De cada 100 chicos que empiezan primer grado en la Argentina, solo 53 están cursando el último año de la secundaria 12 años después, en el tiempo teórico. A ese dato, ya de por sí preocupante pero conocido, se le suma una nuevo que enciende aún más alarmas: solo el 16% termina la escuela a tiempo y con los conocimientos necesarios en las dos materiales principales, lengua y matemática.
Los datos surgen de un nuevo informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Irene Kit, Sergio España (Asociación Civil Educación para Todos), Gabriela Catri, Martín Nistal y Víctor Volman (Observatorio). El documento cruza dos variables que hasta el momento no se habían combinado: la trayectoria de los chicos que entraron a la escuela en 2009 y los resultados de las últimas pruebas Aprender.
“El número final de esos 16 estudiantes de cada 100 es un dato de referencia que recién ahora, con series largas, se puede calcular”, explicó a Infobae Irene Kit, una de las autoras del estudio. La especialista agregó que el indicador no fue del todo sorprendente ya que al buscar niveles de aprendizaje satisfactorios en ambas materias, iban a estar “muy limitados” por el bajo dominio en matemática.
“Argentina tiene como enorme deuda pendiente con sus estudiantes la enseñanza de matemática. Esos débiles conocimientos, hoy en día, son limitantes del ejercicio de la ciudadanía, las definiciones sobre qué estudiar o en qué trabajar, y en general, la confianza en las propias capacidades de aprender”, agregó.
Las diferencias entre provincias son notorias, aunque en todas se exhiben déficits de aprendizajes severos. Los porcentajes más altos de chicos que terminan la escuela a tiempo y que muestran desempeños satisfactorios o avanzados se registran en la Ciudad de Buenos Aires (33%), Córdoba (24%) y Tierra del Fuego (21%).
En el otro extremo, hay varias provincias donde menos del 10% de los estudiantes lo logran: San Juan (8%), Catamarca (7%), Corrientes (7%), Misiones (6%), Chaco (5%), Formosa (5%) y Santiago del Estero (5%).
“Que solo 16 estudiantes de 100 alcancen a culminar su escolaridad en el tiempo teórico y con los saberes esperados encierra problemas profundos hasta ahora no asumidos. Afrontar una mejora en la calidad y en la inclusión requerirá, entre otros aspectos, centrar la formación docente inicial y continua en torno a prioridades, un pasaje de una educación basada solo en contenidos hacia una educación que en base a contenidos promueva capacidades y competencias, y prácticas de enseñanza y evaluación formativa que habiliten un acompañamiento real y efectivo de las trayectorias educativas”, planteó Elena Duro, secretaria de Evaluación Educativa durante la presidencia de Mauricio Macri.
El salto traumático al secundario
El informe muestra que el pico de matrícula se registra al comienzo de la secundaria, entre primer y segundo año con 800 mil alumnos inscriptos en cada curso. Desde allí empieza un desgranamiento que se profundiza año a año. Dentro del nivel, un 25% de los alumnos tiene sobreedad, es decir más años de los que debería para el año que está cursando.
En el grado 8 -primer o segundo año depende la provincia- se alcanza un máximo de 35% de los estudiantes con sobreedad. Eso sugiere que muchos chicos intentan mantenerse dentro del sistema educativo pese a repetir de curso, pero luego un alto porcentaje termina abandonando la escuela.
El salto de la primaria a la secundaria suele ser traumático para los estudiantes. Para Kit, los chicos terminan la primaria sin capacidades básicas que se asumen adquiridas cuando inician la secundaria y ahí se desata el conflicto.
“Los profesores de secundaria esperan que los egresados de primaria lleguen con capacidades como la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, el pensamiento lógico. ya desarrolladas, pero hay evidencias de que no es así. Por eso hay que dedicar especial atención en la primaria para que mejoren los procesos de enseñanza, y en secundaria para que se dedique tiempo al desarrollo de estas capacidades en todas las áreas, no solo en lengua y matemática”, expresó la coautora del informe, quien llamó también a construir “comunidad” en cada curso, con mayor cooperación entre compañeros y mejores climas de convivencia.
A nivel nacional, como se dijo, 53 de cada 100 estudiantes llegan al último año en el tiempo teórico. Pero aquí también hay diferencias evidentes entre las provincias. Las mejores trayectorias se encuentran en Tierra del Fuego (71%) y le siguen CABA (66%) y La Rioja (61%). Del otro lado, San Juan (38%), Corrientes (38%) y Misiones (39%) presentan las tasas de egreso más bajas.
“El análisis de los datos muestra con claridad dos caras del sistema: no logra que todos los estudiantes terminen la educación obligatoria y no logra los aprendizajes suficientes. Es un sistema en crisis por el conflicto entre dos mandatos sociales: el tradicional, que entiende la escuela media como proceso de selección para la universidad –sin importar los que queden en el camino–; y el mandato actual, que pretende que todos tengan un nivel de formación que les permita desempeñarse en la vida. La realidad que evidencian los datos frustra a docentes, estudiantes y familias. No se trata de facilismo o rigorismo, sino de revisar qué y cómo enseñar”, concluyó Sergio España, también coautor del estudio.
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