Del productor al consumidor, los precios de los agroalimentos se multiplicaron por 3,5 veces en mayo, precisa el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) que cada mes elabora el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Esto es, el consumidor pagó $3,5 por cada $1 que recibió el productor
La menor brecha se dio en el caso de los huevos, 2 veces. Esto es, el precio recibe la mitad del precio final, y la mayor se da en el caso de los limones, producto que el consumidor paga 14,8 veces lo que recibieron en promedio los productores del cítrico.
El estudio de CAME subdivide el IPOD entre productos frutihortícolas y ganaderos. En los primeros la brecha fue mayor, de 5,2 veces (ergo, el consumidor pagó 420% más de lo que recibió el productor), aunque a su vez esa brecha fue 22,4% menor de lo que había sido en abril. En el IPOD ganadero, que incluye 5 productos y subproductos, la brecha promedio fue de 2,9 veces (esto es, el consumidor pagó 190% más de lo que recibió el productor).
Acidez, dulzura suave y lágrimas
Los productos que tuvieron mayores brechas fueron, luego del limón, la naranja (cuyo precio se multiplicó en promedio por 8,5 de campo a góndola o verdulería), la zanahoria (6,8), la cebolla (6,6) y el zapallito (6,5).
Con todo, la brecha limonera disminuyó respecto de abril, ya que en mayo los precios en origen (al productor) aumentaron 6,1% y disminuyeron 10% en destino, mientras que los precios de la naranja bajaron en ambos extremos de la cadena de valor, a partir del aumento de oferta por el inicio de la temporada de la producción mesopotámica. Más contrastante fue el caso de la cebolla, cuyo precio aumentó 125,8% en origen, pero cayó 1% en destino, paradoja que CAME atribuye a que gran parte de la producción se exporta a Brasil y permite a los productores acceder a mejores precios. El zapallito, en tanto, aumentó en igual medida (16%) en origen y en destino, por “una mejora en la calidad de la producción”, dice el informe.
El segundo producto de menor brecha, luego del huevo, fue el pollo, que responde al mismo sistema de producción integrada. “Mientras el precio de los huevos aumentó 2,2% en origen y 10% en destino, el del pollo subió 5,4% al productor y disminuyó 4% al consumidor”, explica el informe. Otros productos de brecha baja fueron la frutilla (2,4 veces), la papa (2,5) y la calabaza (2,8).
En todo está el fisco
Cabe tener en cuenta, sin embargo, que según un reciente informe de la Fundación Agropecuario para el Desarrollo Argentino (FADA), que en promedio el 25% de lo que los consumidores pagan por la carne, la leche y el pan son impuestos.
En la carne vacuna, el 27% del precio final son impuestos, en el pan francés 23% y en el sachet de leche entera 25% de lo que pagan los consumidores. Y en los 3 productos se constata que de cada 4 pesos de esas cargas son impuestos nacionales. “En un kilo de pan hay más impuestos que trigo y harina, y en un kilo de carne hay más impuestos que lo que representa la cría en la composición del precio”, dijo Natalia Ariño, economista de FADA, al dar a conocer la última actualización de ese cálculo, que se revisa semestralmente.
Si se extrapola esa carga promedio a los precios de los agroalimentos en general significa que un IPOD de 3,5 (el resultado de mayo) equivale a una brecha aproximada de 1,87 “antes de impuestos”, aunque la reducción sería algo menor, teniendo en cuenta que parte de los impuestos pesan directamente sobre los productores.
Las brechas aumentan a medida que se estira la cadena de valor, por el margen que suma cada eslabón y porque sobre las ventas de cada uno pesa el más importante de los impuestos provinciales, Ingresos Brutos. En el caso de producciones frutihortícolas inciden además las tasas, contribuciones o “derechos” que imponen municipios y comunas. El más reciente “Vademécum tributario” del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) lista 148 tributos de los diferentes niveles de gobierno, incluidos 78 que, con gran creatividad, imponen las administraciones locales.
Y eso sin contar el tributo cuya alícuota lleva ya 6 meses de constante aumento, el impuesto inflacionario.
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