Nicolás Trotta arribó al Palacio Sarmiento hace quince días. Desde entonces, lleva una agenda intensa: definió a su equipo de colaboradores, tuvo su primer Consejo Federal con los 24 ministros provinciales y se reunió con decenas de personalidades, entre gobernadores, embajadores, ex ministros, académicos y sindicalistas. Al igual que en sus discursos, durante la entrevista que le concedió a Infobae, la palabra que más repitió fue “consensos” e incluso subrayó la necesidad de generar un pacto educativo.
-¿Con qué sistema educativo se encontró?
-Creemos que es muy difícil disociar la escuela del derrumbe general que ha atravesado la Argentina, cuando uno analiza que seis de cada diez niños está por debajo de la línea de la pobreza. Nosotros creemos que debemos transitar una agenda que recupere la centralidad del proceso de enseñanza-aprendizaje, pero también que acompañe el plan de lucha contra el hambre y trace el camino para que vuelva a ser el espacio de ruptura de las desigualdades de origen, que es una cuestión que hoy no está logrando. La escuela replica el capital cultural con el que vienen los chicos.
-En su consideración, ¿la gestión educativa de Cambiemos siguió la línea de lo que fue a nivel económico y social?
-Yo tengo una mirada crítica de la gestión educativa de Cambiemos. Mucho más sabiendo que si hay un espacio de nuestra sociedad que demanda profundos consensos, que demanda sostener políticas e inversión de largo aliento es la educación. Cuando uno dice por qué en las evaluaciones internacionales estamos a tanta distancia de los países más desarrollados es porque se disminuyeron los procesos de inversión, que han sido bajos en los últimos 30 años, pero que se lograron recuperar durante el kirchnerismo y se volvieron a reducir en el gobierno de Macri.
-¿Su gestión se va a diferenciar de la anterior en el vínculo con el sindicalismo?
-Es difícil lograr avances con un marcado conflicto con los maestros y sus organizaciones sindicales. El gobierno de Macri, a partir de la derogación de la paritaria nacional, se desentendió del despliegue de políticas educativas que generen igualdad en todo el país.
-La paritaria nacional docente, en lo que respecta a temas salariales, ¿es una solución o más bien un problema? ¿No puede generar pisos salariales en provincias que no están en condiciones de pagar?
-En primera instancia es un compromiso que asumió el presidente Alberto Fernández. Para nosotros la paritaria nacional no es solo discutir salarios en un contexto de restricción fiscal, en una crisis económica muy profunda, sino que el Estado nacional recupere la mirada federal. Durante la gestión de Macri se estableció el mínimo de negociación un 20% por encima del salario mínimo vital y móvil. Nosotros creemos que hay que discutir y romper con esa inequidad, que la Nación pueda acompañar a las provincias más atrasadas en términos de inversión.
-Más allá de las distintas realidades provinciales, ¿cobran poco los maestros en Argentina?
-Los maestros tienen que transformarse en los educadores. Si nosotros queremos la transformación de nuestro país, tenemos que buscar siempre jerarquizar la figura de nuestros maestros. Y eso empieza en un salario digno, que no solo lleva a que los adolescentes elijan la carrera docente, sino a que haya una carrera que los estimule, que haya una formación constante.
-En los últimos días, habló de generar consensos para delinear un proyecto educativo con vistas a los próximos 20 años. Más allá de las discusiones puntuales que se tienen que dar, ¿cuáles son los puntos irrenunciables, que tienen que estar en ese proyecto?
-El primer punto es reconocer que no estamos conformes con la respuesta que está dando nuestra escuela en la ruptura de esas desigualdades. Para lograr eso, estamos desplegando una agenda que tiene en primera instancia universalizar el acceso a la educación inicial. No solo en las salas de 5 y 4 que ya son obligatorias, sino avanzar en el acceso en las salas de 2 y de 3. El segundo punto es profundizar la jornada extendida en la secundaria. El tercero es cómo logramos institucionalizar los cambios necesarios en formación docente para que nuestros maestros imaginen el sistema educativo de las próximas décadas. Siempre poniendo el foco donde hay mayor vulnerabilidad social. Hay que comenzar donde hay más necesidad. Ahí tiene que haber más Estado y más escuela.
-¿Es posible generar un pacto educativo que trascienda los gobiernos de turno? En vez de lo que suele ocurrir que cada nueva gestión desmantela lo que hizo la anterior.
