En medio de la discusión por la apertura educativa, hoy cerca del mediodía el oficialismo conseguirá una foto esperada. El presidente Alberto Fernández encabezará por primera vez una sesión del Consejo Federal de Educación, que cuenta con todos los ministros provinciales, en la Quinta de Olivos. En la reunión, además de actualizar los indicadores sanitarios, también se aprobarán las pautas que regirán el trabajo en las escuelas de todo el país.
Infobae accedió a los principales lineamientos que ordenarán la nueva normalidad en los colegios. Los ministros acordarán hoy priorizar la reanudación de las clases presenciales bajo una modalidad que, en casi todo los casos, será combinada. Es decir, alternará algunos días de presencia en las aulas con otros de clases a distancia como los que caracterizaron el ciclo lectivo 2020.
Los casos de retorno 100% presencial serán contadas excepciones. Solo los departamentos, municipios o pueblos en los que la pandemia no golpee o las escuelas que, por sus dimensiones, permitan que todos los alumnos concurran a la vez.
Los esquemas de alternancia los definirá cada provincia. Del acuerdo de hoy no surgirá un número máximo de alumnos por aula, sino que la cantidad de chicos estará atada a las dimensiones del salón y a la posibilidad de garantizar el metro y medio de distancia entre cada banco, uno de los puntos que exigen los protocolos.
La alternancia podrá ser por turno (la mitad a la mañana y la otra mitad a la tarde), por días o por semana completa. Lo que sí será una regla general es que ese esquema de días y horarios se mantendrá para cada grupo hasta al menos el cierre del primer trimestre o cuatrimestre, con el objetivo de reorganizar la rutina escolar y familiar.
Si bien la intención es maximizar el tiempo en las escuelas, no necesariamente todos los grados tendrán la misma cantidad de tiempo de clases presenciales. En caso de priorizar, los de mayor concurrencia serán los últimos cursos de cada nivel: sexto o séptimo grado en primaria y quinto o sexto año en secundaria.
Los espacios de clases no se limitarán a las aulas. La intención es que también se utilicen otros sitios dentro de la escuela que permitan el distanciamiento y la ventilación necesarios: bibliotecas, talleres, comedores o gimnasios. En caso de que el clima acompañe también podrían habilitarse lugares descubiertos o semi-descubiertos como los patios o las galerías. Incluso se podría llegar a recurrir a clubes, centros culturales o polideportivos que se encuentren cerca de la escuela.
La fragmentación de los grados generará cierta sobrecarga en los docentes. La recomendación será que los maestros focalicen su tiempo y atención en las actividades presenciales y reduzcan su intervención en las clases a distancia.
En el tiempo presencial se buscará que los alumnos recuperen los contenidos que no pudieron impartirse en forma remota en 2020. Será el momento de la introducción de los temas, de las explicaciones centrales y las respuestas a las dudas.
En cambio, la no presencialidad apuntará a que los chicos pongan en práctica aquello que aprendieron, que revisen los contenidos, guías y libros a través de las plataformas. Darán tareas y actividades que el chico pueda resolver en forma autónoma o con la ayuda de los padres. No se les exigirá a los docentes que impartan clases sincrónicas vía Zoom o Meet que ya que, consideran, no implica mayores beneficios para los aprendizajes.
Burbujas y exceptuados
Cuando se dieron a conocer los primeros borradores del protocolo en la Ciudad de Buenos Aires, uno de los puntos que generó polémica fue la posibilidad de que un docente esté al frente de más de una “burbuja”. Es decir, que pueda dar clases a distintos grupos de alumnos, cuando entre ellos no debería haber interacción. Los gremios cuestionaron que justamente esa dispersión rompía el sentido de la burbuja: siempre los mismos alumnos con el mismo docente.
Hoy a nivel nacional también se permitirá que el maestro atienda distintos cursos dentro de su carga horaria. En especial, esto se da en secundaria: hay un profesor de matemática, uno de lengua, uno de física, otro de química… Muchos de ellos, en el nivel medio, reciben el nombre de “profesores taxis” porque van de escuela a escuela y no enseñan solo en un establecimiento.
Para intentar disminuir la cantidad de docentes a cargo de los grupos, la propuesta será llevar adelante clases integradas, con proyectos que vinculen distintas materias y faciliten la concentración laboral en un solo colegio.
Las clases presenciales volverán a ser obligatorias. Solo los estudiantes y los docentes que formen parte de los grupos de riesgo quedarán exceptuados de asistir. Los alumnos que presenten una comorbilidad vinculada al Covid-19 deberán presentar un certificado médico o, del mismo modo, tendrán que acreditar que viven con un familiar que integra un grupo de riesgo.
En el caso de los docentes, seguirán trabajando desde el hogar. Serán ellos los que asistirán principalmente a los alumnos que, por la modalidad dual, les toque estudiar a distancia.
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