Argentina tiene uno de los sistemas de formación docente más atomizados del mundo. Se calculan 34 profesorados por cada millón de habitantes, una proporción entre ocho y catorce veces mayor que otros países de la región. No obstante, el sistema continúa en expansión: en la última década, las provincias crearon en promedio 25,6 institutos por año.
Mientras que en Argentina hay 34 institutos de formación de docente por cada millón de habitantes, en Chile y México hay tan solo son 4 por millón, en Colombia hay 2,3, en Estados Unidos hay 3,6 y en Francia mucho menos: tan solo 0,5 por millón.
Los datos se desprenden de un nuevo informe del Observatorio Argentinos por la Educación. Allí se ve que entre 2009 y 2018 la cantidad de unidades de formación docente se aumentó un 17,7%: pasó de 1.298 a 1.528.
Los 1.528 institutos podrían ser motivo de orgullo, por tratarse de un sistema amplio y diverso, si no fuera por los problemas evidentes para controlar su calidad.
En una entrevista con Infobae, Guillermo Jaim Etcheverry, presidente de la Academia Nacional de Educación, había planteado justamente eso: “Es un disparate la cantidad de profesorados que tenemos. ¿Cómo se puede controlar la calidad de eso? Los países desarrollados tienen 30, 40, 50 como máximo. Hay que volver a valorar la carrera docente y eso se manifiesta también con mayores exigencias al ingreso”.
Mariano Palamidessi, profesor universitario y director de la Unidad de Coordinación del Sistema de Formación Docente porteño, señaló que la expansión comenzó ya a fines de la década del ‘60. “Fue la respuesta no planificada a la decisión de llevar la formación de maestros desde las Escuelas Normales hacia la educación superior no universitaria. Es una tendencia de largo plazo que no ha respondido a ningún tipo de decisión centralizada o coordinada sostenida en el tiempo”, indicó.
Del mismo modo, agregó: “El cambio del modelo formativo e institucional dio paso a un juego creciente y poco coordinado de actores estatales subnacionales (gobernadores, intendentes, legisladores en distintos niveles del Estado) y privados (confesionales y laicos, de diverso tipo) en la atención de demandas y en la creación de instituciones”.
Al respecto, Cecilia Veleda, directora del Instituto Nacional de Formación Docente, explicó: “Los institutos dependen de las provincias y son ellas las que los crean. Más allá de que Nación no tiene ninguna atribución, es clave garantizar condiciones de calidad en los institutos, tanto en la infraestructura, como en el equipamiento y la formación de los formadores. Y en muchos casos la expansión del sistema entra en tensión con este objetivo”.
La funcionaria insistió en la necesidad de mejorar la planificación del sistema para aprovechar el amplio abánico de profesorados y apuntó a la formación continua. “La Ley de Educación Nacional establece que el sistema debe también formar a los docentes en ejercicio. Habría entonces que planificar mejor el tipo de carreras en función de los perfiles que más se necesitan en las escuelas, con una buena formación de los formadores, para fortalecer en ese punto desde los institutos”.
En las provincias existe una fuerte asimetría. Chaco (81,3), La Rioja (74,7) y Catamarca (65,6) son las que mayor proporción de institutos tienen, en gran parte porque es la principal salida laboral para las mujeres. Del otro lado, la que menos profesorados tiene es Santa Cruz con 14. Pero incluso con ese indicador supera ampliamente a los otros países.
“Tenemos un histórico exceso de la oferta de formación docente, que hay que achicar. Si tuviéramos la proporción de países vecinos deberíamos pasar de más de 1.500 a 200. Lo que tenemos que hacer es un plan a 20 años que respete a la gente que trabaja en estas instituciones. Hay que dar tiempo, acreditar a las instituciones, ofrecer buenos retiros voluntarios para lograr 200 buenas instituciones. Esto requiere el compromiso de la sociedad, de los políticos, de los empresarios, de todos lo que no nos animamos a decir en voz alta las cosas que todos sabemos”, propuso Inés Aguerrondo, profesora de la UCA.
A contramano de una reducción, las provincias multiplicaron su oferta en la última década. La de gestión estatal fue la que más incrementó. Los profesorados públicos crecieron un 26,6 por ciento mientras que los privados aumentaron un 6.
En Chaco la oferta creció un 148,7%. Pasó de 39 profesorados en 2009 a 97 en 2018. Le siguen Corrientes (+128,0%) y La Pampa (+63,6%). En cambio, solo tres provincias registraron una disminución en su oferta: Córdoba (-6,5%), La Rioja (-3,3%) y Tucumán (-1,9%)
“La Argentina necesita resolver el problema de la notoria cantidad de institutos de formación docente, que manejan en su gran mayoría lógicas obsoletas de organización y gestión institucional, que no logran graduar en tiempo y forma, y que no avanzan en investigaciones serias que contribuyan a su mejora continua”, consideró Gabriela Azar, directora del Departamento de Educación de la UCA. “Se requiere un profundo sinceramiento social que ponga en la mesa de concertación –política, social, educativa, sindical– los resultados actuales: los niveles de graduación, la calidad de la oferta, la equidad en el acceso al conocimiento, la retención, el aprendizaje óptimo de todos, la evaluación, autoevaluación y coevaluación, y la práctica docente en todos sus sentidos”, continuó.
La cantidad de estudiantes aumentó en los últimos años. Hoy son más de 500 mil, pero las tasas de egreso siguen siendo muy bajas. Más de la mitad de los estudiantes que ingresa abandona al cabo del primer año y otro 20% después del segundo.
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