Para que los estudiantes adquieran un aprendizaje significativo y motivador, las clases de las diversas asignaturas deben impartirse mediante actividades variadas, juegos, hubs educacionales y aplicaciones interactivas que les permitan acceder a las actividades propuestas por los educadores en todo momento y en cualquier lugar.
Esta metodología posibilita la construcción de saberes pertinentes y promueve el desarrollo de ciertas habilidades en el alumnado, como por ejemplo: la resolución de problemas, el pensamiento lógico, la creatividad, la inteligencia emocional, entre otras, que fomentan el autoaprendizaje y la metacognición.
Las ventajas que ofrece su implementación consisten en la ubicuidad y la autonomía formativa que otorga, la interacción inmediata (ya que, gracias a los sistemas de mensajería instantánea, el feedback es muy rápido) y el aprendizaje contextualizado (dado que los estudiantes contextualizan sus instancias de cognición de manera natural y adquieren conocimientos dentro de su entorno más inmediato). El potencial pedagógico que posee el m-learning permite la geolocalización, la creación interactiva de materiales académicos y su correspondiente difusión en distintas plataformas.
En cuanto a los desafíos que presenta el empleo del m-learning debemos considerar su uso adecuado dentro del diseño instruccional de las clases (para favorecer un ambiente colaborativo y evitar el aislamiento social), por ello es primordial la supervisión del docente, como así también el establecimiento de pautas de seguridad y acuerdos pedagógicos a través de los cuales todos los agentes educativos (directivos, alumnos y padres) estén informados sobre los recursos, proyectos y metodologías a implementar en la/s asignatura/s.
Una vez definidos los objetivos formativos que tendrán que alcanzar los alumnos y, tomando como marco referencial la Taxonomía de Bloom, podremos seleccionar diversas apps que impulsen a los estudiantes a: conocer nuevos conceptos o temáticas que impliquen recordar los saberes previamente adquiridos; comprender lo asimilado; aplicar distintas resoluciones ante situaciones cotidianas y/o novedosas (implementando técnicas y reglas); analizar los conceptos y contenidos aprehendidos; evaluar todo lo adquirido hasta el momento (teoría y práctica), emitiendo juicios de valor y validando ideas o la calidad del trabajo basado en una serie de criterios preestablecidos para, finalmente, crear nuevos entornos de aprendizaje, produciendo aportes inéditos y desarrollando el conocimiento original.
El m-learning se está utilizando cada vez más en instituciones educativas, dadas sus potencialidades pedagógicas. Implementado bajo las pautas adecuadas y consensuadas con el alumnado, puede generar el despliegue de un aprendizaje personalizado, equitativo y memorable.
En este marco, la actitud del educador y su formación profesional serán decisivos para aprovechar al máximo sus ventajas tecnológicas y transformar los viejos modelos educativos que ya no responden a los requerimientos de esta nueva generación de niños y jóvenes, que exige una educación multitasking.
Y ustedes, educadores ¿emplean el m-learning para (r)evolucionar el aprendizaje de sus estudiantes?
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