En sintonía con lo expresado por padres y alumnos, y teniendo en cuenta el trabajo que llevan adelante varios distritos para que el inicio del ciclo lectivo 2021 vuelva a tener a los chicos dentro de las aulas, la Comisión Episcopal de Educación también pidió por el retorno de la presencialidad.
“Deseamos que se retorne a la escuela del mejor modo posible, respetando las medidas y protocolos sanitarios y con las adecuaciones edilicias necesarias para este tipo de situación”, señalaron sus autoridades en un comunicado, en el que además llamaron a las autoridades a planificar e implementar todos los mecanismos necesarios para garantizar la vuelta. “Lo necesitan los alumnos y las familias, lo necesitan los educadores”, sostuvieron.
Más de 4800 escuelas públicas de gestión privada están actualmente en la órbita de la Iglesia Católica en todo el país.
Durante 2020, Argentina batió un triste récord de casi un año completo sin clases presenciales. La medida, dispuesta con el objetivo de impedir los contagios de coronavirus, se sostuvo tanto en las escuelas primarias y secundarias así como también en las universidades de todo el país.
“Es indispensable la continuidad en el proceso educativo; sabemos que el año pasado muchos de nuestros alumnos no pudieron sostener esa continuidad por no contar con la conectividad necesaria; falta de medios tecnológicos; por las condiciones socio-económicas, entre otras”, advirtieron.
A la Iglesia, lo que más le preocupa son los sectores vulnerables de la sociedad: “Ellos más que nadie necesitan de la escuela, y de un proceso de enseñanza – aprendizaje continuo y sostenido en el tiempo”.
Para la Comisión Episcopal de Educación, la escuela también desempeña un rol muy importante como lo es el proceso de socialización. “Las virtudes sociales como la solidaridad, el respeto por el otro, la paciencia, la tolerancia, el saber compartir, etc., necesitan de un ámbito de encuentro de las personas. La escuela no sólo brinda conocimiento, sino que forma personas que puedan integrarse plenamente en la vida de la sociedad”, explicaron en el documento.
Si bien hicieron hincapié en que los maestros “tengan las condiciones adecuadas para el ejercicio de su vocación”, también pidieron que “los docentes sean remunerados acorde con la responsabilidad” que significa desempeñar su rol de educadores.
“Deseamos que las autoridades públicas hagan los mayores esfuerzos en este sentido, y así los docentes puedan ofrecer a los alumnos, especialmente a los más carenciados, una educación acorde con su dignidad”, remarcaron.
Con respecto al reclamo de la Iglesia, el gobierno porteño ya ratificó que el miércoles 17 de febrero empezará el nuevo Ciclo Lectivo con clases presenciales en la ciudad. La medida acompaña el reclamo de más de 100 organizaciones que, en diciembre de 2020, ya había manifestado su preocupación por el alejamiento de los chicos de las aulas durante la pandemia.
“No nos dejemos robar la esperanza frente a las dificultades, hagamos salir de nosotros mismos lo mejor, no nos arrepentiremos del sacrificio que conlleva la tarea de educar, del bien que se hace a los niños y jóvenes cuando un maestro, un profesor dedica su tiempo, su energía, su creatividad, su amor para enseñar. El mejor testimonio es cuando los docentes se encuentran con los que fueron sus alumnos y les agradecen lo que hicieron por ellos cuando eran estudiantes”, enfatizaron en el comunicado.
Y para concluir, pidieron “la protección de Nuestro Señor Jesucristo y la intercesión de la Virgen de Luján” para que este año los alumnos puedan volver a reencontrarse con sus compañeros y maestros.
De acuerdo al protocolo dado a conocer por el Gobierno de la Ciudad, el regreso a las aulas será en burbujas y de manera escalonada.
El 17 de febrero lo harán estudiantes del Nivel Inicial y primer ciclo del Nivel Primario, entre otros grupos. El 22 será el turno de los estudiantes de segundo ciclo de Nivel Primario y de la Modalidad de Educación Especial. El 3 de marzo volverá el Nivel Secundario, el 4 los estudiantes de la modalidad de Educación de Jóvenes y Adultos, y el 5 los alumnos del Nivel Superior.
PRONUNCIAMIENTO DE LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS
“El sistema público de enseñanza, tanto de gestión estatal como privada, deber recuperar en carácter de urgente la presencialidad”, dice un comunicado de la Alianza de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), la más numerosa de las federaciones de esa vertiente cristiana. “El proceso de enseñanza mediante la socialización es irreemplazable. El trabajo presencial al impartir conocimientos es de gran importancia para la formación de las habilidades cognitivas, físicas y sociales de los niños, porque crea oportunidades que la virtualidad no logra proveer”, afirman, a la vez que señalan que los resultados del año 2020, que transcurrió sin clases presenciales, “fueron negativos”.
Las primeras estadísticas al respecto configuran “un drama”, sostienen, tanto desde el punto de vista de “la falta de socialización, de contacto físico y de capacidad de evaluar el proceso de aprendizajes incorporados por los estudiantes”. Otro resultado es la ampliación de la brecha socioeconómica con mayor desventaja para los sectores más vulnerables que no logran acceder a una educación de calidad.
“No es sólo un tema de educación, el cual es primordial. También es un tema de sensibilidad social y humanitaria”, afirman. “Es por ello que solicitamos a las autoridades educativas del ámbito nacional y provincial arbitrar todos los medios y recursos para recuperar la presencialidad, bajo condiciones de seguridad sanitaria y cuidado de la salud de la comunidad educativa.”
Aciera ofrece su colaboración para recuperar aquello “que distinguió a nuestro país desde sus orígenes, (que) fue su calidad educativa” porque “sólo un pueblo educado podrá alcanzar sus sueños de justicia y prosperidad”.
El comunicado, al que adhieren ADEEA (Asociación de Escuelas Evangélicas de Argentina), Docentes por la Vida y Docentes del Reino, concluye con una cita bíblica: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando envejezca no se apartará de él”. (Proverbios 22.6).
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