¿Qué cambios esperan en su profesión para 2030?, fue la pregunta macro que hizo una encuesta global, que respondieron mil estudiantes de formación docente y maestros de poca experiencia en distintos países. A partir de las respuestas, descubrieron brechas profundas entre lo que los jóvenes creen que va a ser su profesión y la formación que están recibiendo.
Por caso, el 91% de los encuestados considera que de acá a diez años se toparán con aulas más diversas. Aulas con chicos de diferentes nacionalidades, culturas, etnias y lenguas. Sin embargo, solo el 38% piensa que los están preparando para afrontar ese desafío.
El informe, que llevaron adelante Microsoft junto a The Economist Intelligence Unit, se dividió en tres categorías: cambio en la naturaleza de los procesos de enseñanza-aprendizaje; transición demográfica de los docentes y los estudiantes y el rol de la tecnología dentro y fuera del aula. Respondieron jóvenes de Estados Unidos, Brasil, Reino Unido, Canadá, Polonia, Finlandia, Corea del Sur, Alemania, Emiratos Árabes y Alemania.
En cuanto a la primera categoría, la de cambios en el proceso de enseñanza-aprendizaje, el 60% cree que se incrementará el uso de dispositivos en el aula. Y aquí se abre otra brecha: solo un 38% dice que los formaron en el uso pedagógico de las herramientas.
“Pese a esa falta de preparación que declaran, entendemos que nos acercamos a una comprensión más firme acerca de la importancia de la inclusión de las tecnologías en la aulas. Vemos a educadores de todo el mundo interesarse y alentar a otros colegas a que lo hagan. El desarrollo profesional docente sigue siendo clave y por ello buscamos contribuir a los esfuerzos de los gobiernos a través de nuestros programas. Pero también nos parece muy importante reconocer las experiencias maravillosas que muchos docentes llevan adelante y darlas a conocer”, planteó Luciano Braverman, Director de Educación para Microsoft Latinoamérica.
Ante la pregunta por los beneficios de la tecnología en educación, los docentes señalan, entre otros, la posibilidad de convertir la enseñanza en un proceso más personalizado, pero les preocupa que los chicos dejen de escribir a mano o que se distraigan con los dispositivos. La mayor barrera que perciben es que, a veces, faltan los recursos tecnológicos.
“Aquellos que están en la ruta de la docencia reconocen acertadamente que el mundo se encamina hacia entornos de aprendizaje más tecnificados, grupos de aprendices más heterogéneos y diversos, y temáticas curriculares más globales. Se ven deficiencias en su formación o carencias de herramientas en el lugar del trabajo, lo cual no sorprende”, dijo a Infobae Juan María Segura, consultor en gestión educativa. “Ven en la tecnología a un jugador en sí mismo, con entidad propia, que se acepta y teme por igual, lo cual genera algunas dudas”, agregó.
Más allá de lo tecnológico, para el 48% el foco va a estar en el aprendizaje emocional y social, en el desarrollo de competencias como la flexibilidad y la adaptabilidad, la iniciativa y la independencia, el liderazgo y la responsabilidad. Del mismo modo, un porcentaje similar cree que hay que dedicar más tiempo a enseñar sobre asuntos globales, como el cambio climático o la perspectiva de género.
El estudio remarca que para 2030 habrá un traspaso generacional en los sistemas educativos. Aquellos jóvenes nacidos entre mediados de los ‘90 y mediados de los 2000 asumirán roles protagónicos. A ellos se les preguntó qué factores pueden llevar a disuadir a un chico con intenciones de convertirse en docente: las opiniones se reparten entre bajos salarios y estrés laboral. El único país de la región que participó -Brasil- es el segundo de mayor índice en cuanto a reclamos salariales detrás de Polonia, con el 74% de las respuestas, contra una media global del 45%.
En caso de recibir una donación de 100 mil dólares para una escuela, pregunta la encuesta, a qué lo destinaría. Las respuestas más frecuentes allí fueron la contratación de más personal, la compra de tecnología y la mejora de infraestructura. “No prevalecen las metodologías como aprendizaje basado en proyectos o abordajes más innovadores como la clase invertida. Los resultados de la encuesta hacen suponer que los actuales docentes jóvenes están ingresando a la profesión por las razones correctas, pero con una mentalidad aún no aggiornada al nuevo vínculo que demandan los aprendices de las nuevas generaciones”, consideró Segura.
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