Wayne Holmes, experto en inteligencia artificial: “Seguimos atrapados en un modelo educativo desarrollado hace más de 100 años”

El profesor inglés considera que no se produjo casi ningún cambio de los vaticinados al inicio de la pandemia. En una entrevista con Infobae, habló sobre pros y contras de la tecnología en el aula, aprendizaje personalizado y chips cerebrales

Wayne Holmes profesor del del University College de Londres

Wayne Holmes rompe el estereotipo de gurú del universo educativo. Es una referencia en inteligencia artificial, a tal punto que asesora a organismos internacionales como la UNESCO, pero no por eso ve a la tecnología como a la solución de todos los desafíos que presenta el aula. Incluso, a veces, observa a los dispositivos más bien como un estorbo: aparatos que ingresaron forzosamente y docentes que no sabe cómo lidiar con ellos.

Holmes se doctoró en Oxford. Da clases en el University College de Londres, investiga sobre temas de innovación, ciencias del aprendizaje e inteligencia artificial y es miembro del Comité Científico de Educación del Centro Internacional de Investigación de IA. En una conversación que mantuvo con Infobae, explicó los pros y contras que presenta la tecnología para el proceso educativo y los cambios -o la falta de ellos- que trajo la pandemia.

—¿Hay evidencia sólida de que la tecnología mejora el proceso de enseñanza y aprendizaje en el aula?

—Como muestra Audrey Watters en su libro “Teaching Machines”, durante casi 100 años se afirmó que la tecnología mejoraría la enseñanza y el aprendizaje, pero todavía hay muy poca evidencia de que eso haya sucedido. Hace 20 años, un académico de Stanford, Larry Cuban, dijo que las computadoras en las aulas estaban sobrevendidas y subutilizadas. Esa todavía parece ser la realidad de hoy.

—Entonces, ¿cree que la tecnología puede ser más una molestia que una solución para los docentes?

—Ciertamente puede serlo. Por ejemplo, muchas tecnologías actuales requieren acceso a Internet para funcionar. Entonces, ¿qué hace el maestro cuando falla la conexión o si la tecnología en sí deja de funcionar? Eso puede ser increíblemente desafiante. En muchas escuelas, las computadoras que tienen acceso a Internet están ubicadas en un aula a la que los estudiantes solo entran una o dos veces por semana. Toda la clase tiene que salir de su aula habitual y mudarse a este nuevo lugar. Después también tenemos el problema de las contraseñas individuales olvidadas y, de nuevo, con demasiada frecuencia, las computadoras no funcionan correctamente.

—¿El celular en el aula ayuda o distrae?

—Suelo preguntar por qué tantas escuelas impiden que sus estudiantes lleven sus celulares a las aulas. Naturalmente, hay consecuencias en el comportamiento, pero el potencial para cada alumno de tener en sus manos un dispositivo, que es más poderoso que las computadoras que llevaron a los humanos a la luna, es inmenso. Claro, para que funcione correctamente, los maestros necesitan una capacitación adecuada y la tecnología necesita apoyo.

—En pandemia la tecnología sí resultó una aliada importante...

—Naturalmente, la tecnología puede desempeñar un papel, como vimos durante la pandemia, cuando la tecnología permitió que millones de niños de todo el mundo tuvieran acceso a su educación. Pero al final del día, son los maestros, los humanos en el aula, y lo que eligen hacer con la tecnología lo que marca la mayor diferencia. Con demasiada frecuencia, lo que parece suceder es que los tecnólogos crean una máquina asombrosa y luego miran a su alrededor para ver dónde se puede aplicar. Necesitamos darle la vuelta a esto. Los educadores primero debemos identificar los problemas reales en la educación y luego alentar a nuestros informáticos y otros tecnólogos a desarrollar herramientas que aborden esos problemas.

—¿Qué problemas solucionaría la inteligencia artificial para la educación y aún no se ve reflejado?

—La aplicación de la inteligencia artificial en las aulas ha sido investigada en universidades durante casi 50 años. Luego, recién hace una década se escapó del laboratorio. Ahora en todo el mundo hay más de 30 empresas financiadas por varios millones de dólares que ofrecen productos con tecnología de inteligencia artificial para su uso en las aulas. Pero hay muchos problemas con esto. Para empezar, estas herramientas supuestamente reemplazan las funciones de los maestros y afirman hacer un mejor trabajo que los docentes. De lo contrario, ¿por qué gastaríamos dinero en ellos? Sin embargo, hay muy poca evidencia independiente de que estas herramientas hagan lo que dicen hacer. En cambio, tenemos que depender de las afirmaciones de marketing. Tampoco estoy convencido de que estas herramientas hagan un mejor trabajo que los profesores. En cualquier caso, ¿dónde están las herramientas que se han desarrollado para apoyar a los docentes en lugar de la abrumadora mayoría que, de ser efectivas, por definición reemplazarán a los docentes?

—Usted suele hablar también del dilema de la propiedad de los datos.

—Estos sistemas recopilan enorme cantidad de datos. En primer lugar, ¿quién es el propietario de esos datos? Si un joven creara una pieza musical, un cuadro o una historia sería dueño de su creación. ¿Por qué es diferente con los datos que crean cuando interactúan con estos sistemas principalmente comerciales? ¿Por qué las empresas piensan que pueden tomar esos datos y explotarlos para sus propios intereses comerciales? En cualquier caso, recopilar tantos datos personales, no solo en lo que hacen clic o en lo que tienen razón, sino incluso sus expresiones faciales y sus emociones, compromete gravemente la privacidad de los estudiantes.

