Después de 18 años, solo interrumpidos durante unos pocos meses, la izquierda perdió la conducción de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA). En su lugar, asumirá el reformismo, una coalición amplia que involucra a radicales, peronistas, socialistas e independientes.
Tal como se suponía, el reformismo se impuso en el congreso celebrado hoy en la Facultad de Medicina de la UBA. La lista reformista obtuvo 70 votos. Luego siguió la fórmula de Patria Grande con 35, la izquierda con 20 y Bicentenario con 5.
De ese modo, la fórmula que encabezaron Ramiro Fernández Sarraf, de la agrupación AFO de Odontología, como presidente y Matías Onorato (MLI - Ingeniería) como vice se quedó con el control de la FUBA.
Fernández Sarraf, flamante presidente de la federación, señaló: "El congreso logró reunificar a todo el movimiento estudiantil de la UBA. Durante la última década, la federación solo representó intereses de partidos políticos y fue reconocida únicamente por la alianza conducida por Patria Grande y el Partido Obrero, los grandes perdedores de la elección. Con la llegada del bloque reformista, comienza una nueva era”.
Desde el 7 de septiembre, cuando se conocieron los resultados de las elecciones en los centros de estudiantes y consejos directivos, ya se avizoraba una FUBA naranja. Es que en los comicios el reformismo logró una victoria contundente y la izquierda sufrió un revés histórico, quedando incluso como tercera fuerza en varias facultades.
En concreto, en las últimas elecciones -que fueron obligatorias- el reformismo recuperó cuatro facultades (Medicina, Psicología, Sociales, y Arquitectura), con diferencias abultadas que le permitieron sumar más delegados para la federación.
Con el cálculo en la cabeza, sabiendo que disponían de quórum propio, el lunes pasado presentaron una moción para que se adelantara la renovación de autoridades. La izquierda pretendía que recién se votara en noviembre, pero la mayoría en los centros de estudiantes (8 contra 5) aceleró los plazos.
La izquierda, en el último tramo en alianza con el kirchnerismo, condujo durante 17 años la FUBA, la federación estudiantil más numerosa de Sudamérica. Su presidencia solo se vio interrumpida durante unos meses el año pasado, cuando el reformismo se quedó con el control en un congreso que desató hechos de violencia en el rectorado y que incluso llevó a que se generara una FUBA paralela. Antes del fin de año anterior, ya con las elecciones consumadas, la izquierda pudo recuperar la federación.
De un año a otro se produjo un cambio notorio en los resultados electorales. Dentro de la universidad, lo asignan, en parte, a que este año las elecciones fueron obligatorias, por lo cual votan también estudiantes “menos politizados”. La otra razón la asignan a un desgaste en el modo en que conduce la izquierda.
Más allá de que la disputa está planteada en términos binarios, entre la izquierda y el reformismo, el mapa partidario es más difuso en la política estudiantil. Fuerzas que a nivel nacional son adversarias, aquí pueden ser aliadas. Parte del peronismo va junto al radicalismo; el kirchnerismo se alinea junto al trotskismo.
Las autoridades de la FUBA se renuevan todos los años. Sin embargo, por la contundencia de las últimas elecciones, en el reformismo creen que su conducción se extenderá y que a la izquierda le será difícil recuperar el control.
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