Después de un fallo adverso en la Corte Suprema, el gobierno nacional definió, a partir del decreto de necesidad y urgencia 406/2016, la devolución paulatina de los fondos de coparticipación a las provincias. Entre 2015 y 2018, los distritos tuvieron un aumento de 10 puntos porcentuales en recursos tributarios, pero ese incremento no se vio reflejado en una mejora de la inversión educativa, una de sus principales responsabilidades. Al contrario, en ese período el financiamiento provincial para la educación retrocedió un 15,6%.
En Argentina, las escuelas son de las provincias. Son ellas las que empujan la inversión educativa total. Les corresponde el 75% de la torta. El 25% restante le corresponde a Nación. Los datos, que se desprenden de un nuevo informe del Observatorio Argentinos por la Educación, muestran que el gasto educativo del país cayó 18,2% entre 2015 y 2018.
“3 de cada 4 pesos de la educación se gastan en las provincias y rara vez nos detenemos a ver la evolución del gasto, recursos y esfuerzo financiero en este nivel. Este informe es un paso en esa dirección. Continuar haciendo seguimiento del gasto de Nación, pero ampliar el foco e incluir las 24 jurisdicciones, estudiando la heterogeneidad que se observa en el plano subnacional”, dijo a Infobae Víctor Volman, director técnico del Observatorio.
En 2006, a través de la Ley de Educación Nacional, se fijó la meta de destinar el 6% del PBI a educación. Ese objetivo solo se cumplió un año: el 2015. A partir de 2016, se desplomó, incluso teniendo en cuenta que las provincias engrosaron sus arcas con mayores fondos de coparticipación.
Si se mira más para atrás y se toma el período 2005-2018, la jurisdicción donde la inversión educativa estuvo por debajo de la evolución de sus recursos coparticipables es la ciudad de Buenos Aires por amplio margen. Le siguen la provincia de Buenos Aires, Jujuy, Santa Fe y Santiago del Estero. Del otro lado, en Santa Cruz, Misiones, Salta, San Juan, La Pampa y San Luis el gasto en educación creció muy por encima de los fondos que recibieron.
Santiago del Estero es una de las provincias marcadas en rojo en el informe. En todos los indicadores que mide -evolución de la inversión, esfuerzo financiero y gasto por alumno- muestra deficiencias.
Alejandro Morduchowicz, especialista en educación, explicó: “Durante los últimos años cayó la inversión educativa en el país. Lo novedoso, esta vez, fue que los recursos de Coparticipación de Impuestos –principal fuente de financiamiento sectorial– disminuyeron para el Estado nacional, pero crecieron para las provincias. Por lo tanto, las jurisdicciones habrían estado en condiciones de incrementar la asignación de recursos para educación”.
Uno de los indicadores que observó el estudio fue el de “esfuerzo financiero relativo”. Eso implica el porcentaje del gasto público destinado a educación teniendo en cuenta la proporción de la matrícula que asiste a escuelas públicas. En ese punto, las provincias más flojas son La Rioja (22,6%), Santiago del Estero (23,8%), Formosa (24,4%), San Juan (25,7%), Catamarca (26,0%) y Jujuy (26,9%).
“En el federalismo fiscal-educativo argentino persiste una tensión irresuelta entre la Nación y las provincias respecto a qué nivel de gobierno y qué tipo de recursos debe destinar cada uno para financiar la educación. Planificar el financiamiento educativo que conecte recursos y calidad educativa es el desafío de este siglo. La búsqueda debería ser la justicia distributiva que promueva condiciones pedagógicas e institucionales en todas las escuelas del país”, planteó Agustín Claus, especialista en Economía de la Educación de FLACSO.
Santiago del Estero, Córdoba y Misiones son las provincias con menor gasto por alumno, siempre ajustado al costo de vida local. En tanto, las mayores erogaciones por estudiante la hacen Tierra del Fuego, Neuquén y CABA.
El informe destaca a dos distritos por los esfuerzos que emprenden en inversión educativa: La Pampa y Neuquén. En ambas el presupuesto destinado a sus escuelas creció por encima del incremento de sus recursos coparticipables entre 2005 y 2018 y, a su vez, muestran altos niveles de gasto por alumno.
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