El gobierno porteño atendió uno de los principales reclamos de los padres y modificó el protocolo que rige en las escuelas. Desde hoy, solo se aisalarán los cursos ante un caso caso confirmado de Covid-19. Las familias cuestionaban que las burbujas se “pinchaban” con asiduidad porque tan solo se necesitaba que un chico presentara un síntoma para romper la rutina escolar.
“Las nuevas medidas responden a una situación epidemiológica favorable y tienen como objetivo garantizar aún más horas de clase en las aulas para seguir recuperando los aprendizajes perdidos durante la pandemia”, advirtieron fuentes del ministerio de Educación porteño.
De ahora en más, cuando haya un caso sospechoso, sea alumno o docente, con síntomas compatibles de coronavirus, se le indicará que se realice un test rápido de antígeno y PCR dentro de las 24 horas. Mientras tanto, el resto de la burbuja continuará con las clases presenciales con normalidad. A partir del test, se abren tres escenarios posibles:
-Si el resultado del test rápido es negativo, la burbuja no se aísla pero el caso sospechoso permanece aislado hasta contar con un PCR negativo.
-En caso de no contar con el resultado del test para confirmar o descartar la infección dentro de las 48 horas, se deberá aislar preventivamente a la burbuja hasta contar con el mismo.
-Si el resultado del test es positivo: se aísla a toda la burbuja por diez días corridos desde el último contacto con el caso confirmado.
Cuando se registre un caso positivo en la escuela, al séptimo día de aislamiento todos los contactos estrechos -docentes, no docentes y alumnos- podrán testearse para confirmar o descartar la infección.
El ajuste en el protocolo llega después de semanas de reclamos por parte de las familias que componen Padres Organizados. Sus representantes pedían que se modifique la definición de “caso sospechoso” para que ante el menor síntoma no se resienta la rutina escolar, en una época de virus estacionales.
De hecho, los últimos números oficiales que difundió el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta van en esa línea. Desde que se implementó la presencialidad plena en las escuelas, de la mano de una situación sanitaria favorable, se redujeron un 28% los casos confirmados. Tomando el período del 15/6 al 15/7, previo al receso invernal, se registraron 2.537 positivos en las escuelas. En cambio, en el período del 1/8 al 31/8, con presencialidad plena y obligatoria, hubo 1.836 contagios en la comunidad educativa.
Sin embargo, ese descenso de casos no se reflejó en la cantidad de burbujas pinchadas. Al contrario, en agosto debieron aislarse un 97% más de cursos por casos sospechosos que luego del testeo resultaron ser negativos. Se pasó de 2.679 burbujas aisladas a 5.267 pese a la baja de contagios.
La modificación en el protocolo irá acompañado de testeos aleatorios. En los últimos días, unidades de testeos móviles empezaron a recorrer secundarias porteñas para hacer hisopados rápidos a los alumnos de manera voluntaria, con autorización previa de sus familias.
A su vez, desde la cartera educativa destacaron otras medidas preventivas adoptadas en el último tiempo: la instalación de 1.300 purificadores de aire, la implementación de un sistema de monitoreo de dióxido de carbono en las aulas y la continuidad en la estrategia de testeos gratuitos cada 15 días.
Pese a la flexibilización del protocolo, en el gobierno porteño llamaron a sostener las pautas de cuidado que rigen desde el regreso a la presencialidad en las escuelas. “La ventilación adecuada, el uso obligatorio del tapaboca, la toma de temperatura al ingresar, el lavado frecuente de manos, la limpieza y desinfección de las superficies y la distancia entre burbujas siguen siendo pilares fundamentales para el cuidado de toda la comunidad educativa”, remarcaron.
Hasta el momento, la Ciudad de Buenos Aires es la única jurisdicción que planteó esa revisión. En el resto del país, continúa vigente el protocolo que indica que, ante un caso sospechoso, se debe aislar a toda la burbuja.
SEGUIR LEYENDO: