“Desde la perspectiva de Enseña por México, nosotros definimos como calidad a aquella educación que garantiza que cada niña o niño está desarrollando su máximo potencial, sin importar su origen”.
Así comenzó Juan Manuel González su disertación en el Congreso Internacional de Innovación Educativa que Ticmas organizó en la ciudad de México. El director general de Enseña por México compartió un panel junto a Enrique Fernández Fassnacht —director del Tecnológico Nacional— y el secretario de Educación de Guanajuato, Jorge Enrique Hernández Meza. La charla que se realizó en forma presencial en el hotel Intercontinental Presidente de Polanco fue seguida en vivo por espectadores de toda América Latina.
El panel invitaba a pensar cómo sostener la calidad educativa en el período que se abre ahora entre la pandemia y la postpandemia. González destacó que, justamente a partir de la interrupción de la presencialidad, hoy se está impulsando más el aprendizaje personalizado: “El aprendizaje toma en cuenta los intereses y los ritmos de cada estudiante y estamos logrando que nuestros estudiantes reflexionen sobre lo que están aprendiendo e internalicen estos aprendizajes”.
El titular de la ONG que colabora con diez Estados de la República Mexicana señaló que todos los actores que intervienen en la educación reconocieron la importancia del aspecto socioemocional. “Previo a la pandemia ya se venía hablando, pero la pandemia nos demostró que es muy difícil que un niño o una niña aprenda un concepto de matemáticas o de español cuando no se siente bien, cuando está deprimido o ansioso. La pandemia nos demostró que es tan importante lo socioemocional como lo cognitivo”.
Un tercer aspecto para destacar es cómo la educación se debe hacer cargo de la diversidad, la equidad y la inclusión: “No podemos crear soluciones pensando en un solo contexto”, dijo y señaló que hoy la ONG cuenta con más de 200 profesionales que se dedican a entender las necesidades de cada estudiante y diseñar guías de aprendizaje basadas en ese contexto.
Finalmente señaló la importancia de involucrar a los padres en el proceso de aprendizaje de sus hijos. “Fueron nuestros mayores aliados”, dijo. No sólo porque eran quienes pudieran proveer de la tecnología —con una computadora o un teléfono celular— para que sus hijos puedan continuar el estudio, sino porque el acompañamiento permitió que sus hijos tuvieran un entorno más seguro y controlado. “Desarrollamos muchas iniciativas que iban dirigidas a padres de familia y eso nos permitió ver que los estudiantes que tenían un padre o una madre más involucrado desarrollaban mejores habilidades que aquellos que, por diferentes motivos, no se podían involucrar completamente. Aun cuando regresemos a lo presencial queremos y tenemos que seguir comunicándonos con ellos en todo momento”.
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