En las teorías sobre la difusión cultural, el meme se define como la unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro, o de una mente a otra, o de una generación a la siguiente. Es un neologismo acuñado por Richard Dawkins en su obra El gen egoísta, debido a la semejanza fonética y al comportamiento que tiene “meme” con “gene” —gen en inglés— y para señalar su similitud con “memoria” y “mimesis” (que significa “imitación”). El autor compara la evolución biológica y la evolución cultural, y sostiene que los genes no son los únicos que pueden perdurar en el ser humano. Las características culturales, desde esta perspectiva, evolucionan por un proceso parecido al de la selección natural.
Es importante señalar que Dawkins no se refiere en su obra a los memes de Internet tal y como hoy los conocemos (sus estudios datan de los años setenta). Para él se trata de formas culturales en términos amplios: ideas, modas, rituales (ceremonias y costumbres) que se reproducen generacionalmente con estabilidades y variaciones. En cambio, esta última acepción y modo de concebirlos, que conserva en esencia el planteo del científico británico, es posterior y relativamente reciente; se vincula con la corriente de los estudios culturales y las investigaciones en las teorías de la comunicación que afloraron en diferentes épocas y continúan hasta nuestros días.
Patrick Davison, en The Language of Internet Memes, es uno de los teóricos que ofrece una definición posible, que luego ampliará y profundizará en su trabajo. Un meme de Internet —sostiene— es un objeto cultural (con intención comunicativa), de carácter humorístico, creado para difundirse por la web.
La teoría memética, entonces, parte de los postulados de Dawkins, pero se complejiza con el escenario actual, donde el auge de Internet, la convergencia de medios y la web 2.0, entre otros aspectos, potencian la llamada cultura participativa, que permite a los usuarios no solo consumir, sino además producir y hacer circular contenidos propios.
Podemos decir que las características estables del meme de Internet son: su carácter humorístico, su condición intertextual, su vigencia (aunque pase el tiempo, no pierde relevancia y se reinventa), su carácter anónimo y efímero en su construcción y en su durabilidad, y el hecho de que admite numerosas realizaciones posibles de acuerdo al tema o tópico presentado.
Los memes y el humor
En un libro célebre titulado La risa. Ensayo sobre el significado de la comicidad, Henri Bergson se propone estudiar la risa como un fenómeno puramente humano. Asegura que, para que se produzca, las emociones deben silenciarse. En otras palabras, si estamos muy involucrados con una situación, no podremos reírnos de ella. La risa aparece, entonces, como una herramienta fundamental para objetivar la realidad y observarla desde otra perspectiva.
Por su parte, Nietzsche afirmó: “El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa”. Esta afirmación del filósofo alemán nos permite pensar el humor en clave tragicómica y preguntarnos por qué a menudo acudimos a él para canalizar dolores o sucesos penosos en los que nos vemos envueltos. La risa parecería ser un estado liberador, como si pudiéramos conjurar lo terrible, al menos momentáneamente, a través de ella. Como si de esta manera aliviáramos una carga que pesa sobre nuestras existencias.
El meme de Internet se ha vuelto un producto y una práctica por demás frecuente dentro de las formas cómicas actuales
En los memes se cumplen acaso estas dos visiones del humor que presentamos antes: nos reímos porque tomamos distancia emocional de aquello que vemos y leemos en un meme, pero igualmente nos interpela o nos sentimos identificados con él. Y también, a menudo conjuramos la pena o la bronca que nos causa la escena que se nos muestra, y que reconocemos como cercana, al estar tamizada con resortes de la comicidad que alivianan el impacto.
Es así que el meme de Internet se ha vuelto un producto y una práctica por demás frecuente dentro de las formas cómicas actuales en comunidades y públicos muy diversos. Todo (y todos) es pasible de caer en las “garras del meme”, toda la realidad parece ser memetizable o trasladable a una reformulación simbólica y metafórica diferente de su sentido original. Pero para que un meme sea “exitoso” y pueda garantizarse su difusión y amplitud de alcance, debe ser comunicable (lo que supone que mucha gente pueda reproducirlo) y ser maleable a la vez (lo que implica que mucha gente pueda reapropiarse de él y le encuentre nuevos sentidos y usos). Ambos aspectos contribuyen a que el meme permanezca en el tiempo, no pase (totalmente) de moda. O al menos persista hasta que la comunidad decida lo contrario. Porque el meme también es un objeto efímero.
De qué están hechos los memes
¿Cómo se componen los memes? ¿Qué elementos del campo discursivo encontramos en ellos y cómo funcionan para hacernos reír? En los memes hay textos y/o imágenes, algunas veces en movimiento, dispuestos de diversas maneras de acuerdo a la estructura que nos propongan. Pero también hay un nivel retórico que juega fuertemente a la hora de construir sentidos.
Siguiendo a Genette en su obra Palimpsestos, podemos decir que el meme es constitutivamente intertextual. Esto es así porque el reconocimiento de la intertextualidad (es decir, en un texto es posible determinar la presencia de otro con el que se vincula) es una condición necesaria para comprender muchos de los memes que circulan (y para poder producirlos también).
Los memes vinculan referencias cruzadas de piezas discursivas visuales, audiovisuales o textuales, provenientes de escenas de películas, series, dibujos animados, fotografías de personas reales, ilustraciones, frases en forma literal o “a la manera de” de personalidades reconocidas, personajes de ficciones o incluso inventados. La relación, además, puede establecerse con otros memes (intertextualidad memética), y que de esta manera nos encontremos con “partes” de un meme relativamente estable (muy conocido e identificable porque ha perdurado en el tiempo) en otro nuevo o reinventado que le otorga nuevos sentidos.
