Una revolución en el paradigma escolar: en qué consiste la educación ambiental

“No más bla bla bla, no más lo que sea que estén haciendo ahí dentro”, dijo Greta Thunberg mientras más de 190 líderes mundiales y miles de representantes gubernamentales, del sector empresario y militantes en materia ambiental, participaban de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático número 26 en la ciudad de Glasgow, Escocia. Es momento de entrar en acción: el cambio climático está aquí y, con el paso del tiempo, su impacto será cada vez mayor. Por lo tanto quienes enfrentarán las peores consecuencias serán los niños y los jóvenes de hoy.

El 3 de junio de 2021 se publicó en el Boletín Oficial la Ley para la Implementación de la Educación Ambiental Integral en la República Argentina bajo el N°27.621. Con la sanción de esta ley surge por primera vez en Argentina una normativa nacional cuyo objeto es la Educación Ambiental. Una política pública de largo plazo para afrontar la emergencia ambiental.

Cada provincia, así como la Ciudad de Buenos Aires, se hará responsable de impulsar acciones que promuevan la formación ciudadana para el cuidado del ambiente y el uso sustentable de los recursos naturales con el propósito de formar una conciencia ambiental y asegurar un ambiente sano, digno y diverso para todos los ciudadanos a lo largo de las generaciones.

Conozcamos entonces la Ley de Educación Ambiental Integral 27.621:

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible señala que “la educación ambiental es un proceso continuo que promueve la sostenibilidad como proyecto social, entendiendo que esto implica un desarrollo con justicia social, distribución de la riqueza, preservación y conservación de la naturaleza, igualdad de género, protección de la salud, democracia participativa y respeto por la diversidad cultural. La educación ambiental, en ese sentido, busca el equilibrio entre diversas dimensiones, como la social, la ecológica, la política y la económica, en el marco de una ética que promueve una nueva forma de habitar nuestra casa común”.

¿Qué significa que sea integral?

Significa que las estrategias previstas para abordar la ley se llevarán adelante en forma simultánea en los ámbitos formal (el sistema educativo tradicional de escuelas y universidades), no formal (organizaciones de la sociedad civil) e informal (medios de comunicación). Esas estrategias deben estar dirigidas a los ciudadanos de todas las edades, grupos y sectores sociales, con el fin de diseñar proyectos de educación ambiental estableciendo acciones en el corto, mediano y largo plazo.

¿A qué objetivos apunta?

- Al abordaje interpretativo y holístico. La educación ambiental debe ser pensada desde un enfoque que permita comprender la interdependencia de todos los elementos que conforman e interactúan en el ambiente, de modo de llegar a un pensamiento crítico y resolutivo en el manejo de temáticas y de problemáticas ambientales, el uso sostenible de los bienes y servicios ambientales, la prevención de la contaminación y la gestión integral de residuos.

- Al respeto y valor de la biodiversidad. Reconocer la fragilidad que amenaza la sostenibilidad y perdurabilidad de los ecosistemas. Su importancia no es solo biológica, sino que también tiene relación estrecha con la calidad de vida que pretendemos los humanos y las comunidades en las que vivimos.

- Al principio de equidad. Propender a la igualdad, el respeto, la inclusión y la justicia, tanto entre humanos, como en sus relaciones con otros seres vivos. Esto parte de considerar las diferencias y diversidades de las personas, promoviendo la igualdad de derecho y trato jurídico, sin discriminación y fomentando la autonomía y la libertad.

- Al principio de igualdad desde el enfoque de género. Es la piedra angular de los derechos humanos que debe orientar las políticas de Estado para eliminar la discriminación en las relaciones de género y garantizar el pleno goce de derechos para varones, mujeres y otras disidencias, respetando sus diversidades.

- Al reconocimiento de la diversidad cultural, el rescate y la preservación de las culturas de los pueblos originarios. Integrar la diversidad cultural en las estrategias democráticas, fomentando al mismo tiempo el respeto hacia las personas que aprenden, su diversidad, costumbres, modelos de pensamiento, esquemas y patrones culturales.

- A la participación y formación ciudadana. Apuntar al desarrollo de procesos educativos integrales que orienten a la construcción de una perspectiva ambiental, en la cual los distintos conocimientos, saberes, valores y prácticas ambientales confluyan en una conciencia regional y local de las problemáticas, y permitan impulsar la participación ciudadana orientada a la acción y hacia un pensamiento global.

