La curva de contagios, que venía en bajada en el Área Metropolitana de Buenos Aires, dio un nuevo giro y volvió a subir desde el miércoles pasado. El escenario trastocó los planes de aperturas paulatinas que tenía en mente el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y, tal como adelantó ayer Infobae, ahora evalúan una medida drástica para reducir la circulación del virus, que podría incluir a las clases presenciales.
En la Ciudad prefieren ser cautos sobre el tema educativo. Las fuentes consultadas por este medio señalan que “se va a cumplir con el compromiso asumido a principios de año”. Ese compromiso dice que las escuelas son lo último en cerrar.
“En el hipotético caso de tener que cerrar las escuelas es porque se cierra todo”, remarcaron en Uspallata. “Para que haya una suspensión total de las clases presenciales, que no lo descartamos para algún momento, el escenario debería ser el de marzo de 2020, con una cuarentena muy dura”, precisaron.
El Gobierno porteño sigue observando que las escuelas no son focos de contagios, pero llegado el caso de volver a un confinamiento estricto, las clases presenciales también se verían interrumpidas. De tomarse ese medida, la suspensión, aclaran, sería por un tiempo determinado y acotado.
Los últimos números oficiales siguen abonando la teoría de que la escuela no es una fuente primaria de contagios. Desde el inicio del ciclo lectivo el 17 de febrero hasta el 14 de mayo, el total de casos positivos acumulados en la comunidad educativa es de 10.736 lo que representa el 1,53% del total, sobre 700.518 personas.
Esa cifra se compone de 6.452 estudiantes y 4.284 docentes y auxiliares. “La cifra está muy por debajo de la de contagios entre residentes de la Ciudad, que tiene un ratio de 4,7% de positivos”, explicaron los voceros.
A su vez, revelaron un dato nuevo que muestra que, según las encuestas epidemiológicas realizadas a los pacientes que dieron positivo, el 89% señala que el origen del contagio ocurrió fuera de la escuela. Sobre 45.056 burbujas entre escuelas públicas y privadas, hoy se encuentran aisladas 568, de acuerdo a los registros oficiales.
Entre la suspensión total y la continuidad de las clases, surgen grises, medidas intermedias que por estas horas se evalúa. El ministerio de Educación porteño elaboró un plan de emergencia a principios del ciclo lectivo con cuatro escenarios. De esos cuatro escenarios ya se cumplieron dos: por un lado, los terciarios, institutos superiores y la educación para adultos pasó a una modalidad totalmente virtual y, por otro, los chicos de secundaria empezaron a cursar bajo un formato híbrido hace dos semanas.
Con esas dos restricciones, redujeron la presencialidad en un 30%: 250.458 alumnos y docentes menos que en principios de marzo. Ahora, con el giro imprevisto en la curva epidemiológica, empieza a cobrar fuerza la continuidad del plan de emergencia como medida paliativa. Los escenarios que quedan pendientes y se contemplan son dos:
3) Continuar con la alternancia entre instancias presenciales y remotas en la secundaria y avanzar con el mismo esquema en el segundo ciclo de primaria. Esa reducción implicaría 44% menos de estudiantes.
4) La última etapa contempla la apertura únicamente de los maternales, sala de 5, 1°, 2° y 7° grados y 1° año de secundaria, con una revisión de horarios de ingreso y egreso. Lo que implicaría un 72% menos de presencia en las escuelas.
Más allá de los escenarios eventuales, por ahora reina la incertidumbre. Rodríguez Larreta y su gabinete esperarán a que avance esta semana para tomar una definición que podría incluir, al menos parcialmente, a las escuelas.
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