Pese a la falta de definiciones a nivel nacional, la Ciudad de Buenos Aires decidió avanzar con tareas de revinculación con los 6.500 chicos que identificaron como aquellos que perdieron contacto con la escuela. Desde el lunes, en tandas de 100 alumnos, se llevan adelante encuentros presenciales para acompañarlos y que no se caigan del sistema.
El último protocolo presentado por la Ciudad, el tercero, no recibió una respuesta formal del gobierno nacional. El ministro de Educación Nicolás Trotta señaló que ya no serán ellos quienes digan qué jurisdicciones están habilitadas a volver a clases presenciales, sino un modelo epidemiológico que dará como resultado el nivel de riesgo de la reapertura. La administración porteña trabaja en la adaptación de esos indicadores.
En paralelo, desde el lunes comenzaron con lo que llaman “actividades de revinculación”. “Estamos haciendo encuentros de 100 chicos por día, divididos en grupos de 10 o 15, en polideportivos. Se les da una charla, se reencuentran con pares. A los que necesitan les damos una computadora, les explicamos cosas básicas del funcionamiento y no mucho más. La idea es generarles de vuelta un entorno acompañado, una rutina diaria que se asemeje a lo que es la educación presencial”, explicaron a Infobae en la cartera educativa.
La propuesta no incluye docentes. Quienes están al frente son trabajadores del ministerio. Hoy la actividad fue en Parque Patricios, a pocos metros de la sede de gobierno, pero en los próximos días abrirán polideportivos en otros barrios.
Algunas horas después, ya por la tarde, se reunieron los equipos técnicos de los ministerios de Salud de todo el país. El objetivo fue pulir el semáforo epidemiológico que presentó la semana pasada Trotta. Cada provincia está adaptando de acuerdo a su realidad el indicador del CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos).
El modelo monitorea el nivel de transmisión comunitaria, la cantidad de casos diarios de acuerdo a la población, si la infraestructura educativa está en condiciones de aplicar los protocolos de higiene y distanciamiento y la disponibilidad de camas. En otras palabras, mide la capacidad de una jurisdicción de contener un brote. De ese entrecruce de variables surge un indicador que determina si el riesgo es bajo, moderado o alto.
La Ciudad espera obtener un resultado de riesgo entre bajo y moderado para poder proseguir. Solo hay “luz verde” para la vuelta a clases presenciales cuando el peligro es bajo. En caso de ser moderado, podrían igualmente avanzar en actividades de revinculación como las que están llevando a cabo, que también incluirían a alumnos próximos a terminar sus niveles, tanto séptimo grado en primaria como quinto año en secundaria.
El último protocolo que elevaron a Nación proponía el regreso a clases presenciales de los 6.500 chicos, con pupitres desplegados en los patios de las escuelas para evitar los espacios cerrados. En principio, la idea era que comenzaran desde el lunes, pero la demora en las definiciones pospuso la reapertura escolar.