- Al cuidado del patrimonio natural y cultural. Incluir la valoración de la identidad cultural y el patrimonio natural y cultural en todas sus formas.

- A la problemática ambiental. Considerar el abordaje de las problemáticas ambientales, permitiendo integrar las interrelaciones de los factores económicos, políticos, culturales y sociales, además de las implicancias locales y globales que se presentan como causa o consecuencia, abordando el conflicto como una oportunidad de aprendizaje y construcción de nuevas lógicas en el hacer.

- A la educación en valores. La educación ambiental debe estar fundada en una ética que permita, a quien facilita el aprendizaje y a quien lo recibe, la construcción de un pensamiento basado en valores tales como respeto, solidaridad, integridad, inclusión, equidad e igualdad.

- Al pensamiento crítico e innovador. Promover la formación de personas capaces de interpretar la realidad a través de la innovación en sus enfoques, basados en la interdisciplinariedad y en la transdisciplinariedad y en la incorporación de nuevas técnicas, modelos y métodos que permitan cuestionar los modelos vigentes, generando alternativas posibles.

- A la concientización sobre el derecho constitucional a un ambiente sano. La educación ambiental debe promover el desarrollo de una ética de la solidaridad con las generaciones futuras y el derecho de la sociedad a un ambiente sano para su desarrollo.

¿Se alinean los objetivos de esta Ley con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)?

La Ley de Educación Ambiental es transversal a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por Naciones Unidas. Esto se da tanto de manera indirecta o directa, como ocurre en el Objetivo 4, específicamente en su meta 7: “De aquí a 2030, asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible.”

¿Cómo podemos trabajar la implementación de esta Ley en las escuelas?

Las instituciones educativas deben comprometerse para ayudar a los jóvenes a emprender acciones para proteger el futuro de nuestro planeta. Las propuestas pedagógicas sobre educación ambiental deben servir de puente entre la escuela y la vida, y permitirnos formar ciudadanos comprometidos con el ambiente brindándoles oportunidades para ser agentes activos de la transición hacia una realidad más sostenible. Nuestra tarea como maestros y profesores es ofrecerles a los estudiantes propuestas de aprendizaje a partir de experiencias valiosas y significativas.

¿Cuáles son las características que deben tener estas propuestas de aprendizaje significativas?

Las propuestas deben ser realistas y vincularse con la vida cotidiana de los estudiantes, abordando problemáticas locales, regionales o globales, será muy importante que requieran de trabajo en equipo, como en la vida real y que sean intelectualmente desafiantes para que les resulten actividades interesantes y motivadoras.

El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) es una metodología y estrategia didáctica que nos permite planificar este tipo de propuestas. En el ABP se parte de un desafío, pregunta o problema relevante para los estudiantes (puede ser construido entre ellos y los docentes a cargo, o bien propuesto por el docente) que pueda relacionarse con los contenidos curriculares y con el contexto o la comunidad escolar.

De esta manera los estudiantes se involucran en una serie de actividades que conducen a la elaboración de un producto final (un objeto material, una campaña, una producción audiovisual, una acción o intervención social, una investigación, etc.), que buscará dar respuesta a la pregunta guía y generar alguna contribución a la comunidad que en este caso vinculado con temas relacionados con la educación ambiental.

Estas actividades deberán tener un propósito definido, por ejemplo alcanzar un producto que alguien necesite en una situación real o simulada, organizar una campaña de divulgación, o resolver una problemática de su comunidad. Será indispensable que el producto final tenga una audiencia real más allá del docente. De esta manera los estudiantes darán una respuesta a través de un trabajo de creación, valoración e investigación, donde no alcanza con recordar y aplicar conceptos o procedimientos. Estas actividades generalmente admiten más de un camino o forma de realización y de esta manera los estudiantes toman decisiones, valoran alternativas y son creativos.

Llegó el momento de mirar hacia el futuro, involucrarnos y comprometernos. Creemos que la escuela es el espacio ideal para la promoción de la sustentabilidad. La educación debe contribuir a generar cambios en los esquemas de pensamiento y formas de accionar de nuestra sociedad. La educación debe enfocarse en la formación de posturas y significados ambientales que estimulen la participación ciudadana en el desarrollo sustentable.

LEER MÁS