Los resultados de las pruebas Aprender 2019 ratifican una tendencia triste que no se logra revertir: los alumnos no incorporan los conocimientos suficientes en matemática. En secundaria, incluso, los desempeños son peores. El 72% de los estudiantes de último año está por debajo de los niveles deseados y, lejos de mejorar, los indicadores caen en cada evaluación.
Hoy por la mañana, el ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta, les presentó a sus pares provinciales los resultados de la evaluación, acompañados de un informe completo del estado de situación de la secundaria. La prueba, que fue la última que tomó la gestión de Cambiemos, evaluó en cuatro áreas –matemática, lengua, educación ciudadana y ciencias naturales– a todos los alumnos del último año de la secundaria. Sus resultados se debían presentar en abril, pero la pandemia demoró su procesamiento.
Otra vez, matemática se mostró como la materia de mayores dificultades. Solo el 28,6% alcanzó los niveles de aprobación (satisfactorio y avanzado). El resto tuvo problemas para resolver los ejercicios e incluso el 42,8% se mostró por debajo del nivel básico. Es decir, no alcanzó a incorporar los contenidos más elementales que plantea la currícula.
Al igual que en las otras disciplinas, los datos muestran una correlación muy fuerte por nivel socioeconómico. En los hogares de NSE bajo, el 64% de los estudiantes están por debajo del nivel básico, mientras que en los de NSE alto representan tan solo el 24%. Esa correlación se traslada a las escuelas públicas y privadas. Allí la brecha es de 26 puntos porcentuales.
El déficit de aprendizajes en matemática no es una novedad. Viene de larga data. En el Operativo Nacional de Evaluación (ONE) ya se observaban dificultades grandes. No obstante, si bien es una tendencia sutil, en cada prueba que pasa son cada vez más chicos los que terminan por debajo de los niveles esperados.
A los malos resultados se suma una dificultad extra: la pandemia. Este año la gran mayoría de los alumnos no pudo ir a la escuela. “Sabemos que no es gratuito el impacto de la pandemia, que los aprendizajes son más débiles y diversos. Desde el día uno trabajamos para garantizar la continuidad pedagógica y reducir el impacto. Tenemos definido un esquema de reorganización de contenidos para garantizar todos los aprendizajes y que ninguno quede pendiente”, dijo a Infobae el ministro Trotta, quien adelantó que en 2021 se evaluarán los dos niveles –primaria y secundaria– para medir el efecto de la suspensión de las clases presenciales.
A fines de 2018, ya con los resultados magros sobre la mesa, la gestión educativa del entonces presidente Mauricio Macri presentó lo que llamaron una nueva forma de enseñar matemática. La propuesta, que incluía capacitaciones a los docentes, buscaba darle un enfoque más “práctico y vivencial” a la materia, con la idea de que los estudiantes se acerquen a los contenidos ya no de un modo tan abstracto, sino más cercano a su realidad.
“El sistema educativo no tiene soluciones mágicas. Hay que sostener políticas y procesos de inversión educativa para que se vean los resultados, para luchar contra la desigualdad social y económica que es lo que impacta con mayor crudeza en nuestras aulas. El gobierno de Macri desinvirtió el sistema educativo”, señaló Trotta.
Los resultados de aprendizajes y otros indicadores preocupantes
En lengua la historia es diferente. Los desempeños satisfactorio y avanzado acaparan el 61,7% y la serie histórica muestra una tendencia ascendente. Desde 2013, hubo una mejora de 11 puntos porcentuales.
Además de las preguntas en lengua y matemática, Aprender 2019 indagó en cuestiones de educación ciudadana y ciencias naturales. En esos casos, lo hizo tomando una muestra representativa de alumnos. Los resultados en educación ciudadana, que se evaluó por primera vez, fueron auspiciosos. El 63,9% de los chicos demostró conocimientos en temas como la Constitución nacional, la división de poderes, las formas de gobierno.
En ciencias naturales, en cambio, hay un asterisco. Los resultados se publicaron como “datos observados”, dando así continuidad a una tradición de estadística educativa poco confiable en la Argentina. Las autoridades de la Secretaría de Evaluación consideraron “disonante” la mejora en los indicadores. “No se ha encontrado ninguna explicación contundente sobre la diferencia significativa en los desempeños entre las distintas tomas. Se definió, al momento de la publicación, presentar los resultados del área para el año 2019 como dato observado”, explicaron.
Por fuera de los aprendizajes, hay otros indicadores tanto o más preocupantes que se presentaron hoy por la mañana. En la secundaria, las trayectorias escolares entran en tensión con la realidad socioeconómica. En 2019 sólo el 43% de jóvenes de los hogares con menores ingresos terminó la escuela. En cambio, el 91% de los chicos de hogares con alto NSE egresó.
Un tercio de los adolescentes de entre 16 y 17 años realiza una actividad productiva. En ellos el abandono de la escuela es tres veces mayor que entre quienes no trabajan. En medio de la pandemia, la conectividad se volvió un recurso indispensable, si es que ya no lo era, pero el 46% de los chicos no tiene una computadora. Cuanto menos contacto hayan tenido con la escuela, creen, menos posibilidades de que vuelvan una vez que se retomen las clases presenciales.
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