Ayer a las 20, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta comenzó su conferencia de prensa tras la decisión del presidente Alberto Fernández de quitarle un punto de coparticipación. Dijo que el decreto era “inconstitucional” y confirmó que irá a la Corte Suprema. Pocos minutos antes, en medio de la discusión por el quiebre en la tregua política, hubo un espacio para avanzar en el plan para la vuelta a clases.
Una foto que se filtró muestra a la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, con una carpeta en sus manos que dice “Propuesta retorno a la presencialidad”. El escenario es una conversación de pasillos en Uspallata, la casa de gobierno, minutos antes de que iniciara la conferencia de prensa.
Según supo Infobae, ayer a la tarde hubo una reunión entre Acuña y Larreta, en la que se avanzó en la vuelta a clases. El detalle de la carpeta da una pista de la nueva propuesta de la Ciudad de Buenos Aires: se observa una plaza acompañando el título. En una primera fase, la intención es que las clases sean en espacios abiertos, con las medidas de seguridad del caso.
Antes de la polémica por la coparticipación, el regreso a las aulas había sido uno de los principales contrapuntos entre Ciudad y Nación en la gestión de la pandemia. De hecho, el ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta, rechazó la primera propuesta porteña, que pretendía abrir las escuelas como espacios digitales para que los chicos más vulnerables se conectaran desde allí.
Ante la negativa, Acuña amplió el protocolo e insistió en la reapertura. Entonces, Trotta la convocó a una reunión y le hizo una contrapropuesta: entregar dispositivos a los alumnos que más lo necesiten e ir a buscarlos casa por casa para revincularlos con la escuela. La discusión entró en un punto muerto porque la Ciudad asegura que es un trabajo que ya realizó y que las dificultades de ese grupo de chicos “van mucho más allá de una computadora”.
Según lo acordado, esta semana se deberían haber reunido los dos ministros de Educación con sus pares de Salud, con Ginés González García y Fernán Quirós. Esa reunión finalmente no se llevó a cabo y aún no tiene fecha.
El gobierno porteño no buscará trasladar el conflicto al terreno educativo. Una vez que tenga definida la letra chica de la nueva propuesta, la elevarán de vuelta al Ministerio de Educación nacional para su evaluación. No se ampararán en el federalismo para avanzar sin su anuencia. Al contrario, extremarán los protocolos y cuidados para lograr la aprobación.
En una entrevista con Infobae, el 30 de agosto Acuña había adelantado que trabajaban en “un plan para recuperar la presencialidad” en lo que resta del año. Había reafirmado que no se resignaba a terminar 2020 sin clases presenciales.
“Tenemos un plan de puesta en marcha de la presencialidad que surgió de la discusión con el propio sistema y se basa en variables epidemiológicas. Nuestra prioridad es volver a la presencialidad. Con el último mes de aperturas observamos continuidad en una meseta alta pero estabilizada. Los especialistas, con Fernán Quirós a la cabeza, nos dijeron que nos animemos a pensar un esquema de regreso”, señaló por entonces.
Si bien todavía está en revisión, la propuesta vuelve a priorizar a los 6.500 que la Ciudad identificó como aquellos que perdieron completamente el vínculo con la escuela. Después, atendería la necesidad de un segundo grupo de estudiantes, cuyo contacto fue escaso y apenas consistió en la respuesta a algunas tareas. Una tercera etapa pondría el foco en los años que, por ser los últimos de cada nivel, son considerados prioritarios: séptimo grado y quinto año.
En el gobierno porteño saben que, tal como sucedió en otros países, la apertura educativa puede implicar vaivenes. “Necesariamente vamos a tener que pensar escenarios donde la luz se prende y apaga. La pandemia nos obliga a pensar todo el sistema de vuelta. Si mirás lo que está pasando en el mundo, hay una inestabilidad total, de países que abren las escuelas, después dan marcha atrás y después vuelven a abrir”, dijo Acuña en la misma entrevista.
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