La inflación de octubre podría bajar a un dígito, luego de dos meses arriba del 12%. Sin embargo, será un alivio pasajero. El arranque de noviembre ya permite proyectar un importante rebote hasta niveles parecidos a los registrados tanto en agosto como en septiembre. Esta aceleración que ya se empieza a percibir es aún más significativa si se considera que el mes que acaba de arrancar presenta estacionalidad baja, es decir no hay subas que habitualmente recalienten el índice.
Varias consultoras que ya publicaron sus estimaciones de inflación de octubre coincidieron en que el índice se ubicó levemente por debajo del 10%. Ecolatina, por ejemplo, arrojó un aumento de 9,4%. “Los congelamientos aplicados a las tarifas de los servicios públicos (como energía y transporte), combustibles y tipo de cambio oficial, junto con los acuerdos de precios, fueron claves para evitar que la inflación volviera a superar el 10%”.
Eco Go, dirigida por Marina Dal Poggetto, midió algo similar. Octubre arrojó según esta consultora 9,4% y el acumulado de los últimos 12 meses ya asciende a 144,2%. Alimentos y bebidas estuvo casi en línea con la inflación general, alcanzando el 9,2%.
Algo llamativa de octubre es que la inflación de la última semana del mes es que el incremento de alimentos llegó a 2,3%. Esto fue inmediatamente después de las elecciones presidenciales y contrasta con subas de solo 0,7% en septiembre y de 1,3% en el cierre de agosto (tuvo cinco semanas).
Todos los indicios apuntan a un repunte fuerte de la inflación en noviembre, empezando por los aumentos de alimentos, pasando por el descongelamiento de combustibles y seguramente el regreso del ajuste del dólar oficial luego del ballotage. Podría volver a niveles de 12% ó incluso más
Esta suba de los alimentos sobre el cierre de octubre ya deja un alto arrastre para noviembre. Dentro de ese incremento está el importante salto además del precio de la carne, que tiene alta incidencia en el índice.
Pero además de los aumentos palpables en las góndolas, en noviembre ya arrancaron otros fuertes ajustes. El de 7,5% en los combustibles es posiblemente el más emblemático, contrastando con el congelamiento de los últimos meses. No solo le pega a la inflación de manera directa, sino que también presiona sobre los costos de toda la cadena de comercialización.
Ya se pusieron en marcha además aumentos en precios regulados como telefonía celular y cable, del orden del 10%, taxis subieron 25%, y el sueldo del servicio doméstico aumenta 12%.
Pero además todo hace pensar que inmediatamente después del ballotage se saldrá del congelamiento del dólar oficial, regresando al esquema de crawling peg. Esto fue reconocido por el propio Sergio Massa y es posible que sea una “prenda de cambio” para recibir el próximo desembolso del FMI.
Este descongelamiento del tipo de cambio oficial tendría efecto en los últimos diez días de noviembre, lo que también tendría un impacto en precios posiblemente sobre el cierre del mes pero sobre todo ya proyectando a diciembre.
En caso que la victoria sea de Javier Milei es posible que ese ajuste del tipo de cambio oficial, que presenta su mayor nivel de atraso desde 2017, se produzca todavía más rápido.
Las proyecciones de economistas y consultoras indican que la inflación del 2023 terminaría cerca del 180%, incluyendo una aceleración en noviembre y especialmente en diciembre. Para el primer trimestre de 2024 se podría llegar incluso a superar el 250%, considerando no sólo el ajuste del dólar oficial, sino también el descongelamiento de tarifas y un posible reacomodamiento de otros precios relativos.
Mientras tanto se espera que el próximo gobierno avance con un programa de estabilización, que permita ir bajando gradualmente la inflación. Pero para eso habrá que presentar un esquema creíble de baja del gasto público y eliminación del déficit fiscal, como primer paso para empezar con una desaceleración de los precios.