Una experiencia de adopción literaria en el aula: el caso de “A la cárcel”, de Ricardo Elías

Cómo se trabaja la literatura contemporánea en el aula. Más aún: cómo se trabaja la literatura latinoamericana contemporánea en el aula. Este jueves, una profesora de Guadalajara y un escritor chileno contarán una experiencia de la adopción literaria en el colegio.

A través de la plataforma de lectura Leamos.com, Ticmas invita al encuentro que Susette Hernández y Ricardo Elías van a mantener con el Marcos Almada para hablar de la novela A la cárcel y de cómo fue trabajada por los estudiantes de quinto año del bachillerato en México.

La propuesta es no solo descubrir a un autor interesantísimo y multipremiado, sino conocer la experiencia vital con la que una profesora inquieta y dinámica rompió las fronteras del aula y logró que sus estudiantes se entusiasmaran con la lectura y la literatura.

El encuentro es el jueves 22 de abril a las 17. Con inscripción gratuita.

A la cárcel (Ricardo Elías, Editorial Alto Pogo) es una novela inesperada para la narrativa chilena que propone recuperar el placer de la lectura tanto para lectores avezados como ocasionales, sin por eso caer en una propuesta comercial. Su autor, Ricardo Elías, escribió una historia disparatada en el mejor sentido de la palabra, porque a medida que el lector se introduce en sus páginas va perdiendo la noción de qué se trata o en qué terminarán las peripecias.

La historia arranca en la cárcel con su protagonista Lalo Cartagena y su compañero de celda cuando, en un intento por cavar un túnel, Cartagena y sus amigos encuentran un tesoro arqueológico; entonces la idea de escapar se diluye y se instala la de exhibir el tesoro, primero a los reos y luego a sus familiares. No será pues tanto del mundo carcelario que trate esta historia, sino una parodia de ese mundo y, unos reos que terminan siendo queribles, a tal grado que uno quisiera conocer y hacerse amigo de todos ellos. Escrita en “clave pop”, y más específicamente ligada a la historieta, alguien dijo que Alex de la Iglesia debería llevar al cine esta novela. ¿Por qué no?