Desde fines del año pasado, el Gobierno de la Ciudad fijó como fecha de regreso a las clases presenciales para el 17 de febrero. La decisión parece ser inamovible, a pesar de la resistencia de los sindicatos docentes por la suba de contagios por coronavirus en todo el país. Hoy, el ministerio de Educación porteño vuelvea reunirse con los dirigentes del sector para discutir las condiciones del regreso a las aulas, mientras crece la tensión entre los protagonistas. La discusión de fondo es, nuevamente, como equilibrar las condiciones sanitarias y las necesidades educativas, tras un año de déficit en la enseñanza de contenidos escolares debido a las dificultades de acceso en la educación remota.
La convocatoria se concretó desde las 10.30 en la sede de la cartera educativa en el barrio 31 de Retiro. La ministra Soledad Acuña convocó a los representantes gremiales de manera separada, lo que ya generó suspicacias en la parte sindical, que está acostumbrada a sentarse a negociar de manera unificada con las autoridades. La primera mitad de los 17 sindicatos porteños está reunida desde la mañana: UDA. UTE. CAMYP. ADEF. SEDEBA. AMET.SEDUCA. ADIA SUETRA.
Las organizaciones de maestros exigen que se garanticen las condiciones sanitarias de seguridad ante el coronavirus, lo que implica una exigencia por reformas de infraestructura. Según se anunció, a la reunión también se incorporarán especialistas y ONG’s, junto a representantes de las familias y alumnos.
“Para nosotros la educación es prioridad total, tanto para recuperar clases presenciales, como algunas semanas en el verano para empezar antes. Estamos tratando de empezar el 17 de febrero con la mayor presencialidad posible. Tenemos las escuelas preparadas, tenemos los protocolos, hemos analizado cómo se trabajó el tema en el mundo”, sostuvo el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tras su reaparición en público al recibir el alta médica por coronavirus. Voceros del ministerio de Educación porteño que encabeza Soledad Acuña indicaron que garantizar “el 100% de los chicos en las escuelas.
Aunque el propio Horacio Rodríguez Larreta insistió en varias oportunidades en que se retome una suerte de “normalidad” escolar durante 2021, el ex presidente Mauricio Macri ayer se involucró en la pulseada con los sindicatos docentes y el gobierno nacional, al pronunciarse a favor del reclamo de que “abran las escuelas”. “Todo está permitido, excepto el ingreso de los chicos a las aulas”, sentenció el dirigente del PRO. Durante el año pasado, el presidente Alberto Fernández priorizó la educación remota para reducir la circulación de personas - y limitar así la propagación de la pandemia-, aunque también hubo resistencia de los gremios a cualquier insinuación sobre un regreso anticipado de las clases presenciales.
“No dejemos que el debate sobre la educación continúe monopolizado por los líderes gremiales que durante los cuatro años de nuestro gobierno han dejado a los chicos sin clases por ‘luchas’ que ahora parecieron abandonar. En este último tiempo se han convertido en portavoces de las excusas del gobierno y no han sido capaces de disimular que sus intereses políticos son los que guían sus acciones y están por encima de las necesidades de los docentes y del derecho a aprender de los chicos”, apuntó Mauricio Macri en sus declaraciones públicas.
La intención oficial del gobierno porteño y la opinión del ex mandatario reavivaron las diferencias al menos con los sindicatos docentes con mayor cantidad de afiliados, como UTE y Ademys, que llevarán al encuentro reclamos sobre infraestructura escolar, retraso en sus salarios y la preocupación por los contagios de coronavirus. La secretaria general de UTE-CTERA, Angélica Graciano recordó que el país “una situación sanitaria muy crítica” por el aumento de casos de COVID-19 e insistió que la factibilidad de la presencialidad tienen que ser acordada.
“Las clases pueden empezar el 17 de febrero, lo que no sabemos es si va a haber presencialidad. Lo que está en discusión es si hay condiciones sanitarias y de infraestructura y materiales como para hacer algún tipo de presencialidad”, sostuvo Graciano ayer en declaraciones radiales. Y fustigó: “No hay ningún planteo serio ni responsable ni de planificación, no hay nada, hay solamente anuncios marketineros desde diciembre y desde el comienzo de este año que proponen este tipo de consignas, pero no hay trabajo de planificación que involucre a los actores del sistema educativo”.
Mariana Scayola, secretaria general del sindicato Ademys, también se pronunció que su acompañamiento a la vuelta presencial de clases dependerá de la situación sanitaria en ese momento”. “El año pasado rechazamos la vuelta a la presencialidad con una cantidad de casos similar a la que hay ahora”, precisó. “Por un lado se rechazó el proceso de las burbujas que se había planteado, pero además hay cuestiones como el reclamo de más personal docente, más auxiliares de limpieza para acondicionar las aulas y garantizar la adecuada ventilación en clases superpobladas”, añadió.
Como en todo comienzo de año, los sindicatos docentes también plantean que, en paralelo, se avance con un acuerdo paritario. “Para pensar en una vuelta a clases hay que discutir los salarios, ya que en 2020 quedamos 15 puntos debajo de la inflación y es un proceso que se viene dando desde hace años. Pedimos una recuperación salarial en la cual el salario esté vinculado a la inflación y no tengamos que ver cómo llegamos a fin de mes”, concluyó.
En esa línea, Scayola advirtió a la agencia Télam que tampoco la campaña de vacunación se concretará a tiempo. “Es improbable que se pueda vacunar a todos de acá al 17 de febrero”, consideró. “Los maestros nos presentamos el 8 (de febrero), esa semana haremos asambleas y veremos los pasos a seguir”, anticipó la representante sindical.
Mientras la presión por la presencialidad de las clases crece, el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, confirmó esta semana que cada provincia determinará la fecha y la modalidad del regreso a las aulas y pidió no politizar la discusión educativa. “Es un desafío que tiene por delante toda la sociedad y para ello, toda la comunidad educativa está trabajando mancomunadamente. Descalificar a los docentes una vez más, es mostrar el desprecio por quienes llevan a las aulas las políticas educativas”, concluyó.
Seguí leyendo: