Tras las dos semanas de vacaciones de invierno, hoy volvieron las clases tanto en la ciudad como en la provincia de Buenos Aires. En la primera mitad del año, si bien la presencialidad fue dispar, compartieron el mismo protocolo. Ahora las pautas son distintas: las escuelas porteñas comenzaron a desandar la vuelta a la normalidad, mientras que los colegios bonaerenses continúan trabajando con burbujas.
La diferencia radica en el distanciamiento en las aulas. El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, definió quitar los 1,5 metros de distancia obligatorios dentro del salón para, de ese modo, permitir que todo el curso asista al mismo tiempo y de lunes a viernes. Ese ajuste empezará a aplicarse desde el miércoles en los últimos dos años de secundaria. Con el correr de agosto, se extenderá al resto del sistema hasta tener a los 700 mil alumnos porteños con asistencia diaria.
La revisión del distanciamiento, que convierte a la burbuja en el curso completo, generó todo tipo de reacciones. Los grupos de Padres Organizados celebraron la modificación porque los chicos ahora sí podrán recuperar su rutina pre-pandemia. Del otro lado, funcionarios del gobierno nacional y gremios docentes repudiaron la decisión porque consideran que aún no están dadas las condiciones epidemiológicas.
El ministro de Educación, Nicolás Trotta, advirtió en diálogo con El Destape Radio: “Le pedimos a la Ciudad de Buenos Aires y a la provincia de Mendoza (que aplicó la misma medida) que compartan la evidencia que tienen para volver a clases sin distanciamiento. Si no, estamos ante un hecho de irresponsabilidad de estas jurisdicciones. Más si se considera que hay sospecha de que ya hay circulación comunitaria de la variante Delta en la Ciudad”.
Por su parte, Ute-Ctera, el principal sindicato porteño, hizo una presentación solicitando a las autoridades porteñas que “se garanticen las condiciones necesarias para poder enseñar y aprender sin exponer la salud y la vida de la comunidad educativa”. En tanto, Ademys, un gremio minoritario, convocó a un paro por 24 horas.
En el gobierno porteño aseguran que la situación sanitaria actual permite sí avanzar en mayor presencialidad. “Hoy las condiciones epidemiológicas están dadas para que tomemos esta decisión que es de una pandemia que está transitando otra forma distinta al año pasado y al primer cuatrimestre. Por eso también los protocolos y actividades tienen que ir adecuándose de a poco. Es un proceso absolutamente cuidado y progresivo y van a ir volviendo de a poco, por etapas”, explicaron a Infobae.
En Uspallata destacan, además, que el resto de las pautas de cuidado se sostienen. El uso de tapabocas sigue siendo obligatorio en todo momento, excepto en jardines maternales, y las puertas y ventanas deben permanecer abiertas a pesar de las bajas temperaturas, para garantizar la ventilación cruzada. Los ingresos a la escuela son escalonados y se les toma la temperatura a todos los chicos y personal educativo.
Todos los municipios bonaerenses con clases, pero con asistencia alternada
Tras un primer cuatrimestre irregular, con suspensiones de clases en los municipios bonaerenses, toda la provincia retomó el ciclo lectivo presencial hoy por la mañana. Ya no queda ningún distrito en fase 2. Sin embargo, no todos los chicos volvieron a la escuela. Al sostener los mismos protocolos que se aprobaron a mediados del año pasado, se mantiene un sistema bimodal.
La provincia de Buenos Aires es por amplio margen el mayor sistema educativo del país. Cuenta con 4.15 millones de estudiantes de los niveles inicial, primario y secundario que concurren a 15.815 escuelas de gestión estatal y privada. La gran mayoría asistirá en la segunda mitad del año en forma alternada para cumplir con el 1,5 metros de distanciamiento en las aulas. Y la concurrencia de las burbujas varía según la escuela: algunos chicos van media jornada todos los días, otros van una semana sí y la siguiente no, otros incluso asisten con una frecuencia menor.
“El 70 por ciento de las escuelas sigue con la bimodalidad. A diferencia de lo que va a suceder en la Ciudad, acá es imposible organizarse de otra manera con el metro y medio de distanciamiento. Salvo algunas escuelas que pudieron tirar paredes, que tienen espacios grandes o no tienen muchos alumnos, la gran mayoría ofrece asistencia alternada”, indicó Martín Zurita, secretario ejecutivo de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de la Provincia de Buenos Aires (AIEPBA).
Según informaron desde la Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE) bonaerense, hay 201 escuelas en obras que quedaron pendiente del plan de infraestructura que comenzó en 2020 y tuvo una inversión de 5.570 millones de pesos. “En estos casos, reubicamos la actividad presencial en edificios alternativos cercanos a la escuela hasta que se pueda concluir la obra. Si no existe un edificio de estas características, la DGCyE provee el servicio de transporte escolar “, agregaron.
Ante el reclamo de los padres, que pretenden mayor presencialidad en las aulas, desde la cartera educativa ratificaron que, tal como se acordó en el Consejo Federal, sostendrán los mismos protocolos. “El uso correcto del tapabocas, la ventilación adecuada, la limpieza y desinfección y la distancia en las aulas y los espacios comunes de la escuela son los principios ordenadores de la actividad escolar de este tiempo. Para facilitar el cumplimiento de las medidas de cuidado, incorporamos medidores de dióxido de carbono para todas las escuelas estatales”.
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