Las “comunidades de práctica” y las estrategias de aprendizaje duales

Las estrategias de aprendizaje en entornos duales vuelven a destacar la necesidad de crear comunidades de práctica que permitan potenciar una nueva forma de aprender más social, constructiva, creativa y continua que nos conecte con los conocimientos a nivel colectivo.

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Según Etienne Wenger, una comunidad de práctica es “un grupo de personas que comparten un interés, un conjunto de problemas, o una pasión sobre un tema, y quienes profundizan su conocimiento y experiencia en el área a través de una interacción continua que fortalece sus relaciones”. En otras palabras, una comunidad de práctica es un grupo de personas ligadas por una práctica común, recurrente y estable en el tiempo, y puede englobar un abanico muy amplio de temas o dominios.

Wenger sostiene que hay tres características propias de una comunidad de práctica:

- El dominio (qué): es el interés común que conecta y se mantiene unido a la comunidad. En otras palabras: su propósito y área de incumbencia.

- La comunidad (quiénes): una comunidad se encuentra guiada por las actividades compartidas que persiguen (por ejemplo, reuniones, discusiones, intercambios) en torno a su dominio común. En este aspecto el compromiso mutuo es uno de los aspectos claves, ya que permite definir conjuntamente ciertas reglas de cómo va a funcionar, a qué se comprometen los miembros, cuáles serán sus reglas, de una manera compartida y consensuada en la misma comunidad de práctica.

- La práctica (cómo): los miembros de una comunidad de práctica son practicantes de una forma multidireccional. Es decir: lo que hacen involucra su participación en la comunidad y lo que aprenden de la comunidad afecta a lo que hacen. Para generar dinámicas ordenadas, se sugiere que haya un programa regular de actividades o temas puntuales que convoque regularmente a los participantes, considerando sus limitaciones de tiempo y sus intereses. La forma de intervenir de los practitioners precisamente son experiencias, historias, herramientas, dificultades, conflictos, etc.

Una comunidad de práctica comparte tres características: qué, quiénes y cómo
Una comunidad de práctica comparte tres características: qué, quiénes y cómo

Si bien el concepto de “comunidades de práctica” está asociado a estrategias de aprendizaje, no sólo se ha vinculado al ámbito educativo en los últimos tiempos. Los aportes del término a organizaciones, gobierno o el sector social también se han visto fuertemente reflejados en la última década. Por su parte, en The social life of information (2000), John Brown y Paul Duguid describen y estudian comunidades de práctica en empresas privadas. En la actualidad, grandes empresas de tecnología --como Google y Apple por ejemplo-- incentivan a las comunidades de práctica para compartir el conocimiento entre los miembros de su personal. De esta manera, se evidencia que las comunidades de práctica han logrado permear en dinámicas sociales, políticas y económicas mejorando programas para el desarrollo a través de resultados conseguidos.

Las teorías de las “comunidades de práctica” y los factores para su funcionamiento

Los antropólogos Jean Lave y Etienne Wegner acuñaron el término mientras realizaban estudios sociales sobre el aprendizaje de artes y oficios. En sus estudios identificaron que el aprendizaje en temas artísticos --dónde se creía que primaba más una relación “maestro-aprendiz”-- era más complejo y sistémico.

Si se exploran las teorías del aprendizaje, las comunidades de práctica proponen una de las maneras en las que el aprendizaje experiencial, el constructivismo social y el conectivismo se pueden combinar e ilustran las limitaciones al tratar de clasificar rígidamente las teorías del aprendizaje. Wenger ha argumentado que, aunque los individuos aprenden a través de la participación en una comunidad de práctica, lo más importante es la generación de nuevos niveles de conocimiento o más profundos mediante la actividad del grupo.

(Shutterstock.com)
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Investigaciones posteriores han identificado una serie de factores críticos que influyen en la eficacia de los participantes en las comunidades de práctica. Estos son:

- Conciencia social: las personas necesitan sentirse cómodas al participar socialmente con otros profesionales o “expertos”, y los que tienen un mayor conocimiento deben estar dispuestos a compartir de manera colegiada respetando las opiniones y los conocimientos de los demás participantes.

- Motivación: para compartir información por el bien común de la comunidad.

- Capacidad y disposición: para colaborar, compartiendo la información y potenciando los conocimientos.

- Mantener una estructura simple y ágil con roles claros.

