Hay una relación directa entre el feedback y la motivación de los alumnos . Pero, para que ese feedback tenga el objetivo que buscamos, debe ser constructivo, específico y afectivo.
Cuando, en vez de centramos en el monólogo como modelo de retroalimentación, lo hacemos como un diálogo, el efecto es diferente . Si fomentamos la reflexión en tiempo y forma con palabras y un tono de voz positivo y amigable, y ofrecemos al mismo tiempo una devolución específica en la que haya una posibilidad de mejora real, y con adaptación a las necesidades de los alumnos, el resultado será más que efectivo .
El buen feedback:
1. Está orientado a mejorar algo específico
2. Es posible
3. Se ofrece en términos positivos y cálidos
4. Se da en tiempo y forma
5. Fomenta la reflexión
Proyecto “Amigos críticos”
Hasta aquí hablamos del feedback sobre todo entre maestro y alumno, pero esta herramienta también puede darse entre compañeros. Para explicarlo mejor, voy a tomar una escena del mundo laboral. Las empresas no suelen tomar exámenes escritos a sus empleados como sucede en el mundo o sistema educativo . En los trabajos, los empleados son evaluados de maneras que, podríamos decir, son más reales . En estos escenarios es muy común ver al colaborador de una organización pedir un consejo o una opinión a sus compañeros de trabajo. Poniendo en un espejo esta realidad, te presento una estrategia de feedback que les permita a los alumnos incorporar técnicas positivas para recibir y brindar una retroalimentación entre compañeros .
¿Cómo funciona? En el caso de una presentación oral, por ejemplo, los compañeros escucharán atentamente, harán preguntas aclaratorias y, a modo de lluvia de ideas, hablando o bien con cartelitos como los post-it pueden hacer sugerencias de mejora y destacar aquello que les haya parecido mejor de las propuestas elaboradas. En cierto modo, es una especie de “Me gusta” de Facebook o de Twitter. De esta manera, los alumnos se sienten acompañados por sus compañeros en sus procesos creativos. Las críticas negativas o los límites a las ideas están prohibidos. Al igual que sucede entre profesores y alumnos, el feedback debe ser específico, concreto y afectivo .
Dicho esto, debemos mencionar algo muy importante que es previo a este proceso. Para realizar este tipo de feedback entre alumnos,primero debemos trabajar las habilidades socio-emocionales personales . Es decir que los alumnos puedan practicar el expresar su opinión de una manera positiva que no lastime o haga sentir mal a sus compañeros .
Podemos enseñarles a los chicos algunos tips, por ejemplo, enunciar las sugerencias del siguiente modo:
- Me gusta mucho lo que hiciste para…
- ¿Pensaste tal vez en agregar…?
- ¿Podrías explicarme por qué…?
- Me parece muy creativo lo que hiciste . ¿Qué pasaría si modificaras…?
- Eso está genial . Algo que se me ocurre que tal vez podría ayudarte es…
Es muy importante comprender el valor de las palabras, para que los comentarios aporten positivamente al trabajo del alumno y no lo descalifiquen. Una buena manera de concluir con la actividad será pedirle al alumno que realice una autoevaluación de su trabajo . Algunas preguntas que se pueden incluir para ayudarlo a reflexionar:
¿Qué es lo que más me gustó de mi trabajo? ¿Cuáles son las opiniones que recibí que podrían ayudarme a mejorar mi trabajo? Si tuviera que volver a hacer esto, ¿qué cambiaría?
Convertirse en amigos críticos tiene varios beneficios:
1. Salirnos de nuestra óptica personal y tener la oportunidad de ver otros puntos de vista.
2. Aprender a recibir una crítica constructiva .
3. Fomentar las relaciones interpersonales entre pares en las que el respeto y el afecto fluyan con naturalidad .
4. Aprender y poner en práctica técnicas de escucha atenta, paciencia, comunicación, y empatía, entre otras habilidades sociales .
5. Aprender de las diferencias. “Yo lo hubiese hecho diferente, pero me gusta mucho lo que hiciste” .
No hay mejores docentes que nuestros propios alumnos. Una vez que el Proyecto “amigos críticos” empieza a tomar vuelo, podemos armar una red de tutoría entre alumnos.
Red de tutoría. El que más enseña más aprende
Cuando empoderamos a los alumnos en un modelo de aprendizaje entre compañeros, se generan procesos de andamiaje entre iguales en los que ambas partes resultan beneficiadas .
Suele suceder que encontramos en el aula alumnos que están más avanzados que otros en algún conocimiento, o porque les interesa más o porque lo entendieron antes . Esta situación nos lleva a lo que podemos llamar una “red de tutoría”. De esta manera podemos pensar en alumnos tutores de otros. En esta dinámica todos mejoran, se perfeccionan y aprenden con la motivación además de estar trabajando y colaborando entre todos .
El que enseña clarifica, organiza y procesa su propio pensamiento porque se involucra más activamente en la construcción del conocimiento . A la vez, desarrolla sus habilidades de liderazgo, cuida a su compañero, escucha, organiza el turno de palabra, respeta los tiempos del otro, etc. El que aprende baja su resistencia debido a la ausencia de amenaza, y cuenta con un par que lo ayuda a reflexionar y comprender.
Cómo crear una red de tutoría en el aula
1. Lo primero que debemos pensar es quién puede ser tutor. Aquí aparecerá como posibilidad todo aquel que descubre algo que le gusta mucho y que puede transmitirlo . Alguien a quien le guste compartir lo que sabe con los demás. Preguntaremos, entonces, quién quiere ser voluntario pensando que pueden presentarse alumnos del mismo curso o incluso de otros superiores .
Para esta invitación podemos poner varias láminas en la escuela o enviar mensajes por whatsapp/redes para que se postulen a la red de tutoría, y en las que explicaremos brevemente en qué consiste el proyecto . Este tipo de frases podrían ayudar: “¡Te necesitamos!”, “¡Salí del anonimato!”, “¡Te estamos buscando!”.
2. En el aula se puede trabajar el “despertar” las ganas de enseñar a otros . ¿Qué te apasiona? ¿De qué podrías hablar horas y horas? ¿Para qué creés que sos bueno?, etc .
3. Para que puedan ir generando confianza en el resto del alumnado, les podemos enseñar a los tutores a despertar la curiosidad en los chicos a través de preguntas poderosas, esas que generan que los alumnos hablen y vayan construyendo el aprendizaje. Por ejemplo, si estás trabajando una unidad sobre Egipto, una pregunta podría ser: “¿Sabías que muchos de los elementos cotidianos que usamos, como la llave, la cerradura, el peine y las tijeras, fueron inventados por los egipcios? ¡También la pasta de dientes!” .
4. Nos tenemos que asegurar de que las primeras tutorías sean concretas, cortas y que los nuevos tutores cuenten con nuestra ayuda o con material de apoyo .
Este mismo concepto de red de tutorías se puede aplicar para que los alumnos mayores interactúen con los menores en diferentes circunstancias no solo académicas, sino además recreativas, culturales o sociales. Pero no lo olvidemos, cuando los alumnos no están cómodos en sus grupos o si tienen miedo de que los humillen, los expongan o se burlen de ellos, no van a poder desplegar todo su potencial creativo. Cuando no trabajamos los aspectos socio-emocionales, lo cognitivo se resiente.
Laura Lewin es autora, capacitadora y especialista en educación. Es oradora TEDx y ha escrito numerosos libros, entre los cuales podemos destacar su más reciente libro, La Nueva Educación, de editorial Santillana (2020). Facebook: @LauraLewinOnline. Instagram: @lauralewinonline
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