-Yo creo que es una obligación de nuestros tiempos. No creo en las políticas refundantes. El Estado no nace cada vez que llega un nuevo gobierno. Hay que poner en valor las experiencias positivas, hay que rescatar lo que se hizo bien y cambiar aquellas cosas que son equivocadas. Pero no lo que considera un ministro, sino que debe haber un consenso detrás. Es ahí donde tenemos que trabajar para que las políticas que se diseñen no sean de un partido ni gobierno, sino de toda la comunidad educativa.
-O sea, ¿podría llegar incluso a tomar políticas del gobierno anterior en materia educativa?
-Nosotros creemos que no hay que refundar nada. Debemos tener una mirada crítica de la historia y revisar lo positivo y negativo. Es clave poder sostener las políticas a lo largo del tiempo. Hay que ser conscientes de que los resultados en educación no los vamos a ver nosotros, ni en cuatro ni en ocho años. Me animo a decir ni en doce. Son procesos de largo aliento.
-Más allá del valor que cada uno le da a tal o cual prueba, es notorio que la educación argentina está estancada a niveles muy bajos hace ya unas cuantas décadas, que no es algo nuevo. ¿A qué lo asigna?
-Creo que en la década del ’70 Argentina entró en un tobogán de caída en términos de desarrollo, de generación de riqueza. Más allá de que no se puede meter todo en la misma bolsa porque entre 2003 y 2015 se priorizó, entre otras cosas, la política educativa. La realidad es que si uno observa nuestro sistema educativo se refleja un proceso de democratización de acceso en todos sus niveles como nunca vivió en el pasado. Y es real que no estamos conformes con las respuestas que el sistema está dando, pero la única solución es jerarquizando la escuela. La escuela se jerarquiza con consensos e inversión.
-Es decir, ¿el proceso de inclusión cree que relegó la calidad del aprendizaje?
-No, yo no creo eso. Creo que no hay tensión entre inclusión y calidad. Es mentira lo que dicen aquellos que plantean que la democratización de acceso empeoró los resultados. Lo que nos termina dando peores resultados es no haber sostenido las políticas educativas. Sabemos que la escuela no está dando las respuestas que nuestra sociedad necesita, pero también recargamos a la escuela de responsabilidades cuando desde la política no acompañamos.
-Una de las medidas en materia educativa del kirchnerismo fue la creación de universidades, sobre todo en el conurbano, que algunos sectores cuestionaron y otros celebraron. ¿Se van a crear más universidades durante su gestión?
-Nunca crear una universidad, una escuela, un jardín puede ser cuestionable. Se puede discutir en qué lugar, bajo qué modelo, pero siempre la creación de una institución educativa debe ser celebrada por toda la dirigencia política. Creo que un ministro no debería definir la creación de una universidad. Tiene que haber una discusión profunda para ver si en algún lugar sería necesaria.
-¿En qué puntos diría que hay que avanzar en la planificación del sistema universitario?
-Diría que en toda la planificación. El perfil de estudiante que queremos para cada región de la Argentina. Hay muchas universidades que ya están trabajando en ese sentido. Cómo hacemos para que el perfil de ingresante se asemeje más allá de su origen, cómo hacemos también para vincular las carreras con los sectores productivos. Hay un gran desafío por delante.
-¿Qué va a pasar con la evaluación del sistema? ¿Van a seguir las pruebas Aprender y las participaciones en evaluaciones internacionales como PISA o las de la Unesco?
-Creemos que evaluar es central. Evaluar para saber qué tenemos que mejorar, para saber cómo logramos que las políticas educativas transformen la realidad de nuestras comunidades. Creamos una secretaría de evaluación e información para saber cómo están nuestros niños y saber qué tenemos que hacer para que nuestras escuelas sean motivo de orgullo.
-Después de los cuatro años o el tiempo que pase al frente de Educación, ¿cómo quieren que recuerden su gestión?
-Queremos institucionalizar un camino de consensos de cara al futuro. En parte creemos que hay que volver a las raíces. Por eso estamos relanzando el Plan Nacional de Lectura. Son las herramientas necesarias para una profunda transformación social de una Argentina que no puede esperar más. Nosotros, como responsables del ministerio de Educación, tenemos que llevar esa épica educativa de la que habló el Presidente a la práctica. Después de enfrentar la crisis social, la segunda prioridad va a ser la educación.
FOTOS: Adrián Escándar
VIDEO: Gastón Taylor
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