Con respecto a este último factor, las comunidades de práctica tienen una estructura muy simple y son también sencillas en su funcionamiento diario. Para Wenger, hay tres roles a desempeñar en la comunidad: el moderador, los líderes y los miembros. Los moderadores (dinamizadores) tienen el papel de garantizar el buen funcionamiento de la comunidad y la orientación hacia el dominio de ésta. Las funciones del moderador o dinamizador pueden ser algunas como: identificar los temas a tratar, planificar las actividades que se deben llevar a cabo, conectar a los miembros de la comunidad y potenciar su desarrollo, gestionar las barreras entre la comunidad y la organización, ayudar a construir la práctica integrando herramientas, métodos y actividades, evaluar las aportaciones que han realizado los miembros en sus organizaciones. Por su parte, los líderes han de atraer la participación y legitimar la comunidad. Por último, los miembros propiamente dichos, con una participación activa y regular, son el basamento de la comunidad.

La comunidad de práctica en la virtualidad
La comunidad de práctica en la virtualidad

Las comunidades de práctica en entornos virtuales: 4 aportes de las tecnologías digitales

El aprovechamiento de los avances tecnológicos es una manifestación importante de las comunidades de práctica. Si bien existen algunas que funcionan de manera presencial y mixta (presencial y a distancia) la gran mayoría en la actualidad están basadas en plataformas digitales que les dan amplitud y nuevas potencialidades.

Particularmente en el ámbito educativo, una comunidad de práctica es un espacio donde todos los miembros aprenden pero sin la necesidad de que alguien (un docente, por ejemplo) dirija ese aprendizaje. Por el contrario, cada participante (estudiante) puede tomar la iniciativa e iniciar nuevos caminos en la tarea conjunta de construir conocimiento con sus pares, en un pie de igualdad con ellos. Por ello, si bien los docentes desde la virtualidad pueden sugerir temas de aprendizaje, nos interesa que cada participante se vuelva un protagonista de esta actividad, dando y recibiendo al mismo tiempo.

La forma en que las tecnologías digitales han contribuido en la forma de desplegar las Comunidades de Práctica en ambientes virtuales, han sido los siguientes:

1. Visibilidad del experto en el grupo de participantes: es mucho más sencillo identificar al experto del grupo de participantes utilizando las nuevas tecnologías, ya que en una comunidad de práctica virtual queda registrado el número de intervenciones y comentarios que aporta cada participante.

2. Preservar la información y co-crearla de forma colaborativa: para conservar la serie de documentos que se utilizan en la comunidad, es mucho más práctico un espacio de trabajo virtual donde cada participante pueda acceder a su comunidad y descargarse todo el material que necesite. Adicionalmente, múltiples plataformas digitales permiten realizar aportes colaborativos y en simultáneo.

3. Trazabilidad de la comunidad de práctica ante nuevos miembros: si se desea incorporar un nuevo participante en una comunidad de práctica virtual, este nuevo integrante puede ver en el momento de su incorporación el registro de todos los mensajes del resto de compañeros sintiéndose así integrado totalmente en el tema y poder hacer su aportación de manera inmediata.

4. Nuevas bases de conocimiento y los contenidos en una comunidad de práctica virtual. Esta gestión de conocimiento y de contenidos se puede estructurar en base a cinco puntos claves: i) la comunicación en sesiones sincrónicas o asincrónicas, ii) edición y/o distribución de los recursos de información, iii) estructurar los contenidos, para que puedan ser consultados según su relación con los objetivos de la comunidad, y las actividades derivadas de los objetivos comunes. iv) anunciar información de interés, v) notificaciones y alertas, con el fin de captar la atención de los participantes enviándoles información sobre lo que ha sucedido en el tiempo en el que no estuvieron on-line.

La interacción que propicia una comunidad de práctica se tornará fructífera en la medida en que todos los participantes entren en diálogo con sus colegas, aportando sus conocimientos y a la vez sugiriendo temas importantes a tratar, o pidiendo ayuda a quienes ya saben lo que otros todavía necesitan aprender. Las tecnologías digitales y las plataformas educativas son un espacio útil para combinar estas prácticas en escenarios de aprendizaje dual.

Melina Nogueira Fernández, es Licenciada en Administración y Sistemas de Información de las Organizaciones (UBA), Certificada Metodologías Ágiles, docente en nivel medio e investigadora, Doctoranda en Ciencias Sociales y Humanas (UNQ).

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