Según un informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), el precio de la carne no aumentó durante julio, sino que quedó estático en 0%, al momento de analizar el promedio de todos sus cortes. Esto quiere decir que el producto no solo quedó 7,4 puntos por debajo de la inflación mensual, sino que también presenta un considerable retraso en la comparación interanual, ya que los incrementos acumulados en los últimos 12 meses fueron del 59,6%, mientras que el índice general de precios se ubicó en el 71%.
Si se analiza la totalidad de los cortes, se puede observar que casi en partes iguales se dieron bajas, como así también leves subas. Los cortes que más subieron fueron la hamburguesa congeladas por cuatro unidades con un 5,3%, seguido por la carnaza común con un 2,1% y las hamburguesas caseras con 1,3%. En contraposición, los que más bajaron fueron la picada común en un 3%, la bola de lomo con el 1,7% y la cuadrada con el 1,1%.
Párrafo aparte merecen las carnes complementarias de consumo masivo, como lo son la aviar y la porcina. El relevamiento realizado por la institución arrojó que en julio el kilo de pollo fresco entero subió 4,3%, alcanzó los $ 353,12 y marcó un incremento interanual del 85,8%, casi 15 puntos porcentuales por encima de la inflación, mientras que el pechito de cerdo saltó 7,9% para ubicarse en los $ 755 por kilo y lograr un acumulado respecto al año pasado de 65,8%.
Las razones
Las razones que esgrimen los especialistas del sector ganadero para explicar esta suerte de estancamiento del precio de la carne confluyen en dos aspectos centrales: una abundante oferta de hacienda de consumo, que congela o deprime los valores de los animales, y una débil demanda producto del deteriorado poder adquisitivo de los argentinos.
En diálogo con Infobae, el presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMYA), Leonardo Rafael, sostuvo que “los precios a la fecha hace varios meses que no tienen movimientos, dado a que la oferta que está habiendo abastece bien a la demanda y los bolsillos están con un poder adquisitivo muy flojo. Esto hace que no traccione el valor, porque al estar en la mejor época del año, está saliendo el gordo y no hay movimientos de precios”.
Rafael entiende que el precio de la hacienda está atrasado “en un 30% a 40% en relación a lo que subió la invernada y el valor de los granos. Ahora, la realidad es que también con esta inflación y cuatro meses sin aumento, se espera una reacomodamiento de precios. Esto es estacional hasta septiembre y en octubre vamos a tener novedades en el valor de la hacienda”.
Por su parte, el presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales (FIFRA), Daniel Urcía, considera que esta situación de estabilidad en los precios de los animales y de la carne da cuenta de que no necesariamente el producto copia los movimientos de la inflación y, de hecho, consideró que hoy opera como una suerte de “ancla inflacionaria”.
“Hay que tener en cuenta que de alguna manera el precio de la hacienda y de la carne no traccionan en función de las corridas cambiarias e inflacionarias, sino que están más vinculadas a lo que es la oferta y demanda propia del sector. En una situación de deterioro del poder adquisitivo y en función de la oferta de la hacienda de consumo, el mercado está bien abastecido”, dijo Urcía.
“El precio de la hacienda y de la carne no traccionan en función de las corridas cambiarias e inflacionarias”, Daniel Urcía.
Corrección
Tanto como los especialistas coinciden en las causas, también lo hacen en las consecuencias y, en este sentido, dan por descartado que habrá una corrección en los precios en los próximos meses, y que la misma será de manera brusca. Es por esto que el director de la consultora Conocimiento Ganadero, Fernando Canosa, espera que “a partir del último trimestre del año se dé un cambio de precios”.
“Si uno analiza lo que sucede de manera histórica con el precio de la carne, se da cuenta de que este no sube por una escalera mecánica, sino a borbotones. Entonces, en algún momento vamos a ser tapa de diario porque van aumentar los precios, pero eso es lo normal, aun más con esta inflación”, señaló Canosa y estimó que el aumento podría ser del 30%, considerando que el precio hoy está atrasado entre el 20% y el 25%.
Al respecto, Rafael supone que la suba se dará “en un solo salto” y que el mismo oscilará entre el 30% y el 40%. “Es fuerte la suba, pero ya pasó el año pasado. De hecho está pasando todos los años porque está muy impredecible el comercio. La mayoría de lo ingresado en los feedlots es hacienda de los matarifes, que se aseguran su mercadería en cuanto a un punto de equilibrio. Pero con esta imprevisibilidad de que no pueden aguantar los números, se empiezan a descapitalizar y se genera un corte en la cadena”.
Por su parte, Urcía remarcó que “la lógica es que para octubre o noviembre la corrección deberá quedar por encima del interanual de la inflación. Siempre cuando se producen retrasos significativos, las correcciones quedan por encima. Por eso, si hay un atraso del 10%, lo lógico sería que se corrija entre 15% o el 20%”.
Pollo y cerdo
Al contrario de lo que sucede con la carne vacuna, julio fue un mes de considerables aumentos en las denominadas carnes complementarias, como lo son el pollo y el cedro. Como se dijo anteriormentre, la proteína aviar se encareció 4,3% en el pasado mes y alcanzó un acumulado en los últimos 12 meses del 85,5%, mientras que la porcina avanzó 7,9%, con una escalada interanual del 65,8%, mientras que hasta el momento, la vacuna se posicionó en torno al 60%.
Según explicó Canosa, estas subas, que siguen mucho más de cerca a la inflación, responden a los períodos de producción de un animal y los insumos que se utilizan para este propósito. “La carne de cerdo y de pollo tiene un intervalo intergeneracional mucho más corto que el de vaca, por lo que no responde a los mismos ciclos. La carne vacuna tarda tres a cuatro años para que llegue a la góndola, mientras que el pollo tarda 60 días y el cerdo entre 6 y 8 meses”, detalló el especialista.
“En cualquier parte del mundo, el pollo y el cerdo es más barato que la carne vacuna”, Fernando Canosa.
“Por otro lado, el impacto que los costos de la alimentación en maíz y soja para estos animales es mucho mayor que en el vacuno, cuyo 90% de la alimentación es a pasto. Dicho esto, hay que subrayar que en cualquier lugar del mundo, el pollo y el cerdo es más barato que la carne vacuna, por los costos de producción y debido a la eficiencia intrínseca biológica que tienen estas especies, lo cual los hacen más barato, por lo que, si bien van a aumentar, siempre su valor va a ser menor que en la carne vacuna”, puntualizó Canosa.
En la misma línea, Urcía marcó que al tener un ciclo productivo más corto estas carnes “copian más rápido los aumentos de los insumos, por eso el incremento que vimos en estos productos. Esto, indudablemente, genera que cuando suben mucho de precio, (el consumidor) se vuelca hacia la carne vacuna, hasta que corrige ésta y se da un diferencial que hace que la gente vuelva al producto más barato. Si hoy el consumidor analiza el costo de los productos y el rendimiento, es más conveniente comer carne vacuna”.
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