Actualmente existe la creencia de que la educación financiera es sólo aquella que se aprende e interioriza en las carreras de Administración, Finanzas, Negocios y afines. Pero la realidad es que estos conocimientos pueden ser aprendidos por los estudiantes desde una edad temprana y no solo eso. A través de la incorporación de estos saberes en el proceso de enseñanza y aprendizaje se promueven en los niños, niñas y adolescentes hábitos y comportamientos para la administración y planificación de sus finanzas personales e incluso es posible incidir positivamente en las dinámicas económicas familiares.
En 2018, se sancionó la Ley 27.440 de Financiamiento Productivo, por medio de la cual se designó al Poder Ejecutivo a elaborar una Estrategia Nacional de Inclusión Financiera que incorpore un programa de educación financiera en la currícula del secundario. En línea con esto, en 2019 se aprobó el Plan Nacional de Educación Financiera en el que se delinearon las estrategias y acciones que tienen como objetivo la inclusión financiera.
En el marco de la ejecución plena y efectiva del Plan Nacional de Educación Financiera se propuso el desarrollo de contenidos didácticos para impartir por parte del docente, la capacitación docente en el área, la incorporación de un sistema de incentivos para la formación, la coordinación y sinergia a nivel federal para llevar a cabo el plan y la participación en pruebas estandarizadas como las PISA, para relevar el conocimiento de los estudiantes en el área.
Sin embargo, no se ha avanzado mucho en la puesta en marcha del plan a nivel nacional y Argentina se sigue posicionando como uno de los países de la región con menos conocimientos financieros. El Banco de Desarrollo de América Latina llevó a cabo un estudio en el cuál se determinó que la Argentina se encuentra en uno de los últimos lugares en cuanto a la adquisición de estos conocimientos, con un índice de 11,5 después de países como Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
Para que esta legislación en materia de educación financiera se materialice en el país, es necesario que se lleve al Consejo Federal de Educación, en el que participan los ministros de educación de las 24 jurisdicciones, con el fin de unificar ideas, contenidos temáticos y formas de ejecución. De esta manera el conocimiento podrá llegar efectivamente a los estudiantes y ser incluido o tenido en cuenta en el aprendizaje prioritario, incentivando la administración responsable de los recursos de los estudiantes y su círculo familiar.
Neuquén: la provincia pionera en educación financiera
Neuquén dio el ejemplo en la materia, ya que en 2018 implementó su propio programa de educación financiera llamado “Habilidades financieras para la vida”, del cual han participado alrededor de 230 docentes y más de 1300 estudiantes de secundaria. Está propuesta se dio por parte del Banco Central, a partir de un estudio llevado a cabo por parte del Banco Provincia de Neuquén, el Ministerio de Educación y el Consejo Provincial, que reveló que el 90% de los estudiantes nunca había ido a un banco, ni tenían nociones básicas sobre su funcionamiento.
Una vez aprobada por resolución por el Ministerio de Educación Nacional, la provincia la adoptó como propia y la incorporó en los contenidos de la educación secundaria. Un año después, Córdoba y Catamarca se sumaron a la iniciativa. En ese sentido, el programa se abocó a la implementación y posterior evaluación de contenidos relacionados con la cultura del ahorro, los diferentes medios de pago, las primeras y más elementales inversiones, la planificación, el presupuesto, el consumo responsable y las nociones básicas para emprender.
Si se lograra incorporar en la currícula de las diferentes jurisdicciones la educación financiera, estaríamos dando un paso más hacia la inclusión financiera de los diferentes sectores de la sociedad. Los conocimientos básicos sobre las finanzas personales y el panorama económico son de gran importancia para que las personas aprendan desde edad temprana el valor y las ventajas de ahorrar e invertir, tomen decisiones sanas sobre sus finanzas personales y puedan acceder al sistema financiero.
De qué otra forma si no a través de la educación se puede trabajar activamente para garantizar una mejora en la calidad de vida de los niños, niñas y adolescentes y de sus familias. Con la adquisición y puesta en práctica de este conocimiento, se favorece la igualdad de oportunidades, se generan cambios positivos en el comportamiento financiero de los implicados, se contribuye con el desarrollo económico y social y en definitiva, se reduce la brecha de desigualdad entre los diferentes sectores socioeconómicos.
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