Un docente de la Ciudad de Buenos Aires falleció el domingo después de haberse contagiado de coronavirus. La muerte de Jorge Langone, que daba clases en la Escuela Técnica N°13 de Villa Lugano, generó una polémica en torno a la decisión de sostener las clases presenciales.
El gremio docente Ademys llamó a un paro entre sus 1.500 afiliados. El sindicato -el más combativo de CABA- vincula el “riesgo” de la apertura educativa con el aumento de los contagios, aunque también admitieron que no pueden confirmar si efectivamente Langone se infectó en la escuela.
Ante la consulta, en el Ministerio de Educación porteño lamentaron la noticia, pero aclararon que el contagio no pudo darse en el ámbito escolar. El docente tan solo había asistido un día a clases, el 22 de febrero. Ese mismo día se sintió mal y se dirigió a un centro de testeo donde confirmó el caso, por lo cual el contagio se había dado en las horas previas.
“Esta persona se sintió mal ese mismo día, el 22 de febrero, por lo cual se retiró. No cumplió todo su turno, se fue a testear, dio positivo y nunca más concurrió a la escuela, con lo cual estuvo un solo turno, un solo día en el establecimiento”, especificó Soledad Acuña, ministra de Educación porteña, durante la conferencia de prensa que encabezó el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta.
Acuña precisó que se siguieron todos los pasos que marca el protocolo cuando el profesor asistió a la escuela. “Se le tomó la temperatura y se le facilitó la mascarilla de acetato, además del tapabocas”, agregó.
Por su parte, Ute-Ctera -el principal sindicato de la Ciudad- no definió una medida de fuerza, pero sí recordó al maestro fallecido y cuestionó la voluntad oficial de flexibilizar el protocolo. “Mediante carteles, reuniones con las familias, asambleas y abrazos a las escuelas nos solidarizamos con la familia y compañerxs de Jorge, exigimos la inmediata vacunación docente y nos manifestamos en contra de la flexibilización de los protocolos impulsada por Acuña y Larreta”, escribieron en un comunicado.
La muerte se da en medio de una disputa entre los gremialistas y las autoridades. El gobierno porteño había adelantado su voluntad de flexibilizar el protocolo en algunos ítems. A partir de abril, quieren eliminar los ingresos escalonados para sumar tiempo en las aulas y que los chicos puedan comprar en los quioscos de los colegios. Incluso la ministra de Educación había deslizado la intención de disminuir el distanciamiento social para que haya más chicos en las aulas.
Hoy por la mañana, en una entrevista con Infobae, el ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta se sumó también a la polémica y rechazó la flexibilización del protocolo. “A diferencia de lo que planteó la Ciudad, sostenemos que no hay que relajar los cuidados. El distanciamiento de 1,5 metros, la ventilación de los ambientes, la higiene son instrumentos esenciales para que la presencialidad sea segura. De igual modo, todavía no recibimos ninguna propuesta de cambios”, planteó.
De igual modo, tanto el gobierno nacional como la administración porteña ratificaron la continuidad de las clases presenciales en medio de la llegada de la segunda ola de coronavirus ya que no genera un impacto en la curva de contagios.
“Tomamos la decisión de priorizar la presencialidad cuidada en las escuelas. Hoy la evidencia nos muestra que las escuelas son un espacio seguro, donde no se está dando el aumento de los contagios en el país. Pero si queremos sostener la presencialidad, tenemos que tomar medidas restrictivas y de cuidado en otros ámbitos”, remarcó Trotta.
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