Argentina es un país que se caracteriza por su diversidad poblacional, con una gran cantidad y diversidad de poblaciones indígenas, atravesadas por un sinnúmero de desigualdades. En el país se pueden encontrar más de treinta pueblos nativos, como los atacama, ava guaraní, chané, charrúa, chorote, chulupí/nivaclé, comechingón, diaguita, diaguita cacano, diaguita calchaquí, guaycurú, guaraní, quechua, huarpe, kolla, kolla atacama, kolla guaraní, kolla tastil, tilián, lule, lule vilela, mapuche, mapuche tehuelche, mbyá guaraní, mocoví, mocoví toba, ocloya, omaguaca, selk’nam/ona, pilagá, ranquel/rankulche, sanavirón, tapiete, tehuelche, qom/toba, tonokoté, tupí guarani, wichí.
Según cifras del último censo poblacional del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, llevado a cabo en el año 2010, se calculó un total aproximado de 40 millones de habitantes en el país. De ese total de personas, se estima que un 2,4% se declaró como una persona indígena o descendiente de algún pueblo nativo. No es un número menor teniendo en cuenta que en Latinoamérica, según la UNESCO, son muchas las poblaciones etnoculturales que se ven interpeladas por un proceso de invisibilización, minorización e incluso negación. Y en ese entendido de la minorización, la organización hace referencia a la concepción discursiva y social de las comunidades nativas como grupos marginados, que viven a la sombra de poblaciones mayoritarias con ideologías culturales predominantes.
¿Cómo visibilizar, concientizar y exponer la realidad de los pueblos indígenas su devenir a lo largo de la historia, sino a través de la educación? La educación, además de ser un derecho humano intrínseco a todas las personas, es un medio indispensable para la consecución de otros derechos. La realidad en términos educativos a nivel nacional, es que el estudio de los pueblos originarios históricamente ha ocupado un lugar considerablemente relegado en la currícula formal obligatoria y, en consecuencia, en los textos escolares y demás materiales didácticos que acompañan el proceso de enseñanza y aprendizaje.
En la currícula formal obligatoria actual, hay mayor presencia de contenidos referidos a Mesoamérica y los Andes centrales y lamentablemente, cuando se incorpora la temática de pueblos nativos, su abordaje no está hecho de forma diacrónica. De manera que es difícil reconocer la presencia e incidencia de las comunidades indígenas a lo largo de los procesos históricos. Pareciera que el abordaje de la historia está más enfocado a los pueblos europeos, instaurando una suerte de jerarquía que excluye o minimiza en la historia a los pueblos autóctonos de América.
Los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (NAP) elaborados por el Ministerio de Educación de la Nación en el marco de la Ley Nacional de Educación incorporan en el área de las ciencias sociales de segundo año la temática de los pueblos nativos: “El análisis de las formas de organización de las sociedades indígenas americanas en relación con la organización de los trabajos, la distribución del excedente, la jerarquización social, la legitimación a través del culto y de los sistemas de creencias, a partir del tratamiento de uno o dos casos. La comprensión de los procesos de conquista y colonización europea en América desde múltiples interpretaciones, enfatizando en el impacto sobre las sociedades indígenas y en las variadas relaciones (resistencias, cooptaciones, alianzas) que éstas establecieron con los conquistadores”. Siendo este apartado toda la alusión que se hace al tema.
Lo anterior, genera varios interrogantes. ¿De qué manera las políticas públicas de educación contribuyen con la multiculturalidad y fortalecen la identidad de los estudiantes? ¿Existe un consenso sobre esa multiculturalidad social? Las políticas actuales no promueven la enseñanza activa sobre los pueblos nativos, su incidencia en la historia y en la cultura.
En ese marco, se hace necesaria la reflexión, acerca de la existencia de un programa educativo que contemple un enfoque intercultural, en donde el abordaje de los pueblos indígenas esté presente, a través de la revisión y transformación de perspectivas y construcciones relacionadas con la diversidad, la identidad y la cultura. Educar a los niños, niñas y adolescentes en diversidad etnocultural, y la existencia de pueblos autóctonos, hoy en día vigentes en el territorio, contribuirá con una educación más integral y de calidad. Además de permitir que todos conozcamos la historia cultural argentina y de la región y se dejen de perpetuar las anulaciones y los discursos racistas en el país.