Los datos de consumo siguen registrando variaciones deplorables, al menos en términos interanuales. Es lo que refleja la última medición de Scentia, la consultora especializada en consumo masivo, según la cual en septiembre el retroceso alcanzó 22,3% en comparación con el mismo mes del año pasado. Tamaño derrape se atribuye no sólo al contexto recesivo actual sino también al alto piso de consumo del año pasado, cuando se registraban alzas poco frecuentes en torno al 15% a partir de agosto. En plena etapa electoral, ese alto nivel estaba sobreestimulado por la incertidumbre cambiaria, que impulsaba a los hogares a sobre-stockearse y a “ahorrar” en mercadería ante la expectativa de una devaluación latente que finalmente se produjo en diciembre. De ahí que de acuerdo con las estimaciones de Osvaldo del Río, director de la firma, en octubre y noviembre la estadística reflejará caídas similares, siempre comparado contra el año pasado.
En la comparación mensual, en tanto, los números son algo menos intimidantes ya que, según Del Río, el consumo se mantiene estable desde abril. Es decir que, en ese momento, se frenó el derrape aunque no logró mostrar síntomas de recuperación. “Las bases del año pasado, que eran altas, pesan mucho. Cuando miramos mes a mes, desde abril hasta ahora los volúmenes están estables, ni caen pero tampoco crecen”, dijo Del Río. “Octubre y noviembre van a ser muy parecidos porque son los tres meses del año pasado de bases más altas”, agregó. Es decir que, aun cuando no exista una marcada recuperación en los volúmenes de venta, a partir de diciembre lo más probable es que se reviertan las caídas ya que se comparará con períodos de niveles de consumo históricamente bajos.
En el acumulado del año, en tanto, el consumo cayó 13% mientras que comparados los primeros nueve meses del año con el mismo período del año pasado, el retroceso es de 10% según Scentia.
El impacto fue algo menos severo en el AMBA, donde hubo una merma de 14,1% mientras que en el interior del país, la caída llegó a 27,3% interanual.
Al igual que en los meses previos, también se registró en septiembre un reacomodamiento de las ventas de los distintos canales. Mientras en los supermercados del AMBA la caída fue de 19,4%, en los autoservicios y comercios independientes esa cifra se acortó a 4,5% dada la incidencia, el año pasado, de los programas de control de precios que regían para los supermercados y, particularmente en la región metropolitana. En el interior del país, donde esos controles eran más laxos o inexistentes, las cifras se invierten: la caída más fuerte la anotan los autoservicios y comercios independientes con una baja de 30,8% en sus volúmenes de venta mientras que los supermercados del interior acusaron un golpe algo menor, de 22,9%, en línea con la retracción generalizada.
En cuanto a los rubros que más se resintieron, lideran las caídas los consumos “impulsivos”, que se ubicaron 32,3% por debajo del año pasado, mientras que las compras de bebidas sin alcohol se redujeron en 26,7% y las alcohólicas 25,1 por ciento. En tanto, la categoría alimentación se retrajo 19,6% en promedio con una mejor performance de los productos perecederos, cuyo volumen cayó 16,8% en septiembre respecto al año pasado. Un desempeño similar (-16%) tuvo la categoría limpieza de ropa y hogar aunque higiene y cosmética también se ubica entre los que más cayó con una baja de 24.1% en el período.
En el acumulado del año, el rubro de alimentación es el que menos cae, con una variación negativa de 7.7%, lo que incluye a los productos perecederos que acumulan una reducción de 7,2% desde enero.