La vuelta a las aulas se avizora lejana. Más todavía en el nivel superior, donde la educación a distancia parece ser una posibilidad más viable. Las universidades ya lo saben y, al compás de sus cursadas, avanzan en modalidades virtuales de evaluación. Las opciones que barajan son variadas y con distinto grado de sofisticación: trabajos prácticos, orales por videoconferencia, portafolios y hasta exámenes sincrónicos con tiempo limitado.
Las 57 universidades nacionales del país son muy diferentes en tamaño, recursos y contextos, pero la mayoría tiene un sistema de educación a distancia validado o, al menos, en proceso de validación ante la CONEAU. Todas están brindando enseñanza remota e incluso muchas ya permitieron que sus estudiantes de grado y posgrado se recibieran defendiendo sus tesis por videoconferencia.
Ahora, el interrogante es cómo tomarán los parciales y finales correspondientes, sabiendo que como mínimo todo el primer cuatrimestre transcurrirá sin aulas. Ante la inquietud, la Red Universitaria de Educación a distancia de Argentina (RUEDA) -que depende del CIN, el consejo que nuclea a todos los rectores- elaboró un documento con una serie de sugerencias a tener en cuenta a la hora de evaluar cursadas no presenciales.
Más allá de que cada institución tiene autonomía, proponen que se evalúe la cursada a partir de las opciones de seguimiento que ofrecen las aulas virtuales, como los portafolios, las bitácoras o los trabajos encadenados que conducen a uno integrador. Para los finales, sugieren que se tome en cuenta el recorrido trazado por el alumno y se concluya con producciones creativas y de resolución de problemas.
El documento también pone el foco en aquellas materias más bien prácticas. “Cuando la asignatura fue pensada con la modalidad presencial exclusivamente, la decisión de la acreditación debe tomarse de manera coherente con la propuesta de enseñanza, decisión que se vuelve más compleja en tanto la materia tenga espacios de prácticas de taller, docentes o de laboratorio, que no pueden reemplazarse en la virtualidad”, advirtió Laura Garbarini, coordinadora ejecutiva de RUEDA.
Según el relevamiento de Infobae, la mayoría de las universidades está analizando posibles mecanismos de evaluación a distancia. La UBA, que tiene previsto su regreso a las aulas para el 1 de junio, volvería a prorrogar los plazos. Por eso, ya piensa métodos de acreditación para las cursadas online. Desde el rectorado, dieron libertad a las facultades para que definan sus propias modalidades, aunque -aclaran- los finales tendrán que ser presenciales.
En las unidades académicas se barajan alternativas, pero todavía no hay definiciones salvo algunas casos aislados. Por ejemplo, en la Facultad de Medicina, la más grande de la UBA, la cátedra de Toxicología evaluará a sus 590 alumnos con trabajos monográficos y exámenes domiciliarios, que derivarán en discusiones en clase.
La Universidad de La Plata es una de las casas que tomó la delantera. Su dirección de educación a distancia dio una serie de recomendaciones, que con matices fue tomada por sus 17 facultades. Para los parciales sugieren “evaluaciones de proceso”, con herramientas como portafolios, bitácoras y producciones de los alumnos que se carguen en el aula virtual. Los trabajos prácticos encadenados, uno por módulo, también figuran entre las recomendaciones y, por último, la versión más compleja, los cuestionarios sincrónicos, con tiempo, para cada comisión en un horario diferente, a través de la plataforma Moodle.
Los finales también serán remotos en la UNLP. Para esa instancia plantean tres alternativas: oral por videoconferencia con una mesa examinadora, trabajo final con coloquio o sin coloquio. “No hay ninguna resolución oficial del rectorado, pero ya están realizadas las sugerencias y capacitamos a través de distintos webinars a los docentes. Todas las unidades académicas se están acoplando”, señaló Alejandro González, director de educación a distancia.
La UTN es otra de la instituciones que se adelantó en la materia. En la regional Buenos Aires, cada cátedra definirá la metodología, entre orales y trabajos prácticos. Pero además cuentan con una plataforma de pruebas sincrónicas que ya testearon para el examen de ingreso y que podría utilizarse de ahora en más.
“Funciona con un temporizador, que pone un plazo máximo para la resolución del examen. Para evitar copias, no se entrega el examen completo, sino que se van arrojando consignas de a una y en orden aleatorio. Es decir, el orden de los cuestionarios es distinto en cada alumno. Además de la respuesta de cada pregunta, se le pide a cada estudiante que adjunte una foto del proceso que llevó adelante para llegar a la respuesta del ejercicio”, explicó Mirian Capelari, su secretaria académica.
En las universidades privadas también sospechan que la vuelta a clases presenciales demorará más de la cuenta. La UADE, por ejemplo, ya definió una forma particular de evaluación para cada materia, de acuerdo a sus características: orales a través de la plataforma Teams, resolución de casos profesionales, exámenes con preguntas aleatorias, multiple choice, entre otros. En la Austral, por su parte, priorizarán la evaluación del alumno a lo largo de la cursada con actividades como resolución de problemas, participación en foros, desarrollo de portafolios, presentaciones orales individuales y en grupo a través de Zoom.
Seguí leyendo: