Los tiempos cambiaron. La explosión tecnológica llevó a que se abrieran nuevos puestos, en general más sofisticados. Hoy tenemos plataformas globales como Facebook o Youtube, un sinfín de datos a analizar, inteligencia artificial, blockchain, internet de las cosas. Lo que no cambió, al menos al ritmo que se necesitaría, son las aspiraciones de los chicos.
PISA, además de evaluar conocimientos en matemática, lectura y ciencias, hace preguntas complementarias. Según los datos globales que surgen del informe ya publicado “PISA 2018. Ideas e interpretaciones”, los chicos de 15 años todavía se imaginan en profesiones más bien tradicionales.
La profesión más elegida por los varones es la de policía. Mientras que en las mujeres hay una fuerte preeminencia de la medicina: de diez, tres son carreras destinadas a la salud física -médicas especialistas, médicas generalistas, doctoras en medicina (que en Estados Unidos implica una mayor calificación)-, una destinada a la salud mental -psicología- y otra a la salud de los animales -veterinaria-.
“Por supuesto, no todos los jóvenes de 15 años tienen una visión clara de su futura carrera. Alrededor del 25% de los estudiantes, en promedio en los países de la OCDE, solo da respuestas vagas a la pregunta sobre su carrera”, remarca el informe.
Sin embargo, sostiene el informe, hay una correlación entre las altas expectativas y el futuro éxito profesional. Se hicieron estudios de seguimiento en cuatro países a partir de las respuestas en las primeras PISA, las del 2000, y se identificó que los alumnos que aspiraban a ocupar posiciones calificadas tenían más chances de lograrlo en la adultez que aquellos que tenían menos aspiraciones durante la adolescencia.
“El listado no ofrece expectativas de carreras profesionales centradas en la tecnología, como ingenieros en datos, programadores de robots, negocios con inteligencia artificial o agente de viajes virtuales. Si bien se asume que todas las carreras mencionadas se desenvolverán en un entorno más tecnológico y menos analógico, la omisión de la mención directa siembra algunas dudas sobre la calidad de la enseñanza que están recibiendo los encuestados, y las áreas de dominio en donde están siendo fortalecidos”, dijo a Infobae Juan María Segura, consultor en gestión educativa.
Los jóvenes entran al mercado laboral con cada vez más años de educación encima, pero los empleadores, muy habitualmente, se quejan porque no consiguen lo que buscan. Hay una brecha grande entre lo que exige el mercado laboral y lo que ofrecen los sistemas educativos, según la OCDE.
“El listado que surge de PISA no presenta originalidad alguna. Omite temas tan omnipresentes como la gestión de energías limpias, el gerenciamiento de comunidades virtuales, o derivaciones de la producción 3D en masa. Tampoco se ven ven menciones a favor del emprendedorismo. ¿Acaso los jóvenes de 15 años de todo el mundo están especulando con que una empresa, un gobierno, un hospital, una escuela o un ‘alguien’ los va a emplear ni bien pongan un pie en el mundo del trabajo? ¿Nadie está pensando en inventar, crear, construir, arriesgar, convencer a otros, equivocarse y volver a intentar cien veces más?”, planteó Segura.
En general, las aspiraciones están muy condicionadas por el nivel socioeconómico de las familias. Entre los chicos de mejor rendimiento en PISA, 9 de cada 10 de mayores ingresos espera terminar al menos su educación superior. En cambio, entre los de mejor rendimiento pero de menores ingresos esa proporción cae a 7 de cada 10.
Uno de los problemas está en la falta de información. Muchos, sobre todo los pobres, no reciben orientación vocacional en la secundaria. Argentina no está exenta. Al contrario. Menos del 40% de las escuelas favorecidas y tan solo el 15 por ciento de las vulnerables tiene profesionales dedicados a orientar a los chicos, de acuerdo al cuestionario complementario. Hay distintos estudios -en México, República Dominicana, Estados Unidos y Alemania- que muestran que brindar asesoramiento mejora las aspiraciones de los chicos de bajos recursos de llegar a la universidad. Incluso que disminuye el abandono en los primeros años universitarios.
Muchas de las profesiones elegidas tienen un sesgo de género. En las mujeres prevalecen las carreras de cuidado. En los varones se destacan profesiones en las que hay una demanda física: policías, militares, deportistas o mecánicos. Aunque hay algunas carreras muy necesarias cómo médicos, docentes o ingenieros, dentro de esos top 10, hay trabajos que afrontan un futuro incierto, que tienen serios riesgos de ser reemplazados por robots, de ser automatizados.
“Si el sistema educativo está alentando la formación de policías, empleados públicos, gerentes de empresas y actividades que serán reemplazadas por la tecnología, entonces paremos las rotativas, pues algo estamos haciendo todos realmente mal. Tal vez la respuesta a este cuestionario debería complementarse con información provista por los jóvenes que a partir de los 15 años ya abandonan la escuela, por considerarla aburrida. Pienso que allí se podrían encontrar pistas más conducentes respecto a orientaciones profesionales”, sostuvo Segura.
Por su parte, Andreas Schleicher, director de PISA, considera que los jóvenes de hoy deben tener curiosidad y resiliencia para desenvolverse en sus futuros trabajos. Pero también confianza en sí mismos para gestar sus propios emprendimientos. “Los sistemas educativos necesitan preparar a los jóvenes que sean efectivo en la aplicación de lo que saben en situaciones siempre cambiantes, darles modelos a seguir y orientación que los ayude a descubrir sus pasiones, las áreas donde pueden sobresalir para identificar dónde encontrar un trabajo. O cómo crearlo”.
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