Con la mira puesta en destrabar el conflicto en torno a la presencialidad en las escuelas, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se reunirá esta tarde con los gremios docentes. La convocatoria fue programada para las 16 horas en el Ministerio de Educación, ubicado en el barrio 31. El Ejecutivo porteño anunció que las clases comenzarán el 17 de febrero aunque una parte del sindicalismo adelantó que no volverán a las aulas en esa fecha.
En el encuentro se abordará sobre los protocolos de prevención para garantizar un inicio del ciclo lectivo seguro y también se buscará limar las asperezas que se originaron hace dos semanas en la primera reunión del año. Allí se les ratificó a los dirigentes gremiales la fecha de inicio y que a priori la idea es que los alumnos asistan todos los días, al menos en una jornada de cuatro horas.
Pero el conflicto subió de tono. Desde Ute-Ctera, el principal sindicato en la Ciudad, manifestaron que en estas circunstancias no concurrirán a las escuelas, que sus docentes harán retención de tareas. Los sindicalistas sostienen que el momento epidemiológico, con promedio de 1.200 casos diarios, no permite volver a las aulas y atan el retorno a los avances en la vacunación de los maestros, que ante las demoras en la llegada de las dosis aún no encuentra una fecha de comienzo.
Al conocerse la convocatoria, algunas organizaciones gremiales manifestaron su rechazo en las redes. Angélica Graciano, secretaria general de Ute, se expresó en ese sentido: “Todos los chicos, todos los días. Larreta provoca intentando dividir a la comunidad educativa. Otra vez no va a poder. La comunidad educativa, unida como siempre”.
Hoy por la mañana también se manifestó Jorge Adaro, secretario general de Ademys, el otro sindicato duro en CABA. El sindicalista coincidió en que no están dadas las condiciones para una vuelta masiva a las escuelas. “El Gobierno sigue sosteniendo hasta hoy que las burbujas pueden ser de hasta 30 pibes. Hoy no están dadas las condiciones para volver a clases”, señaló en diálogo con Radio del Plata.
El dirigente advirtió que van con “expectativa muy limitada” a la reunión de hoy. “Hay dos Soledad Acuña. Una que hace tres meses hablaba de burbujas de 8 niños para tener más o menos controlada la situación. Pasaron un par de meses y es un discurso totalmente distinto. Ahora dicen vamos con burbujas de 30, con docentes que pueden estar en distintas burbujas. Es una falta de responsabilidad muy grande”, planteó.
En la Ciudad de Buenos Aires, hay 17 sindicatos docentes. Hasta el momento, los únicos dos que se manifestaron en contra del regreso fueron justamente Ute y Ademys. Otros gremios con buena cantidad de afiliados, como Camyp, Uda, Amet y Sedeba comparten la necesidad de recuperar la presencialidad, aunque proponen algunos cambios en los protocolos. Para todos, de cara a un año con los chicos en las escuelas, es crucial la campaña de vacunación a los docentes.
Con respecto a este último punto, ayer el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, sostuvo que el plan de vacunación docente “se va a cumplir a rajatabla” y que la inoculación de este segmento está prevista en una tercera etapa, junto al personal estratégico que tiene relación con la comunidad, como las fuerzas de seguridad o encargados de comedores, entre otros.
No obstante, el funcionario de Horacio Rodríguez Larreta advirtió que la velocidad de la campaña de vacunación está sujeta “a la velocidad con la que el Gobierno nacional traiga las vacunas y las ponga a disposición de la Ciudad”.
En la Ciudad está previsto un inicio escalonado de clases. El 17 de febrero solo iniciarán cuatro grupos de estudiantes: los chicos de los jardines maternales, el nivel inicial, primer ciclo de primaria (primero, segundo y tercer grado) y primer ciclo de secundaria (primero y segundo año). Luego, el 22 de febrero se sumará el resto de los alumnos de la primaria y una semana después, el 1 de marzo, será el turno de todo el nivel secundario.
La mayoría de las escuelas, al menos las de jornada completa, optarán por dividir a los grupos por turnos. Es decir, la mitad de los cursos en el turno mañana y la otra mitad en el turno tarde. Esas estrategias fueron las que se discutieron desde el lunes con los directivos escolares. Antes del 17 de febrero, el Ministerio de Educación pretende reunirse con todos los equipos de conducción.
Una de las objeciones que hacen los sindicatos es al nuevo concepto de “burbujas” que se implementará en este ciclo lectivo. Ahora abarcarán a todos los alumnos del grado, que no deberían interactuar con chicos de otras divisiones. En el caso de que haya un caso de COVID-19 positivo, se aislará el curso completo. Pero el punto que cuestionan es que los docentes sí podrán estar al frente de los distintos grupos.
El otro tema de discusión que se planteará esta tarde será al respecto de los indicadores sanitarios. En octubre del año pasado, el Consejo Federal de Educación, donde participan los ministros de todo el país, aprobó el semáforo epidemiológico. El esquema monitorea tres indicadores: el nivel de transmisión, la cantidad de contagios en relación a las últimas dos semanas y el porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva. De ese cruce de variables surge si la jurisdicción está en riesgo bajo, medio o alto. Quirós el martes afirmó que “todavía el número de casos es muy alto”.
Ute-Ctera propuso seguir un modelo similar al CDC que se aplica en Estados Unidos, que es más riguroso y no permitiría la apertura de las escuelas. Sin embargo, la idea oficial es flexibilizar los indicadores para permitir mayor presencialidad en lugar de endurecerlos aún más.
Apostando por la presencialidad, en el Ministerio de Educación prevén distintos escenarios ante la posibilidad de avance del virus. En ese sentido se contempla la metodología a distancia, de manera remota, pero por períodos cortos.
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