Hay que decir también que, si bien existen algunos memes que funcionan (nos hacen reír) sin que se advierta la relación intertextual, esta igualmente sigue estando presente. Detectarla implica un nivel más de análisis e interpretación que, en todo caso, puede conducir a una captación de sentidos más interesante o inesperada. Vistos de esta manera, los memes pueden pensarse, en sí mismos, como una suerte de palimpsesto (se trata de un texto que conserva huellas de otro anterior en la misma superficie, pero que ha sido borrado expresamente para dar lugar al nuevo), porque algunos se transforman en la materia prima de otros, que se reconfiguran, y su sustrato de base puede, con el tiempo, terminar perdiéndose o no del todo.
El meme no es tan naif o superficial como podría pensarse, aun cuando se trate de un fenómeno de gran masividad
Sin embargo, no cualquiera puede elaborar memes y lograr que efectivamente funcionen como tales (sean reconocidos en su sentido previsto y generen el efecto deseado), e incluso podemos decir que no todo el mundo entiende todos los memes; algunos se gestan y circulan en comunidades muy específicas en cuanto a los saberes y las referencias simbólicas y culturales que se comparten.
¿Suena muy complejo todo esto? No lo es tanto, en realidad, pero sí advertimos entonces que el meme no es una cosa tan naif o superficial como podría pensarse, aun cuando se trate de un fenómeno de gran masividad. Ahora bien, ¿qué puede hacer la escuela con todo esto? ¿Es posible deconstruir el meme, problematizarlo en el aula y ofrecer a nuestras/os estudiantes herramientas para que sean no solo consumidores/as, sino también productores/as críticos de estas piezas culturales tan potentes?
Memes en la escuela
Ciertamente, en la creación de memes se ponen en juego habilidades cognitivas y habilidades relacionadas con la alfabetización digital (búsqueda y selección de información, edición y difusión de contenidos en la red, etc.), a la vez que se involucran e integran conocimientos muy diversos en términos teóricos, simbólicos y prácticos. Conscientes o no de ello, quienes producen e interpretan estas piezas aplican un sinfín de destrezas que conllevan aprendizajes.
Los memes —lo vemos con más claridad ahora— son piezas semióticas y culturales en las que numerosos aspectos de la lengua y de la comunicación se hacen presentes en un interjuego polifónico por demás interesante. Además, su producción, consumo y distribución es eminentemente social, por lo que podemos decir que forman parte del entramado de géneros discursivos habituales en estos tiempos de digitalización.
En los memes se cuelan estrategias y procedimientos retóricos y paródicos (comparación, hipérbole o exageración, desacralización, descontextualización, etc.) que revisten cierta complejidad cuando se los analiza en detalle y que permiten evidenciar su potencial para abordar transversalmente contenidos o temas de cualquier disciplina, e incluso problematizar o mirar desde perspectivas distintas cuestiones de la realidad coyuntural.
Ruiz Martínez, un referente en el tema, en su trabajo Una aproximación retórica a los memes de Internet, sostiene que “para entender buena parte de los memes que circulan por internet con sus referencias a la actualidad, bromas que se construyen sobre bromas previas e incluso referencias a otros memes, es preciso en ocasiones tener un grado de ‘alfabetización memética muy sofisticado’: el necesario para saber cómo leer los distintos textos y crear los propios”.
Trabajar con memes en el aula supone, en primer lugar, seleccionar piezas meméticas específicas, reflexionar sobre su composición y los resortes de comicidad que los sostienen, pero también sobre el conocimiento implícito y la red de significados que entrelazan, indispensables para comprenderlos y reírse con ellos. En segundo lugar y como consecuencia del trabajo anterior, es posible acompañar y orientar a nuestros estudiantes en la producción de sus propios memes, una tarea desafiante teniendo en cuenta que requiere combinar varios elementos y hacer que funcionen juntos para lograr la comicidad.
Es de vital importancia tomar a los memes como “cosa seria” en el campo educativo, como aliados de la didáctica de la clase y de la innovación en las experiencias de aprendizaje
Para hacerlo, podemos proponerles que seleccionen un tema, realicen un recorte posible para alcanzar un efecto cómico, elijan la estructura (es decir, la disposición de las imágenes y/o de los textos en el meme) que mejor vehiculice el mensaje buscado, pongan en juego figuras retóricas y recursos paródicos que se ajusten a los propósitos, establezcan relaciones intertextuales y condensen sentidos; todo ello para lograr un efecto cómico. De esta manera, podrán apreciar la complejidad y las aristas que conlleva la elaboración de memes y comenzar a verlos de manera crítica, entendiendo que se puede decir mucho a través de un meme y que no se trata solamente de cortar y pegar.
En este sentido, se vuelve de vital importancia, y una tarea por demás estimulante y atractiva, tomarlos como “cosa seria” en el campo educativo, como aliados, en todo caso, de la didáctica de la clase y de la innovación en las experiencias de aprendizaje que ofrezcamos a nuestros estudiantes, aunque cuidando siempre de no caer en la “escolarización” de este objeto cultural que, por definición, es libre y le pertenece a la comunidad.
LEER MÁS