A lo largo del presente año el campo argentino enfrentó diferentes situaciones adversas que impidieron expresar el potencial que el sector tiene, en un contexto internacional de elevada incertidumbre por el rebrote de coronavirus en varios países, especialmente en China, y el ataque de Rusia a Ucrania, que derivó en una alta afectación a la economía mundial como consecuencia del incremento de precios de los alimentos y la energía.
Sin embargo, el mundo sigue generando oportunidades para aumentar la producción y los niveles de exportaciones, en esa necesidad de demandar más alimentos. Pero las oportunidades hasta el momento no pudieron ser aprovechadas por los productores por el contexto climático, la crisis de la economía y las políticas oficiales.
Pese a todo esto, el 2022 será recordado por el año de mayor aporte de divisas del campo y la agroindustria a través de las exportaciones, con un escenario de precios internacionales que en todo el período se ubicaron en niveles históricos, más allá de la volatilidad que hubo en los mercados. Según las últimas estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el presente año cerrará con las exportaciones totales cerca de los USD 90.000 millones, de los cuales la agroindustria aportaría USD 41.877 millones, con el mes de abril que se transformó en el de mayor ingreso con USD 4.420 millones.
Pero el año que se está despidiendo planteó muchos obstáculos para los productores. Uno de ellos fue el climático. El 2022 comenzó con temperaturas altas, ausencia de precipitaciones e incendios que impactaron de lleno en la franja del litoral del país, especialmente en la provincia de Corrientes con más de 1.000.000 de hectáreas afectadas y pérdidas económicas que superaron los 80.000 millones de pesos para el sector productivo. Y el cierre de esta nueva etapa encuentra al campo con una profunda sequía que complicó a los cultivos de invierno, como trigo y cebada, retrasó la siembra de soja y maíz y complicó el panorama al resto de las actividades, como a la ganadería, lechería y economías regionales.
Además de la sequía, el campo sufrió en los últimos meses el efecto de las heladas tardías. El clima se transformó en el principal problema de los productores. En la encuesta que realizó la Universidad Austral a comienzos de este mes sobre las expectativas para los próximos 12 meses, el 51% de los 406 productores consultados dijo que en 2023 estará peor en lo financiero y el 68% ve directamente un escenario negro para todo el sector agropecuario.
La principal razón de esta desazón recae en el clima, que con el 58% de las respuestas pasó a ser la principal preocupación, seguido por la incertidumbre política con el 39%, y la inestabilidad macroeconómica con el 27 por ciento. Del resto de las respuestas se destacan la falta de financiamiento y acceso al crédito (20%) y en menor medida, la rentabilidad (14%), además de otros temas tranqueras adentro.
Otros problemas
Amén de con la adversidad climática, los productores debieron afrontar niveles de inflación de casi el 100% anual e incrementos de los costos de producción, en especial por mayores valores de agroquímicos y fertilizantes, debido a la invasión rusa y la guerra en Ucrania. A todo esto hay que sumar la elevada presión impositiva: en especial, las retenciones a las exportaciones del agro, especialmente en soja con el 33%.
Por otro lado, para la producción fue difícil enfrentar el 2022 con los diferentes tipos de cambio y una brecha cambiaria que en algunos momentos del año superó el 100%, y que perjudicó al momento de realizar cualquier tipo de operación de compra de insumos y venta de mercadería. El reclamo de los dirigentes del campo al Gobierno fue de unificar el tipo de cambio y generar previsibilidad a partir de esa decisión. Un pedido que todavía sigue vigente por parte del campo. También hay que mencionar que en dos oportunidades, el Gobierno dispuso un tipo de cambio diferencial para acelerar las ventas de soja, mediante el mecanismo denominado dólar soja.
También el 2022 se caracterizó por la continuidad de las restricciones a las exportaciones que dispuso el Gobierno nacional. Por un lado, recordar que hasta el 31 de diciembre del 2023 está vigente la prohibición para comercializar el mundo los siete principales cortes de carne vacuna que se consumen en el mercado interno, como el asado, matambre, vacío, tapa de asado, entre otros. Por otro lado, siguen los volúmenes de equilibrio para trigo y maíz, los cuales limitan las exportaciones de ambos cereales.
Y en la tarea de los productores de adquirir los insumos necesarios para llevar adelante la actividad diaria y para las empresas elaborar los productos que demanda el mercado, el faltante de muchos de ellos también se convirtió en uno de los principales problemas del 2022. Hasta el momento, como consecuencia de las restricciones a las importaciones, sigue el faltante de insumos para sectores como la maquinaría agrícola, nutrición animal, entre otros. En cada una de las denuncias públicas que se realizaron de la situación, los diferentes sectores expresaron que es increíble que el campo y la agroindustria, generadores de la mayor cantidad de dólares que ingresar al país, enfrente las trabas oficiales.
A todo esto hay que sumar, que durante gran parte del año los productores y transportistas denunciaron el faltante de gasoil, el principal insumo que se utiliza en el campo para sus diferentes actividades. Fue una problemática que derivó en una protesta de camioneros independientes con cortes de rutas en muchas zonas del país. Y a eso hay que sumar que los problemas de infraestructura continuaron, complicando aún más la competitividad del sector, con el mal estado de caminos rurales, y rutas nacionales y provinciales.
A los problemas anteriormente mencionados, se sumaron los niveles de inseguridad rural que aumentaron durante 2022. En la parte final del año, las denuncias crecieron en zonas de la provincia de Santa Fe y donde el reclamo sigue siendo el mismo de siembre: mayor presencia policial en las zonas agropecuarias.
Relación con el Gobierno
Mientras el mundo, que está atravesado por el ataque de Rusia a Ucrania, sigue generando oportunidades para que Argentina se transforme en un abastecedor confiable de alimentos, la relación entre el Gobierno de Alberto Fernández y el campo no atravesó y no atraviesa por buenos momentos. En los últimos días los integrantes de las entidades agropecuarias decidieron no asistir a una convocatoria realizada por la Secretaría de Agricultura, argumentando que la reunión la habían solicitado con el ministro de Economía, Sergio Massa, ya que sostienen que ante la gravedad de la situación que atraviesan, “necesitan dialogar con funcionarios que tengan poder de decisión”.
Los dirigentes de la Mesa de Enlace han expresado durante el 2022 que todo se complica cuando se sientan en una mesa con funcionarios que “no entienden la problemática del campo, no saben como funciona el motor de la economía o bien todavía hay en sectores del Frente de Todos que tienen revanchismo con el campo por sucedido con la Resolución 125″, coincidieron los referentes de las entidades que representan a los productores, quienes también pidieron que la política en general “deje de ver al campo solamente como una fuente de recursos fiscales”.
El malestar y reclamo de los productores se expresó en el año que está por terminar mediante la organización de asambleas en diferentes puntos del país, y en abril pasado hasta con un tractorazo que recorrió las principales calles de la Capital Federal hasta llegar a Plaza de Mayo. Pero los problemas siguieron sin solucionarse, algo que generó divisiones internas entre los dirigentes y autovonvocados. Para muchos eso es algo que deberá corregirse para encontrar una salida a la actual problemática.
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