El aire acondicionado es un sistema diseñado para regular la temperatura, humedad y calidad del aire en espacios cerrados, proporcionando un ambiente confortable. Su uso se ha vuelto común en hogares, oficinas y establecimientos comerciales.
El funcionamiento de estos sistemas se basa en ciclos de refrigeración que requieren energía eléctrica, lo que genera un consumo energético importante, que varía dependiendo del tipo de equipo, su eficiencia energética, el tamaño del espacio a climatizar y las condiciones de uso.
Cuánta energía consume un aire acondicionado
El uso de aire acondicionado es una de las principales fuentes de consumo energético en los hogares y oficinas, especialmente en épocas de calor intenso. Un sistema de tipo ‘split’, comúnmente utilizado por su eficiencia y diseño compacto, consume alrededor de 1.000 Wh (1 kWh) de electricidad por hora. Esto representa un consumo mayor comparado con un ventilador estándar, que utiliza tan solo 60 Wh por hora, lo que indica que el aire acondicionado gasta más de 15 veces la energía requerida por un ventilador.
Cómo usar el aire acondicionado para consumir menos energía
El uso eficiente del aire acondicionado es clave para mantener el confort en el hogar sin incurrir en gastos excesivos ni desperdiciar energía. Existen diversas estrategias que permiten reducir el consumo energético y, al mismo tiempo, maximizar el rendimiento de estos aparatos.
Una de las primeras recomendaciones es aprovechar la temperatura natural en ciertas horas del día. Durante los momentos más frescos, es ideal apagar o reducir la potencia del aire acondicionado, dejando que el clima externo refresque el interior. Además, el uso de ventiladores puede complementar el enfriamiento, especialmente en áreas menos frecuentadas como pasillos. Estos, al consumir considerablemente menos energía, permiten mantener una temperatura agradable sin necesidad de recurrir exclusivamente al aire acondicionado.
El mantenimiento regular es otro aspecto fundamental. Limpiar los filtros y verificar el estado general del equipo antes de temporadas de calor intenso ayuda a evitar un consumo excesivo de electricidad. Asimismo, es esencial controlar la temperatura del aire acondicionado, manteniéndola entre 25 °C y 27 °C, ya que cada grado adicional hacia temperaturas más bajas incrementa el consumo energético en un 8%.
Por otro lado, cerrar puertas y ventanas durante el uso del aire acondicionado evita la pérdida de aire frío y ayuda a que el aparato no trabaje en exceso. Al mismo tiempo, proteger la vivienda del calor externo mediante cortinas y persianas contribuye a mantener una temperatura interior estable. En las noches, cuando las temperaturas suelen ser más bajas, es preferible utilizar ventiladores y ventilar la casa.
El lugar donde se instala el aire acondicionado también tiene un impacto en su eficiencia. Situarlo en zonas sombreadas y lejos de la luz solar directa, tanto en interiores como para las unidades exteriores, evita que el equipo se sobrecaliente y, en consecuencia, consuma más energía.
En términos de equipamiento, optar por modelos con tecnología inverter o con funciones de ahorro energético, como los modos eco y sensores de presencia, garantiza un uso más eficiente. Para los que aún no tienen aire acondicionado o planean renovarlo, es importante elegir dispositivos con etiquetas de eficiencia energética adecuadas a sus necesidades específicas, evitando tanto el subdimensionamiento como el sobredimensionamiento.
Cuánta energía consumen los electrodomésticos del hogar
El consumo energético de los electrodomésticos en un hogar promedio puede representar una parte de la factura mensual, especialmente si se consideran aquellos que están en funcionamiento constante o con un uso intensivo. Según un análisis realizado por Edesur para una vivienda típica de 70 metros cuadrados en el Área Metropolitana de Buenos Aires, el consumo promedio mensual alcanza los 267,97 KWh. Este cálculo incluye diversos artefactos comunes en los hogares y su frecuencia de uso habitual.
La heladera con freezer, al operar las 24 horas todos los días, tiene un gasto mensual de 68 KWh, siendo uno de los mayores consumidores de energía. De forma similar, el uso de aire acondicionado, limitado a tres días por semana, consume 65,33 KWh, casi igualando a la heladera. Por su parte, el secador de pelo, aunque de menor tamaño, puede llegar a consumir 22 KWh al mes si se utiliza durante 50 minutos diarios toda la semana.
Otros electrodomésticos como el lavarropas automático de 5 kg consumen 4,72 KWh al mes con dos usos semanales, mientras que el secarropas centrífugo incrementa este consumo con 6,84 KWh al ser utilizado cuatro días por semana. En cuanto a pequeños artefactos, una pava eléctrica de 1,7 litros, utilizada diariamente, representa un gasto de 5,29 KWh, y el uso diario del microondas puede alcanzar los 10,08 KWh.
El uso de dispositivos electrónicos también aporta al consumo energético total del hogar. Una computadora (CPU) encendida tres horas diarias gasta 19,90 KWh al mes, mientras que un monitor LED de 19 pulgadas, usado cuatro horas diarias, consume 2,77 KWh. En el caso de los televisores LED de 32 a 50 pulgadas, si hay dos en el hogar funcionando cinco horas diarias, el gasto combinado es de 28,35 KWh al mes.
Algunos dispositivos más pequeños, pero que también contribuyen al consumo, incluyen la planchita de pelo, que gasta 0,23 KWh al mes con cinco usos semanales de 25 minutos cada uno, y el cargador de celular, que para tres miembros de una familia cargando sus teléfonos diariamente consume 2,89 KWh mensuales.
La iluminación también tiene un impacto notable. Las lámparas LED, siendo una opción más eficiente, tienen un consumo relativamente bajo. Si hay 10 en el hogar, encendidas cuatro horas al día, suman 13,86 KWh al mes, en contraste con dos tubos fluorescentes, que generan un gasto de 5,67 KWh.