que hizo que dejara el colegio católico en el que estudiaba y siguiera en uno público. “Era un colegio a la tarde, y entonces yo me encontraba con chicas que estaban repitiendo o que eran mamás solteras”, dijo y celebró haber llegado a ser abanderada en quinto año por sus logros educativos y no —como pasaba en el colegio católico— porque le contaban “a cuántas misas iba”.

“En este colegio nacional”, dijo, “tuve mi primer encuentro con Borges. Con un texto difícil, que era Pierre Menard. Tenía una profesora de literatura que nos lo enseñaba a las chicas, que teníamos realidades distintas. Y a mí, ese cuento me mostró que podía haber infinitas dimensiones y me generó asombro intelectual”.

Cristina Pérez habló ante un auditorio colmado

Leer abre puertas

Cristina llegó a Buenos Aires a los 19 años desde Tucumán. Y fue Alejandro Romay quien le dio una oportunidad en los medios locales. “Romay era un gran lector. Creo que Romay me dio trabajo porque le gustó cómo hablaba. Y yo no hubiera hablado como hablaba a los dieciocho si no hubiera sido un ratón de biblioteca”, aseguró.

Creo que Romay me dio trabajo porque le gustó cómo hablaba. Y yo no hubiera hablado como hablaba a los dieciocho si no hubiera sido un ratón de biblioteca

Además de leer poesía desde pequeña, Pérez confesó su amor por los clásicos, aunque no pierde de vista a los autores contemporáneos. Por ejemplo, en la Feria del Libro le tocó entrevistar a John Katzenbach por su libro El club de los psicópatas (Penguin Random House). La lectura de este thriller, dijo, la hizo reflexionar sobre la condición humana y la necesidad de mostrar el miedo y lo oscuro en sus ficciones.

Acá está el milagro de los libros”, dijo. Y agregó: “Los libros nos hacen mirarnos en un espejo, y esto que exactamente estoy diciendo es lo que me fascinó de Shakespeare. Porque Shakespeare inventó algo fascinante, que es un artefacto que es el monólogo interior: lo que estaba haciendo Shakespeare era inventar la conciencia”.

Cristina Pérez

Por qué leer a los clásicos

“Los clásicos son los libros que han trascendido a su tiempo, y la pregunta es por qué. Los clásicos tienen la virtud de hablarnos para el hoy, aunque sean volúmenes de hace mil años”, reflexionó Pérez, y aseguró que funciona como un viaje en el tiempo: “El libro nos muestra una visión de la vida con circunstancias totalmente distintas a las de nosotros. O sea que estamos rompiendo el paradigma de la mortalidad. Estamos dialogando en el tiempo”.

El hecho humano que nos hace a todos distintos es este: producimos símbolos que son palabras, que nos comunicamos entre nosotros y que somos cuando las llevamos adelante en forma de acciones

Y observó: “Los clásicos tienen el poder de permanecer. Claramente nos están hablando de la esencia humana de una manera que quizás se nos escapa y que no podemos entender. Nuestra especie tiene la capacidad única, de entre todos los que habitan la Tierra, de poder comunicarse con palabras. El hecho humano que nos hace a todos distintos es este: producimos símbolos que son palabras, que nos comunicamos entre nosotros y que somos cuando las llevamos adelante en forma de acciones”.

Cristina Pérez en el auditorio de Ticmas junto a Patricio Zunini

Hábitos de lectura y recomendaciones

Cristina contó que a veces lee en voz alta y en conjunto con su pareja Luis Petri y que “Hasta hace tres meses leía a la noche, pero ahora, con la radio, leo cuando puedo. Me pongo mucha disciplina para acostarme a las 12 porque me levanto a las seis. La radio a la mañana me cambió todos los horarios”. Además aseguró que no tiene todo el tiempo que quisiera para leer.

A la hora de recomendar qué leer, Cristina Pérez mencionó su pasión por los haikus y pidió no dejar de lado la poesía.

“De los libros que yo recomendaría leer sí o sí, uno es El Corazón de las Tinieblas, de Joseph Conrad, que es el libro en el que se basó la película Apocalipsis Now. Otro libro que me parece de esos que te conmueven intelectualmente, yo lo leí en tres días, es El nombre de la rosa, de Umberto Eco, que es un libro sobre la libertad de reír. Un libro que quiero mucho, no está entre sus obras cumbres, pero para mí es un libro luminoso —resplandeciente diría— se llama El verano, de Albert Camus. Hamlet no es un libro, pero también. Y después Borges es muy difícil elegir. No me gusta elegir un libro, y me gusta elegir algo difícil, pero porque yo siempre recomiendo no tenerle miedo a las lecturas difíciles. Uno le escapa a los clásicos porque son difíciles. Pero un clásico te deja siempre un diamante. En este sentido hay un cuento que se llama “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius“ que para mí, es donde Borges inventa internet”.

Y agregó: “Creo que la ceguera le dio a Borges alas, además de sufrimiento. Dicen que él se dio cuenta que no veía mientras iba leyendo La Divina Comedia″.

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