El Tecnológico Nacional de México es una institución relativamente nueva: nació en 2014 como un organismo descentrado de la Secretaría de Educación Pública. A pesar de tener siete años, tiene como antecedentes a los institutos tecnológicos más antiguos de la país; su genealogía, entonces, puede remontarse hasta hace más de 70 años, cuando se crearon los primeros institutos tecnológicos. Hoy, con más de 250 campus y 600.000 estudiantes a lo largo de todo el territorio nacional, nadie duda de su relevancia ni solidez actual. Tampoco de su prestigio.
Ese prestigio está dado en parte por quien lo dirige: Enrique Fernández Fassnacht tiene un apabullante currículum que lo consagra como uno de los académicos más relevantes del país. Con una larga trayectoria de premios y distinciones, es miembro de la Academia Nacional de Ingeniería desde hace más de 35 años. Antes de llegar al Tecnológico fue rector y director general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y del Instituto Politécnico Nacional; además fue Secretario General Ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), que agrupa a las mejores universidades e instituciones públicas y privadas de México. En el sector privado, fue gerente de Investigación y Desarrollo de Industrias Negromex y gerente de Investigación y Desarrollo de Dynasol Elastómeros.
Invitado por Ticmas a participar en el Congreso Internacional de Innovación Educativa (#CongresTicmas) que se desarrolló en formato híbrido desde la Ciudad de México, Fernández Fassnacht habló sobre los desafíos a los que hacer frente para sostener la calidad educativa en este nuevo período de pandemia y postpandemia que se abre ante nosotros. Enrique Fernández Fassnacht participó en un panel junto al Secretario de Educación del Estado de Guanajuato, Jorge Enrique Hernández Meza, y del director general de Enseña por México, Juan Manuel González.
La calidad en la educación mixta
Fernández Fassnacht comenzó señalando que el Tecnológico es una institución con sedes en las localidades más apartadas del país, donde los jóvenes no tendrían otra oportunidad de cursar estudios superiores. Si eso ya suponía una cantidad de retos antes de la pandemia, con la suspensión de la presencialidad se sumaron nuevas dificultades. Una de ellas, en particular, es transversal a todos los niveles educativos: la conectividad. Para hacer frente a este problema, desde el Tecnológico se realizaron diferentes acciones: desde crear una plataforma web hasta utilizar herramientas de comunicación como Zoom, Teams y Webex, pasando por disponibilizar una biblioteca digital y utilizar el teléfono celular hasta la recorrida de los docentes en busca de los alumnos para entregarles las tareas que tenían que hacer.
“No hay que olvidar que somos una escuela de ingeniería”, dijo, “y una buena parte del trabajo de los ingenieros se hace en talleres y laboratorios. Tuvimos que diseñar una estrategia segura y progresiva, tratando de uniformar el nivel de nuestros estudiantes porque algunos estudiantes pudieron cursar sin ningún reparo lo que se les planteaba vía internet y otros no tuvieron esa oportunidad. Ahora estamos regresando, pero yo creo que la educación ya no va a ser la misma. Ya no va a ser 100% presencial. Se van a tener que acotar los aforos de las aulas, de los laboratorios y los talleres. En ese sentido, la educación a distancia, independientemente de la modalidad, es algo que llegó para quedarse y, como país, tenemos que trabajar en criterios de calidad para la educación híbrida o mixta. Es una tarea que todavía no hemos emprendido por la premura de ofrecerles oportunidades a los alumnos”.
Fernández Fassnacht también destacó la problemática socioemocional en la educación superior —no solo de los estudiantes, sino también de los profesores— y la importancia de sostener el vínculo social. “La nueva normalidad”, dijo, “nos debe llevar a buscar que el sentido de comunidad no se pierda. Necesitamos aprovechar los espacios universitarios para fomentar la convivencia entre los jóvenes, de tal manera que podamos recuperar hasta donde sea posible ese sentido de comunidad”.
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