La inflación es sin duda el mayor problema de nuestra economía y de los argentinos. Y entre los múltiples rubros que componen el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el INDEC, el alza en los valores de los alimentos y bebidas sin alcohol es el más preocupante, que saltaron en la medición de febrero 9,8 puntos para cerrar el primer bimestre con un aumento del 17,2%, muy por encima de la medición general de los precios. Y lo peor es que en marzo las subas podrían seguir por encima de lo sucedido en el mes anterior.
En este sentido, las carnes tienen su peso propio dentro de la inflación, generando en algunos casos un fuerte impacto que puede sumar algunos puntos al IPC. Como en febrero fue la carne vacuna la que lideró las subas, en marzo lo fue la de pollo, por un motivo casi insospechado: la ola de calor. Según el presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, de enero a la fecha, el precio del kilo de pollo que salió desde los frigoríficos pasó de $420 a $520, lo que implicó un encarecimiento del 22%, que al público significó entre un 25% a 30%, con una gran proporción de los incrementos concretados durante este mes.
Según el último informe sobre precios del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), durante febrero el precio del pollo fresco tuvo nulo movimiento respecto a enero y el kilo, en promedio, se ubicó en $444 al público. Hoy, en algunas cadenas de supermercados, el producto se consigue a un valor que oscila entre los $500 y $600, mientras que en negocios de cercanía ese precio supera los $700 y llega a picos de más de $800. La pata y muslo, dependiendo el punto de venta, se vende entre los $600 y $700 el kilo promedio, mientras que la suprema puede ir de los $1.700 a $ 2.500 el kilo.
Según Domenech, la razón del alza en los precios no respondió a efectos de la influenza aviar, recientemente detectada en nuestro país y que ya ha afectado a algunos establecimientos productivos, sino que fue como consecuencia de la última ola de calor y a un menor peso de los animales, lo cual limitó la oferta. “El calor de este verano y especialmente los últimos 30 días ha sido extremo. Más allá de los sistemas de refrigeración que se pueden utilizar, se incorpora la restricción en la oferta de alimento durante el día. Esto conduce a falta de peso y disponibilidad del pollo ‘chico’, que el mercado lo castiga y le baja el precio y se resiste a comprarlo. Así, el poco pollo grande sube de precio por escasez y en parte arrastra al más chico, que por lo general se troza en pata y muslo y suprema”, explicó Domenech.
Domenech puntualizó que el animal “no engordó lo suficiente y hay una edad en la que es necesario faenarlo. Debían pesar 3,100 kg vivos y pesan, aproximadamente, 2,600 kg. Este peso te da un pollo sin plumas y sin vísceras de 2 kg. En el peso anterior te da sin plumas ni vísceras un pollo de 2,500 kg y ese es el peso que al consumidor le gusta” y agregó que la restricción alimenticia es “para no exponerlo a un infarto por exceso de calor y energía. Es común hacerlo en verano por periodos de 2 o 3 días, pero nunca durante 25 o 30 días como este año”.
De esta manera, el dirigente empresario desligó totalmente un impacto de la gripe aviar en los precios, ya que se sacrificaron solo 600.000 aves sobre una faena mensual de 65 millones y consideró que los próximos 25 a 30 días se recuperará el peso de los pollos y “todo se tranquilizará”.
Carne vacuna
El precio de la carne vacuna encontró algo de estabilidad durante marzo, sobre todo si se compara con el fenomenal salto que tuvieron los precios durante febrero. Durante dicho mes, los valores que pagó el consumidor escalaron un 28,9% y llevó el kilo de carne de $1.241 a $ 1.599,3. Si bien se prevé que los incrementos sigan, no se espera que lo hagan en estos términos.
Para el presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMYA), Leonardo Rafael, los precios de la hacienda en pie comercializada en Mercado Agroganadero de Cañuelas (MAG) subió hasta un 35% durante los primeros tres meses del año, mientras que los cortes al público se encarecieron entre un 30% y 32%. Más allá de este salto en los precios, Rafael entiende que el precio de la carne todavía se ubica por debajo de la inflación acumulada durante el último año entre 22 y 25 puntos, por lo que prevé que la recuperación se va a ir dando en momento donde falte la hacienda, como por ejemplo en los momentos de lluvias, cuestión que le permita acompañar la inflación.
“La carne va a ir ajustando teniendo en cuenta el índice de inflación. Si se queda rezagado de un mes a otro porque la oferta supera a la demanda, podría pegar un saltito más adelante, pero es algo lógico con los gastos que conlleva producir un kilo de carne en los engordes. Así que podría ir siguiendo a la suba general de la inflación”, dijo Rafael. En este sentido, ratificó que no tendría que haber “sobresaltos” en los próximos meses, por lo menos en lo que respecta a la oferta, ya que indicó que “hay hacienda para sacar de acá a julio, ya que muchos de los animales que dejaron los campos por la sequía tuvieron como destino el feedlot, lo que hace que hoy los corrales están llenos. Quizás tengamos más problemas con los faltantes de la hacienda más a fin de año, pero no ahora. Vemos un abastecimiento normal”.
Carne porcina
La carne de cerdo es la que, en el primer trimestre del año, se movió más acorde a la inflación de las tres principales carnes. Según el director de JLU Consultores, Juan Luis Uccelli, en lo que va del año el kilo vivo aumentó 14,5%, mientras que el kilo de carne al consumidor creció 15,7%, por lo que “perdió con la inflación y el dólar”.
Al respecto, el especialista marcó que la carne de cerdo está “mucho más competitiva, porque el vacuno recuperó el precio que perdió el año pasado y se empezaron a marcar de nuevo las diferencias entre ambas carnes. Hoy hay un spread importante y comparando el asado que hoy se consigue entre $1.600 y $2.200 y el pechito que se ubica entre $900 y $1100, da una diferencia del 40%. Además, estamos viendo un aumento muy importante en el pollo, que se está acercando al cerdo y ya, respecto a la salida de fábrica, solo hay un 12% de diferencia”.
Para Uccelli, “el cerdo está subiendo como tiene que subir y se está adecuando al bolsillo de los argentinos y compite con las dos carnes, por lo cual debemos tener precios competitivos con la carne vacuna y que tenga cierta competencia con el pollo. El inconveniente que estamos teniendo es que el costo de producción sí sube más que el costo de vida y ahí estamos teniendo un desfase que está afectando a la producción”. El precio va a seguir subiendo a una tasa cercana a la inflación, siempre por debajo. Lo que sí es que va a haber un problema con los costos de producción., y hay muchos productores que por la sequía, han perdido su producción de granos y no tienen espaldas para comprar. El estado tendría que dar una amparo para que no se vayan de la actividad”.
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