Más allá de la tersura y el estilo monocorde y burocrático de uso en los comunicados del FMI, el que colgó en su página web y difundió este sábado deja a las claras que tanto el staff, como la gerencia y el directorio del organismo no están satisfechos con la política económica del gobierno argentino, al que hace un año respaldaron con una refinanciación de USD 44.000 millones, que le significó al gobierno no tener que achicar la deuda con el organismo en ni siquiera un dólar hasta mediados de este año y empezarlo a hacer a cuentagotas desde entonces, a cambio de metas a priori muy poco exigentes.
Ahora, en cambio, dados los muy malos resultados que viene arrojando el programa -inflación superior al 100% anual y acelerando y dudas sobre la sostenibilidad de la deuda y de la enrevesada política cambiaria, que desmienten de modo rotundo la estabilidad que supuestamente provee una política aprobada por el Fondo- la entidad con sede en Washington decidió poner algunos puntos sobre las íes. No se trata de nada que no estuviera ya contenido en documentos previos, pero en boca de la ascendente subdirectora del Fondo, la economista Gita Gopinath, adquieren otro peso. A saber:
1-Políticas más fuertes
Por empezar, en su comunicado el Fondo subrayó que la Argentina necesita “un paquete de políticas más fuertes para salvaguardar la estabilidad” y si bien admitió la reducción de la meta de acumulación de reservas –aunque no especificó en qué magnitud- aclaró que no aflojará en la demanda de disciplina fiscal al aclarar que es “esencial” que el gobierno se atenga a la meta de déficit fiscal de 1,9% del PBI.
No se trata de una demanda extravagante y es de hecho –como señaló la oposición- mucho más blanda que las metas fiscales que en 2019, que fue también un año electoral, como este, le exigió al gobierno de Macri, que cerró ese ejercicio con un déficit fiscal de 0,5% del PBI, casi cuatro veces más exigente que la meta actual. Pero en el actual contexto, en que la sequía achicó no solo las exportaciones agroindustriales, sino que también limitará los aportes fiscales del sector, que en 2022 pagó al fisco, solo en concepto de retenciones a la exportación, más de USD 1,1 millones por cada hora del año. Ahora, sin embargo, el Fondo tal vez sospecha que además de no poder cumplir las metas de reservas, el gobierno remolonea con los ajustes que requiere cumplir la meta fiscal del Fondo.
2-Reducción más rápida de los subsidios (suba más rápida de las tarifas)
Por eso el comunicado incluyó también declaraciones de Gopinath, que si bien elogió “las políticas económicas más prudentes” de la segunda mitad de 2022 (esto es, las del actual equipo económico) a la vez advirtió que ante una situación económica “más desafiante” exigirá medidas de “alta calidad”. Específicamente, precisó, “mejorar la focalización de los subsidios a la energía y la asistencia social”, de modo de compensar el inevitable menor (respecto de 2022) aporte del campo.
En breve: esto es disminuir más y más rápidamente los subsidios al consumo de servicios públicos. O más directamente, aumentar más y más rápidamente las tarifas. Cosa que se dice fácil y se hace difícil: en el primer bimestre esos subsidios sumaron $225.000 millones y reducirlos limitándose a retirarlos solo a las clases medias y las más altas no alcanza porque, como señaló un informe de la consultora Economía y Energía, del especialista Nicolás Arceo, el consumo energético domiciliario de las clases bajas, aquellas consideradas “Nivel 2″ en el esquema que diseñó el gobierno y a la cual prometió no retirarle los subsidios- explicó el 61% del consumo energético total del mismo período.
3-Ralentizar las nuevas jubilaciones
Gopinath tampoco se abstuvo de recordar, como lo había hecho antes el staff, el peso que sobre las cuentas públicas tendrá la reciente moratoria previsional, un proyecto que fue sancionado con el impulso del kirchnerismo e implica la incorporación de hasta 800.000 nuevos beneficiarios al sistema jubilatorio, a un costo que la Oficina de Presupuesto del Congreso calculó en 0,32% para el primer año de vigencia de la moratoria y en 0,42% para el segundo. “El costo fiscal de la nueva moratoria de pensiones debe mitigarse a través de regulaciones estrictas para apuntar la entrada solo a aquellos con mayor necesidad”, dijo Gopinath. Esto supone una fuerte presión sobre Economía, que deberá arbitrar entre la exigencia del Fondo y las expectativas del kirchnerismo de sumar jubilaciones –y votos- en un año electoral.
4-Apretón monetario
La subdirectora del Fondo, en quien la número uno, Kristalina Georgieva, parece haber delegado el seguimiento del caso argentino, también dijo que es muy importante que el gobierno mantenga tasas de interés reales “positivas para hacer frente a la alta inflación y respaldar la demanda de activos en pesos”. Traducido, el Fondo remacha que las tasas de interés deben ser superiores a la tasa de inflación (que hoy, anualizada, es del 102,5% anual), otra contraindicación electoral.
5-Acelerar la devaluación del dólar y ordenar el mercado cambiario
Mientras Economía se ufana de haber reducido la brecha cambiaria (diferencia entre el dólar oficial y los distintos dólares “financieros”) a un rango de entre 80 y 90%, al Fondo ese logro le sabe a poco. Por eso, además de “aumentos adicionales” de las tasas de interés en caso de nuevos shocks inflacionarios o tensiones cambiarias (esto es, nuevos remezones del dólar), aborda abiertamente la cuestión señalando que la tasa de crawl (deslizamiento) del dólar oficial, “debería continuar apoyando la competitividad, con acciones para racionalizar el régimen cambiario y agilizar las exportaciones”.
Por si ese llamado a devaluar más rápido no fuera suficiente, Gopinath advirtió también la necesidad de que “la gestión de flujos de capital (eufemismo sobre los diferentes cepos), las prácticas de moneda múltiple (modo elegante de referir el festival de tipos de cambio) y las restricciones cambiarias también deberían eliminarse, ya que no sustituyen a una política macroeconómica sólida” (ergo: según el FMI, actualmente no la hay).
6-Atarle las manos al Banco Central
Por último, el Fondo advirtió que “las intervenciones del Banco Central en los mercados secundarios de bonos deberían limitarse a abordar los riesgos de estabilidad financiea”. Se trata de uno de los puntos ciegos del acuerdo vigente, que limita la asistencia directa del Central al Tesoro, pero no logró impedir la asistencia indirecta o por la puerta de atrás.
En definitiva, concluye el FMI en la voz de Gopinath, “es posible que se requiera un endurecimiento adicional de la política macroeconómica y modificaciones adicionales a la política cambiaria para salvaguardar la estabilidad macroeconómica”. ¿Ocurrirá? A sabiendas de las internas de la coalición oficial y que 2023 es en la Argentina un año electoral, el Fondo concluye advirtiendo que “el apoyo político a las políticas del programa sigue siendo fundamental en el período venidero”.
Si el programa fracasa, por la causa que fuere, el Fondo se ocupará de recordar estas advertencias con cara de “… te lo dije”.
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