Este sábado se celebró la Fiesta Nacional de la Vendimia, y si bien el evento tuvo el mismo color de todos los años, se realizó dentro de un marco de preocupación, condicionado por la extremadamente baja cosecha y los malos resultados de ventas de los últimos meses.
El propio ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, presente ayer por la mañana en el tradicional desayuno de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), reconoció que en los últimos años habían desaparecido 2.000 viñedos en la Argentina. Massa anunció que habrá “dólar Malbec”, en abril pero a cambio pidió que se mantengan precios bajos en la mesa de los argentinos.
Mala cosecha
El sector se mantiene fuerte en algunos aspectos, como en la calidad, la imagen y el crecimiento del enoturismo, pero tambalea en muchos otros. Uno de los factores más preocupantes es sin duda el productivo. Es que este año se completará la cosecha de uva para vinificar más baja de toda la historia.
Según el pronóstico de cosecha publicado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), esta temporada se obtendrán 15.352.900 quintales de uva, lo que representará una baja del 21% respecto a la temporada pasada, que ya de por sí había sido especialmente baja.
Por supuesto, el granizo, las heladas y las constantes olas de calor tuvieron mucho que ver con la caída, pero algunos referentes del sector productivo consultados por Infobae aseguraron que también hay otros factores que conducen a una tendencia decreciente en el mediano y largo plazo. Concretamente se refirieron a la crisis hídrica que atraviesa Mendoza (genera menores rendimientos) y a la imposibilidad de los productores de invertir lo suficiente en los viñedos para realizar las labores culturales y proteger a las plantas de las plagas.
Los precios
A lo largo de las últimas temporadas, ha habido una discusión constante por los bajos precios pagados a los productores de uva, al punto que en algunas temporadas el Gobierno se ha visto obligado a intervenir en el mercado. A esto se suman los mecanismos de pago, que de acuerdo a los referentes del sector productivo suelen ser pactados en cuotas y comenzando varios meses después de que se entrega la uva.
Este año, debido a la muy baja oferta, se espera que los precios suban. De hecho, la Mesa de Concertación planteó valores que van de $110 a $280 por kilo. Se trata de precios que resultan atractivos para las mayoría de los productores, aunque para algunas zonas con mayor calidad “se quedarían cortos”.
El punto, más allá de lo que está pasando esta temporada, es que los bajos precios pagados en las temporadas pasadas han tenido impacto en la rentabilidad de los productores, lo que de acuerdo a los referentes se está viendo reflejado en bajas de volumen e incluso la desaparición de unidades productivas.
Como se dijo, Massa hablo de “dólar Malbec”, pero pidió que se mantengan precios bajos.
El punto positivo para la industria, es que el ministro oficializó el lanzamiento de Proviar II, un programa de financiamiento que dispondrá de USD 40 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de USD 10 millones de parte del Estado Nacional para garantizar la modernización de la industria, lo que apunta a recomponer la situación de los productores afectados por la crisis de los últimos años.
“Proviar II financiará a MiPyMes y a pequeños y medianos productores para que puedan instalar sistemas de riego, mallas antigranizo, paneles y redes de Estaciones Meteorológicas, entre otros, para que puedan tener estabilidad y previsión de mediano y largo plazo”, señaló.
Exportaciones en baja
La industria vitivinícola tuvo un 2021 histórico en materia de exportaciones, alcanzado por primera vez una facturación de USD 822 millones en las ventas de vinos fraccionados. A partir de entonces, los números fueron siempre negativos.
En 2022, las ventas totales de vino fraccionado al exterior se desplomaron un 10% en volumen y un 6,6% en valor, lo que representó la pérdida de USD 54 millones para las bodegas.
También las exportaciones de mosto concentrado cayeron con fuerza el año pasado en términos de volumen (-22,6%), aunque una fuerte mejora del precio promedio internacional (creció 35,9%) permitió que los resultados en términos de facturación mejoraran un 5,2% (USD 6,1 millones más).
Este año la historia parece ser la misma. Las estadísticas de enero difundidas por el INV muestran una caída del 0,6% en las ventas de vino fraccionado y una baja del 14,1% en el mosto concentrado, en términos de volumen, aunque una vez más, las bajas cosechas de otros países productores apuntalaron los precios internacionales, permitiendo que la mala performance de los vinos argentinos no se traduzca en caídas en términos de valor (se facturó un 10% más en fraccionados y 23% más en mosto).
En parte, las bodegas asocian la caída a la pérdida de competitividad de los vinos argentinos y la imposibilidad de competir en los rangos “entry level” en el mundo. Por eso el sector celebró el anuncio del “Dólar Malbec”, que les permitirá tener un tipo de cambio diferencial para liquidar sus exportaciones desde el mes que viene.
“A partir de abril pondremos en marcha un mecanismo para fortalecer la competitividad exportadora de las economías regionales, comenzando por la vitivinicultura y poniendo el foco en ganar mercados y consolidar su crecimiento y su desarrollo productivo”, confirmó Massa a través de su cuenta de Twitter.
El mercado interno
Aunque gran parte de los reclamos del sector vitivinícola hacia las autoridades nacionales se centran en la falta de competitividad para exportar, lo cierto es que prácticamente el 75% del total de las ventas de las bodegas. Por eso, es una muy mala noticia que las ventas dentro del país se mantengan en baja.
De acuerdo a los datos estadísticos publicados por el INV, las ventas de vinos dentro del país se contrajeron un 1,3% durante todo el 2022 e iniciaron el 2023 con una caída del 4,3% en la comercialización de vino fraccionado (casi 2,5 millones de litros menos).
Toda esta situación de baja cosecha, problemas de precios y caída de ventas, contextualiza una crisis que lleva mucho tiempo conformándose y que hoy pone en riesgo la estabilidad de la “Bebida Nacional”.
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