El 12 de septiembre de 2018 el Consejo Federal de Educación aprobó los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (NAP) de educación digital, programación y robótica. Con esta aprobación, Argentina se convirtió en el primer país de América Latina en integrar la programación y la robótica en toda la educación obligatoria. Esta decisión remarcaba la necesidad de adaptar las currículas de todo el territorio nacional en los siguientes dos años.
La norma por medio de la cual se aprueban los NAP resalta la importancia de esta formación en los estudiantes para adquirir las habilidades necesarias en el siglo XXI, de entender y hacer un uso crítico de las tecnologías que atraviesan cada vez más todos los aspectos de la vida y el mundo del trabajo en particular. Lamentablemente, a partir de la situación epidemiológica que viene azotando al mundo entero desde el 2020, la implementación que se venía llevando a cabo en la materia se detuvo intempestivamente y en la actualidad no hay información que constate el estado de la misma.
Hoy en día el 30,7% de los jóvenes de entre 18 y 24 años se encuentran desempleados. Eso significa 680.000 jóvenes desempleados de esa edad, 420.000 de ellos con el secundario completo. En la industria del software se declaran al día de hoy, más de 15.000 puestos a cubrir. Número que crece año a año. Pero la salida laboral no es el único, ni el principal motivo por el que los chicos en edad escolar deben aprender programación, como comúnmente se cree.
Uno de los errores más frecuentes es pensar que por ser nativos digitales, los estudiantes pueden interactuar fluidamente con la tecnología. No es así. Los nativos digitales consumen la tecnología y aprenden a hacerlo desde muy temprana edad, pero no significa que sepan realmente utilizarla. Una analogía válida, sería una sociedad donde la gente solo supiese leer, pero no escribir. Entonces, la escritura sería una habilidad reservada solo a una pequeña élite, con todo lo que ello conllevaría a nivel cultural.
Según la firma Evans Data Corporation, menos del 1% de la población mundial sabe programar y esto hoy representa una cuestión de Estado en muchísimos países y ya son más de veinte los que incluyen la programación a lo largo de toda la currícula obligatoria. ¿Por qué a los Estados les preocupa tanto esta cuestión? ¿Nos preocuparía un mundo donde solo el 1% de la población supiese escribir?
Programar es darle instrucciones a una máquina en un lenguaje que una computadora pueda entender para ejecutar y/o automatizar una serie de acciones. Es decir, es la forma de comunicarnos con una computadora. En esta definición se encuentra la primera respuesta. Es importante que los jóvenes comprendan que todo sistema informático (al menos hasta ahora) es una serie de instrucciones que un humano le da a una computadora.
También debemos entender que hoy son muchísimos los dispositivos que, de una forma u otra, llevan computadoras programadas dentro. Desde la computadora personal en sí misma, pasando por los celulares y tablets, hasta drones, autos, heladeras, televisores, relojes, equipamiento de diagnóstico médico y muchísimos otros. Hoy hay en el mundo más de 3 dispositivos conectados por cada habitante.
Aprender a programar permite crear software, páginas web, aplicaciones para teléfonos móviles, videojuegos, etc. Pero visto de una forma más amplia es la incorporación de uno o más lenguajes a nuestras capacidades (así como estudiamos segundas o terceras lenguas). De hecho, recientemente se demostró que las zonas del cerebro que participan en el aprendizaje de una nueva lengua o de un nuevo lenguaje de programación son las mismas. Porque al fin y al cabo, ambas se componen de una gramática, sustantivos, adjetivos y verbos si se quisiese hacer la analogía.
Aprender a programar es dotar a los estudiantes de un lenguaje que les permitirá resolver problemas, expresarse, comprender la nueva economía digital, los nuevos medios de comunicación. Es decir, de relacionarse con la tecnología que los atraviesa en tantos aspectos de la vida de una forma responsable, segura y activa.
Aprender a programar implica desarrollar la habilidad de resolver problemas complejos con distintas estrategias. Implica también volverse más resiliente, puesto que requiere fallar una y otra vez hasta que la computadora realiza exactamente lo que el programador quiere. Conocer distintos lenguajes de programación desarrolla también la habilidad de modelar los problemas desde distintos puntos de vista, según el lenguaje que se utilice.
Pero lo más importante de aprender a programar, es que diversos estudios a lo largo y ancho del mundo demuestran que este aprendizaje mejora la motivación de los estudiantes y sus resultados académicos. ¿Por qué? Porque aprender a programar le permite a cada niño, niña o adolescente tomar algo que le gusta, que le apasione y lo lleve al mundo digital. Le permite crear nuevas formas de expresión, de comunicación e incluso nuevos modelos de negocio sobre sus áreas de interés. Esto es lo que hace al aprendizaje significativo, porque desarrollan la capacidad de programar a la par de aquello que no sólo conocen sino que además les gusta, entretiene y apasiona.
A todos estos puntos a favor de la enseñanza y el aprendizaje de la programación deberíamos sumarle lo que significa para el país y la sociedad tener una nueva generación dotada de este conocimiento desde la escuela. Estos saberes abren la puerta a una serie cada vez más amplia de carreras relacionadas a la informática con excelentes remuneraciones. Es también una industria con un gran crecimiento a nivel global y donde se compite internacionalmente, es decir es una fuente de exportaciones para el país.
La enseñanza de la programación es también una manera de dotar del poder de la tecnología a la ciudadanía en general, permitiendo que la creatividad y el conocimiento confluyan en nuevas soluciones a las diversas problemáticas sociales que tenemos en este nuevo mundo.
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