Hoy por la tarde el Gobierno presentó una serie de indicadores epidemiológicos que definirán si las grandes ciudades del país están en condiciones de volver a las clases presenciales. El modelo, que será una adaptación local de un esquema que utilizan en Estados Unidos, aleja una vez más la posibilidad de reapertura de las escuelas en la Ciudad de Buenos Aires.
La intención del Ministerio de Educación nacional es que el regreso de la actividad educativa no esté atada a simpatías partidarias en medio de la polémica por las propuestas que presentó el gobierno porteño. “Queremos que sea la ciencia la que se expida al respecto”, dijeron desde la cartera nacional.
En la próxima sesión de Consejo Federal se aprobará. De igual modo, ya a partir de mañana cada provincia adaptará de acuerdo a su realidad el indicador del CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos). Según supo Infobae, el modelo monitorea el nivel de transmisión comunitaria, la cantidad de casos diarios de acuerdo a la población, si la infraestructura escolar está en condiciones de aplicar las protocolos de higiene y distanciamiento y la disponibilidad de camas, tanto de terapia intensiva como para casos leves y moderados. En otras palabras, mide la capacidad de una jurisdicción de contener un brote. De ese entrecruce de variables surge un indicador.
Los nuevos parámetros regirán para todas las ciudades con más de 500 mil habitantes del país. Además de CABA, están incluidos varios partidos del Gran Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Gran Córdoba, Gran Santa Fe, Gran Rosario, Gran Mendoza, Gran San Juan, Gran Salta, Gran Tucumán –Tafí Viejo–.
En todas esas ciudades, la combinación de los indicadores arrojará una estimación de riesgo con tres resultados: baja, media y alta, que luego serán tomados en consideración por las autoridades sanitarias y educativas. “Cada indicador o combinación de indicadores no debe usarse de forma aislada y deberá considerar, por ejemplo, medidas de transmisión comunitaria, parámetros que permitan establecer si la escuela está en condiciones de garantizar las medidas sanitarias tendientes a disminuir el riesgo de contagio y, en la ciudad bajo análisis, la disponibilidad de camas de hospital ocupadas, entre otros aspectos”, explicaron.
El ministro Trotta presentó los indicadores en una reunión virtual con algunos de sus pares provinciales, con autoridades de Salud de Nación, con gremios docentes, centros de estudiantes y especialistas. Allí el funcionario dijo: “Tendremos que convivir con el COVID-19. No se puede esperar a la vacuna para regresar físicamente a las actividades escolares. Somos fervientes promotores del regreso a las aulas porque, si bien se ha logrado mantener la continuidad pedagógica –aunque de manera desigual–, entendemos que el impacto subjetivo en nuestras niñas, niños y adolescentes es profundo”.
No obstante, también mencionó que en los grandes centros urbanos el regreso se dificulta. “En las grandes ciudades la situación se complejiza; por lo tanto, hoy presentamos nuevos indicadores que permitan medir los riesgos de contagio y establecer parámetros objetivos para abordar con responsabilidad el momento adecuado del retorno seguro a las actividades escolares”.
Si bien no fue una respuesta directa, en la Ciudad de Buenos Aires tomaron la definición como un nuevo revés a su intención de reanudar la actividad presencial.
El gobierno porteño primero quiso habilitar espacios digitales en las escuelas para los 6.500 chicos que identificó como aquellos que perdieron vínculo con sus docentes. Ante el rechazo, presentaron un segundo protocolo que contemplaba actividades escolares también para quinto año y primer grado al aire libre, en plazas y calles. Después de discutir con las autoridades nacionales, lo ajustaron y plantearon la vuelta de solo los 6.500 alumnos en los patios de las escuelas desde el próximo lunes. Con las novedades de hoy, ese plazo será imposible de cumplir.
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