Holmes asesora a organismos como la UNESCO en investigaciones sobre IA en la educación

—Si bien la pandemia atraviesa rebrotes en distintas partes del mundo, se produjo el regreso de la mayoría de los chicos a las aulas. ¿Considera que trajo cambios significativos a la educación?

—En los primeros meses después de la pandemia, hubo una conferencia internacional tras otra en la que mucha gente dijo que esta era una oportunidad para cambiar la educación para siempre. Pero, aquí estamos ahora, 20 meses después y muy poco ha cambiado. Es cierto que durante la pandemia, en muchos países del mundo, los niños continuaron su educación mediante el uso de tecnología. En Finlandia, por ejemplo, los estudiantes solo perdieron un día de su educación. El lunes después del cierre de las escuelas, las clases continuaron casi como si nunca se hubieran detenido, excepto que estaban en línea. Sin embargo, también significó que muchos jóvenes en todo el mundo quedaran más excluidos del aprendizaje por la falta de recursos o conectividad.

Ahora, como digo, aquí estamos veinte meses después y en todo el mundo la mayoría de las escuelas están de vuelta en acción y la enseñanza apenas ha cambiado. No estoy sugiriendo que la tecnología tenga todas las respuestas. Pero sí creo que todavía estamos atrapados en un modelo de educación desarrollado hace más de 100 años y que ha cambiado muy poco desde entonces. Entonces, no creo que las tecnologías actuales vayan a cambiar la educación de manera significativa. Sí creo que hay un gran potencial, pero debemos comenzar con los problemas genuinos y luego debemos pedir a a los tecnólogos que se centren en los problemas que nosotros, como educadores, identificamos. Solo así tendremos la oportunidad de transformar la educación para el siglo XXI.

—Hace años, décadas diría, que se habla del aprendizaje personalizado. ¿Se hizo realidad esa promesa? O más bien, ¿es deseable que suceda?

—La convocatoria del “aprendizaje personalizado” tiene de nuevo casi 100 años, pero resurgió más cerca en el tiempo con Silicon Valley. Si podemos tener visualización personalizada en Netflix y compras personalizadas en Amazon, ¿por qué no podemos tener un aprendizaje personalizado? Hay al menos dos problemas con esto. En el mejor de los casos, las herramientas de inteligencia artificial ofrecen un aprendizaje que solo personaliza a través de contenido predefinido para obtener resultados predefinidos. Para mí, esta es una comprensión muy limitada de la personalización. En lugar de ayudar a los jóvenes a desarrollar su propio potencial individual, estas herramientas simplemente hacen que el proceso sea más “eficiente”, que es una palabra que encuentro bastante preocupante en educación. Ninguna de las herramientas de inteligencia artificial existentes en la educación permite que un joven se auto-actualice, desarrolle su propio potencial, sus propios intereses individuales. En cambio, en lugar de personalizar, estas herramientas homogeneizan efectivamente a nuestros estudiantes.

—Hace tiempo los expertos mencionan la necesidad de cambiar la forma de enseñar, de pasar un modelo de habilidades en lugar de contenidos. ¿Hubo algún progreso en todo ese tiempo?

—Sí, los educadores reconocieron desde hace mucho tiempo que la educación es mucho más que transmitir conocimientos, Hoy, con el conocimiento siendo mucho más accesible, tal vez usando nuestros teléfonos para acceder a Internet, con búsqueda en Google, Wikipedia y los millones de otros sitios web, ahora se trata más de cómo entendemos ese conocimiento, cómo lo evaluamos críticamente, cómo lo conectamos con otros conocimientos, cómo trabajamos juntos, cómo colaboramos, cómo podemos ser creativos y mucho más. No estoy diciendo que el conocimiento no sea importante, claramente lo es. Pero, desafortunadamente, las herramientas actuales de inteligencia artificial y educación todavía están atascadas en este modo de transmisión de conocimientos, utilizando principios conductistas que fueron cuestionados durante mucho tiempo. En este sentido, más que progreso, las herramientas de IA actuales son regresivas, llevándonos hacia atrás en lugar de hacia adelante. ¿Por qué utilizamos estas increíbles herramientas para automatizar prácticas pedagógicas deficientes? ¿Y dónde están los proyectos que utilizan la inteligencia artificial para innovar genuinamente la enseñanza y el aprendizaje y para abordar problemas educativos reales?

—¿Qué opina sobre algunas innovaciones que se presentan un futuro educativo casi distópico, como los chips cerebrales y otros dispositivos que podrían irrumpir?

—Lamentablemente es probable que estas ideas sean posibles. Y, a veces, me preocupa que sea la conclusión lógica del enfoque adoptado por la IA en la educación actual. Entonces, cuando nace un niño, ¿por qué no le implantamos un chip de computadora en su cerebro que contiene todo el conocimiento del mundo, al que pueden utilizar de forma automática y transparente? De hecho, las interfaces cerebro/chip están siendo desarrolladas por Elon Musk mientras hablamos, por lo que esto no es tan extravagante como podría parecer. Pero, de nuevo, fundamentalmente malinterpreta de qué se trata la enseñanza y el aprendizaje. No se trata de transmisión de conocimientos. Se trata de utilizar el compromiso humano y social para ayudar a los estudiantes a desarrollar todo su potencial, a autorrealizarse, a contribuir de manera efectiva a la sociedad en general, por el bien común. ¿Dónde hay desarrollos de IA para respaldar eso? Todavía no he visto ninguno.

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