El impacto de la devaluación llevará la inflación de este mes, según el consenso de los economistas, a los dos dígitos. Particulamente la categoría alimentos reflejará el alto impacto de la suba del dólar pero también de medidas previas que se tomaron sobre fin de julio, como el dólar agro. La iniciativa, por lo que se pagaba a los exportadores de economías regionales y también maíz un dólar 30% por encima de la cotización oficial de ese momento, impactó esencialmente sobre el precio de la carne que siguió aumentando sobre el final de agosto a tal punto que el salto podría sumar hasta 4 puntos porcentuales al índice de inflación que se difundirá a mediados del mes próximo. Así lo indicó un estudio privado, en el que también se destacó, además de la devaluación, la incertidumbre que generó el resultado electoral.
El informe, sin embargo, hizo foco en el factor puntual del precio de la carne bovina, que suma fuerte presión al IPC. “Se estima que su precio podría haber llegado a $3.100 por kilo hacia fines de la tercera semana de agosto (promediando el valor de 18 cortes), con una variación desde el arranque del mes del orden del 55-60 por ciento. Por efecto sustitución, es de esperar que las otras carnes y proteínas animales también hayan tenido aumentos significativos”, advirtió un trabajo reciente del IERAL, a cargo de los economistas especializados en el sector agropecuario Juan Manuel Garzón y Franco Artuso.
El informe midió el impacto de la suma en el presupuesto de los hogares, en los que según se destacó el gasto medio en proteínas animales ronda el 8% del total en promedio, incluyendo no sólo la carne vacuna sino también chacinados, huevos, hamburguesas procesadas y otros productos. “Tomando este último porcentaje como referencia, y trabajando con un aumento de precios consumidor de este grupo de productos de entre el 40% y 50%, el aporte a la inflación de agosto podría estar en un rango de entre 3,2 y 4 puntos porcentuales”, advirtió.
Los especialistas aclararon que si bien resta medir la última semana del mes, que definirá si se mantiene o no el salto de precios, es muy probable que en agosto de 2023 se observe la mayor suba de precios en términos reales de la carne bovina de al menos los últimos 18 años (2005-2023). Ese aumento, por lo tanto, implica el mayor aporte a la inflación de este producto en la medición de los organismos oficiales.
Hacia atrás del mostrador en las carnicerías, Garzón y Artuso detallaron la fuerte suba de precios consumidor de carne bovina es la consecuencia del gran aumento en el precio de los animales en pie. Entre la tercera semana de julio y la tercera semana de agosto, el precio del novillito en el Mercado de Cañuelas (ex Liniers) subió un 70% aunque los factores que explican esa suba no lucen son tan evidentes. Entre las hipótesis se encuentran un posible desequilibrio por cuestiones estacionales entre la oferta y demanda de animales con destino exportación, la necesidad de recomponer márgenes en los feedlots afectados por “dólar maíz” y un traslado a precios muy veloz de la devaluación post PASO a los valores de la hacienda, por retracción y/o menor disponibilidad de animales.
“En cuanto a cómo pueden seguir los precios de la hacienda y la carne, debe monitorearse la respuesta del consumidor, si valida los nuevos valores o, por el contrario, se observa una retracción del consumo y, por el lado de los exportadores, si los negocios siguen siendo rentables a los nuevos precios, con un tipo de cambio que se quedaría en los $350 hasta las elecciones de acuerdo al Gobierno”, proyectaron los analistas, quienes destacaron que los precios en dólares de la hacienda local quedaron por encima de los valores de la región (Brasil, Paraguay, Uruguay), lo que limita la competitividad de los exportadores y pone cierto techo a los valores para las próximas semanas.
Seguir leyendo: