La semana pasada, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta adelantó su intención de flexibilizar el protocolo escolar a raíz de los pocos contagios que se registraron en las escuelas en el primer mes de clases. El anuncio reavivó el enfrentamiento con el gobierno nacional, que prefiere no relajar las pautas ante la eventual llegada de la segunda ola de la pandemia.
La ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, señaló que piensan en tres cambios de protocolo que llevarían mayor normalidad a las escuelas:
● Los comedores escolares, al menos para que se pueda utilizar la cocina y los estudiantes puedan almorzar comidas calientes al aire libre o en espacios ventilados.
● Que los estudiantes puedan quitarse el tapaboca en espacios al aire libre y por períodos cortos de tiempo. Por ejemplo, permitirían que los chicos se saquen el barbijo durante los recreos para permitir pequeños descansos de la mascarilla.
● Repensar el escalonamiento de los ingresos y salidas de las escuelas. La intención es reducir los turnos para simplificar la organización de las familias que tienen más de un hijo en edad escolar y que los chicos tengan más tiempo efectivo de clases.
Los funcionarios de la cartera educativa se reunieron con los representantes de los 17 gremios docentes de la Ciudad para informarles los próximos ajustes que se vendrán en los protocolos. La mayoría de los sindicatos dio el visto bueno a las modificaciones. Como es costumbre, solo Ute-Ctera y Ademys rechazaron los cambios.
“Con más de 1000 casos registrados entre docentes, auxiliares y alumnos y un aumento general de positivos en la Ciudad lejos de flexibilizar el protocolo, es necesario que el GCBA fortalezca las medidas de seguridad e higiene sanitaria garantizando la provisión de insumos de calidad a las Escuelas como así también la inhabilitación de espacios sin ventilación y la intervención urgente frente a las detecciones”, advirtió Ute en un comunicado.
Según supo Infobae, dos de las tres modificaciones -la de los comedores escolares y la reducción de turnos de ingreso- empezarán a implementarse desde el 1 de abril. La posibilidad de que los alumnos se saquen al menos un momento los barbijos por ahora no tiene fecha de concreción.
Además de las tres modificaciones, Acuña también mencionó que está en análisis la revisión del distanciamiento de 1,5 metros en el aula, lo que hoy imposibilita un retorno masivo a las escuelas. No obstante, ante la consulta, desde el ministerio de Educación precisaron que se trata de una discusión a futuro, que va en línea con la evidencia que pudo recabar Estado Unidos, donde redujeron la distancia a 91 centímetros.
Los anuncios generaron un nuevo contrapunto con el gobierno nacional. Primero fue la ministra de Salud, Carla Vizzotti, quien se pronunció al respecto: “Una de las cosas más importantes que el Consejo Nacional de Educación intenta transmitir es sostener los cuidados. En este momento no es aconsejable disminuir el esfuerzo, porque todavía no tenemos la cantidad de población suficiente vacunada”, dijo, en una entrevista a C5N.
Por su parte, el ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta expresó que el gobierno porteño no envió ninguna notificación para modificar los protocolos hasta el momento. “Le pedí a la secretaria del Consejo Federal de Educación que se comunique con la Ciudad, a lo que le plantearon que hubo un error de comunicación”, señaló.
“No es un cambio de protocolo, simplemente estaban planteando la posibilidad de comer en los comedores de las escuelas, que los chicos puedan llevar viandas, cosa que está ocurriendo en otras jurisdicciones. Y el hecho también de regular algunos momentos donde los chicos con distanciamiento en los espacios libres puedan sacarse unos minutos los barbijos”, agregó en diálogo con El Destape Radio.
Después de los dichos de Trotta, en la Ciudad aclararon que para los cambios que van a llevar adelante “no es necesario que Nación apruebe nada”. Solo debería discutirse en el Consejo Federal si se tratara de flexibilizaciones más profundas.
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