Enseñar programación desde los cuatro años. Si esta frase se hubiera planteado a comienzos de los años 80, cualquier pedagogo habría pegado más de un grito. Pero ya no estamos en los 80 ni la tecnología es la de aquel tiempo: por qué, entonces, no es dable pensar que cuarenta años es una distancia prudencial como para replantear la relación de los niños con la tecnología.
Más aún: hoy más que nunca, la necesidad de los estudiantes es formarse digitalmente. En diez o quince años, el mercado laboral habrá cambiado una enormidad; se crearán nuevos trabajos, se perderán otros tantos viejos. El desafío pasa por prepararnos y preparar a nuestros niños y jóvenes a formarse para ese futuro desconocido.
Entonces, volvamos a la primera idea: enseñar programación desde los cuatro años. Dice Alexander Surman, Managing Partner de Code Monkey Mexico y Smash Latam, que desde hace algún tiempo es la estrategia que está llevando a cabo. Surman es un emprendedor francés con casi veinte años de residencia en Ciudad de México y habla con ese tono irresistible que da el vivir entre lenguas anfibias. Tal vez sea eso lo que lo lleve a pensar a la tecnología como un proceso de apropiación de los estudiantes para un mundo en constante cambio.
Surman participó en el Congreso Internacional de Innovación Educativa que Ticmas llevó adelante en Ciudad de México y, en diálogo con Saraí Campech, habló de la relación entre educación y empleabilidad.
—¿Cuáles son los desafíos y oportunidades de la educación dirigidos a la empleabilidad?
—En particular, siento que hablamos mucho de tecnología en la educación y hablamos mucho de transformación digital. Hablamos de cómo los docentes y los estudiantes utilizan la tecnología, pero siempre hablamos de usuarios pasivos. En el futuro va a haber una transformación digital: muchos empleos van a desaparecer y muchos se van a crear. Cuando pensamos en eso, pensamos en inteligencia artificial y en la automatización industrial, pero no vemos la automatización administrativa. Hay muchos puestos de trabajo que no son de una planta de producción, que se van a automatizar: un contador, un data entry. En este Congreso he escuchado gente hablar de clases presenciales, híbridas, de utilizar la tecnología; yo veo un desafío muy importante en que los planes de estudio tengan un upgrade.
—¿Qué sería ese upgrade?
—Si las escuelas no ofrecen planes de estudio adaptados al futuro laboral va a haber un problema de empleabilidad. Ya no hay que enseñarles a niños cómo utilizar Paint o Power Point: esos softwares los aprenden solo. Efectivamente, hay una diferencia entre la zona rural y la urbana, efectivamente hay diferencias en el acceso a la tecnología. Pero una vez que lo tienes, hay muchas cosas que los niños pueden aprender solos. Si no hay una integración entre el mundo empresarial, la iniciativa privada, y las universidades que crean el contenido necesario para hacer un puente entre la educación y el mundo profesional, la empleabilidad va a bajar. Hoy tenemos problemas de empleabilidad. Imagínense en diez o quince años si tenemos una generación analfabeta digitalmente.
—¿Hasta dónde alcanza el analfabetismo digital?
—En el pasado, sólo requerías conocimiento de programación si querías ser ingeniero de software. Hoy en día, un contador o un abogado tienen que integrar componentes de tecnología y, a veces, en un despacio fiscal hay más programadores que fiscalistas. El mundo está cambiando. Más del 50% de los trabajos técnicos en México se van a automatizar. Tenemos que cambiar el chip. Nosotros ya enseñamos programación desde los cuatro años. Trabajamos con cuatro mil alumnos en México y diez millones a nivel mundial. A veces, cuando hablo con escuelas, me dicen “Sí, utilizamos tecnología para la educación”, y lo único que tienen en Zoom. Se va a crear una brecha social y económica si no difundimos los conocimientos digitales necesarios y las habilidades blandas como liderazgo, empatía, resiliencia, habilidades de comunicación y colaboración, de pensamiento crítico. Para crear empleabilidad, tenemos que enseñarles a los niños cómo pensar y no qué pensar.
—¿Qué debemos hacer los adultos para seguir adelante en este mundo de cambios?
—En el futuro, vas a aprender lo que tienes que aprender para hacer el trabajo que te interesa dependiendo de las tendencias del momento. Lo importante es que haya una educación continua de especialización de siempre hacia un upskilling de tu conocimiento. En la pandemia vimos que, desafortunadamente, muchas personas perdieron su trabajo y no tuvieron otra opción que reconvertirse. Yo ayudo a implementar bootcamps de conversión para profesionistas de 18 a 35-40 años: taxistas, enfermeras o gente del sector hotelero gente que hablaba en inglés, pero les faltaba una habilidad técnica. Hoy toman un bootcamp de habilidades tecnológicas y en tres o seis meses y pasan del sector hotelero a ofrecer servicios freelance de programación. Con esta transformación digital, una persona en México puede ofrecer sus servicios a empresas en México, en Estados Unidos y en cualquier parte del mundo. Hay que pensar al mundo de manera global, tanto para aprender como para ofrecer sus servicios.
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