Desde un principio nuestro objetivo fue claro: que todos los estudiantes de nuestra escuela puedan continuar con su proceso educativo adaptado a una nueva realidad. En ese sentido, no sólo diagramamos estrategias en términos curriculares, sino que también pusimos el foco en el acompañamiento a las familias, a través de asistencia emocional y convocatorias a actividades que las invite a ser parte de nuestra propuesta. Siempre teniendo como meta rejerarquizar el valor de la escuela en su vínculo con los estudiantes y su entorno primario.
Respecto a los encuentros sincrónicos y asincrónicos curriculares, el campus virtual -que tiene más de veinte años en ORT- fue nuestra principal plataforma para llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje a distancia. Tanto docentes como estudiantes acceden a diario y utilizan diversas herramientas que permiten el intercambio de ideas, consignas y documentos de trabajo. Nuestros alumnos ya tienen interiorizado su uso, dado que era parte de sus metodologías de trabajo en la presencialidad.
Además, nos vimos fortalecidos por nuestro Centro de Recursos para la Enseñanza y el Aprendizaje (CREA), que funciona como espacio para potenciar el armado de materiales didácticos, acompañando y asesorando al equipo educativo en el proceso para alcanzar los objetivos planteados.
Ticmas fue la conclusión a la cual arribamos ante la evaluación de diferentes plataformas flexibles que por aproximaciones sucesivas brindan una mayor autonomía del estudiante y un eficiente seguimiento en tiempo y modalidad, en la resolución de casos ante aprendizajes concretos en entornos complejos. Si pensamos en los idearios de Marx o Smith, ¿es suficiente el relato? ¿O deberíamos contextualizar, reflexionar, invertir escenarios y luego agregar o quitar valor que favorezca el pragmatismo al que arribamos? Solo ello es posible con plataformas que aseguren diversidad y flexibilidad, eso es Ticmas.
La experiencia actual nos demuestra que el éxito en los claustros académicos de los proximas décadas estará dada por un alto contenido blending, con soporte tecnológico amigable y colaborativo.
La respuesta de toda nuestra comunidad educativa fue positiva. Ante el impacto inicial de la situación inesperada, rápidamente nos pusimos en marcha para adaptar nuestras múltiples herramientas y estrategias educativas a la virtualidad.
Sistematizamos nuestros procesos pedagógicos de enseñanza-aprendizaje para que puedan continuar a distancia, comunicando semanalmente la agenda de actividades propias para cada año. Para ello, cada curso cuenta con un referente educativo asignado al cual las familias pueden acudir en caso de existir alguna consulta y que, además, se encarga de realizar el seguimiento de todas las actividades curriculares y el trayecto de cada estudiante.
A su vez, además de las clases en las aulas virtuales, nuestros docentes generan una diversidad de propuestas que permiten no sólo la continuidad y seguimiento curricular, sino también estar cerca de los estudiantes, acompañándolos pedagógica y emocionalmente, de manera personalizada.
Por parte de nuestros alumnos, observamos una respuesta positiva a la nueva modalidad de las clases y a las metodologías de evaluación. Es importante resaltar que ya estaban habituados a utilizar las herramientas digitales ya que en la modalidad presencial cumplían la función de ser complemento y apoyo educativo.
Como comunidad educativa, estamos atravesando una circunstancia inédita y, por eso, uno de nuestros principales desafíos fue profundizar la relación entre familias y la escuela. Nuestros estudiantes ya tienen incorporadas las tecnologías en su cotidianidad, son parte intrínseca del proceso de enseñanza y aprendizaje que proponemos desde ORT. Entonces, para nosotros fue una prioridad elaborar estrategias de apoyo y sostén para el conjunto de sus familias.
En esa línea, creamos un equipo de profesionales especializados en el área de psicología para brindar contención a quienes lo requirieren. Además, lanzamos la campaña Educando para la Solidaridad, Solidaridad para la vida, a través de la cual recaudamos fondos para garantizar tarjetas alimentarias prepagas, asistencia sanitaria, reducciones arancelarias en las cuotas, dispositivos tecnológicos y accesos prepagos a internet a las familias más afectadas económicamente.
Tenemos como desafío plantear a nuestro estudiantes un horizonte que comienza por estos días y finaliza para mediados del próximo ciclo lectivo, con el objetivo de quitar como único tema, tal como ocurre actualmente, el aislamiento y la virtualidad.
Deseamos que los adolescentes migren de la situación emocional actual a nuevos desafíos donde planifiquen el futuro vincular de manera presencial con sus entornos. Reafirmamos nuestro compromiso con la continuidad educativa y pedagógica.
Por Adrián Moscovich - Director Ejecutivo de ORT Argentina.